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11-12-1997



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  SmithKline Beecham


ENFERMEDADES VASCULARES

Hipertensos maltratados

Los enfermos españoles no siguen la terapia recomendada y los médicos no recetan lo adecuado para el control de la tensión arterial elevada
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En España, sólo la mitad de los pacientes hipertensos sigue los tratamientos recomendados por sus médicos, y las terapias indicadas por estos especialistas están influidas, sobre todo, por los visitadores de los laboratorios farmacéuticos.

VICTOR CORDOBA

 

No produce síntomas pero es la patología más prevalente del mundo. Entre un 20% y un 25% de la población es hipertensa y tiene, por tanto, un riesgo significativamente elevado de sufrir, con el paso del tiempo, un accidente vascular cerebral, un infarto de miocardio o una insuficiencia cardiaca si no consigue bajar las cifras de su presión sanguínea.

No obstante, la mayoría de los estudios clínicos deja muy claro que hay algo en el tratamiento de la hipertensión arterial -por otra parte una patología de muy fácil control- que no va bien. La primera de las asignaturas pendientes en hipertensión es la de conseguir que los pacientes se tomen las pastillas que les ha recomendado el médico.

Caso español

En el último Medicina Clínica se publica un trabajo que demuestra lo mal que se cumple el tratamiento en España. El estudio, realizado por un equipo dirigido por el doctor Francesc Puigventós, del Hospital de Son Dureta de Palma de Mallorca, consistió en la revisión de todas la publicaciones que se habían realizado en nuestro país sobre este tema. Después de revisar 23 estudios, los autores concluyen que, en España, prácticamente la mitad de los enfermos no toma las medicinas que les han recomendado sus galenos.

De nada vale tratar de aplicar tratamientos de valor reconocido si luego los pacientes hacen caso omiso de lo que dice el médico y no cumplen sus recomendaciones. La hipertensión, la diabetes, la tuberculosis e, incluso, el sida son ejemplos muy claros de enfermedades crónicas en las que el porcentaje de pacientes que no se adhiere a las recomendaciones de sus médicos es muy alto. El caso de la hipertensión es quizá el paradigma más claro puesto que es una enfermedad que no suele molestar a quien la sufre, aún cuando esté deteriorando poco a poco el sistema cardiovascular del hipertenso.

"Hacen falta programas de educación para los enfermos, así como la implicación de diferentes estamentos sanitarios, como enfermeras y farmacéuticos, para conseguir mejores resultados con la hipertensión", afirman los autores.

El segundo problema que de alguna manera incide en la forma en la que la hipertensión se está tratando hay que buscarlo en las recomendaciones de los facultativos. "Los médicos que, por ejemplo, modifican el tratamiento de un hipertenso en el caso de que con el que han indicado en un primer lugar no consigan controlar las cifras de tensión arterial son menos del 20% del total", escribe en un editorial, en el mismo número de Medicina Clínica, el doctor Angel Puras del Servicio de Medicina Interna del Hospital General de Albacete.

Claro que lo más preocupante cuando se lee la opinión de Puras es constatar que la mayor influencia que tienen los galenos a la hora de recetar productos contra la hipertensión viene de los visitadores de los laboratorios farmacéuticos. "En España, los estudios indican que el 60% de los médicos receta de acuerdo a lo que han escuchado a los representantes de la industria. Un 30% se instruye leyendo revistas del sector y sólo un 15% obtiene información de congresos médicos", afirma Puras.


Caso omiso a los consejos

Hace ya cinco años que se publicó en EEUU el protocolo para el tratamiento inicial de la hipertensión en casi todos los pacientes. Según las autoridades sanitarias de ese país, la primera línea de la terapia con fármacos antihipertensivos aún la forman los diuréticos y los betabloqueantes. Estos medicamentos, además de ser más baratos que los que han llegado con posterioridad al mercado, tienen evidencia científica que avala su capacidad de salvar vidas. Pero a pesar de sus excelencias y su precio, en el tratamiento de la hipertensión, los diuréticos y los betabloqueantes han perdido su cuota de mercado en favor de los modernos fármacos. En un reciente Journal of the American Medical Association se publica un trabajo en el que unos expertos de la Universidad de California demuestran que se están pagando, sin sentido científico, más millones de dólares de los necesarios en el tratamiento de la hipertensión. El porqué está pasando ésto es algo difícil de explicar. Según la doctora Margaret Winker, editora del JAMA, "hay que hacer un esfuerzo para que en el tratamiento de algo tan común como la hipertensión, los médicos hagan caso a las recomendaciones que han surgido después de prolongados debates entre expertos de reconocida solvencia".


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