Salud para todos en el año 2000 fue una frase pretenciosa. Faltan
sólo dos años para que se alcance la fecha que se puso la
Organización Mundial de la Salud (OMS)
hace ya tiempo para cumplir sus optimistas previsiones. Sin embargo, no
sólo no se van a cumplir sino que, de no mediar cambios en su cúpula
directiva, la OMS se va a desprestigiar mucho más de lo que ya lo
está.
Dentro de pocos días se reunirán en Ginebra los 32 miembros
del Consejo de Administración de la organización para elegir
un nuevo director general. De acuerdo con muchos expertos de prestigio,
la sustitución de Hiroshi Nakagima, máximo responsable de
la OMS durante muchos años, por un profesional con carisma, prestigio
y capacidad de liderazgo es algo imperativo. Si las tesis políticas
y el compadreo entre diversos países prevalecen sobre la necesidad
de un giro muy marcado en la directiva de la OMS, y no se elige al mejor
profesional posible, la organización perderá definitivamente
el tren que conduce a la mejora de la salud de todos los habitantes del
planeta.
Los británicos, apoyados por publicaciones de prestigio como
The Lancet y British Medical Journal, han sido sobre todo los que han denunciando
reiteradamente la relativa inoperancia de la OMS en los últimos
años. La razón de esa inoperancia se debe al pésimo
papel que ha realizado el doctor Nakagima. Aunque se reconoce la existencia
de avances en la inmunización de la mayoría de la población
mundial, y eso hay que apuntarlo al haber de la OMS, también se
pone de manifiesto que las tareas que hay que realizar son de tal magnitud,
que nunca como ahora ha sido tan necesario un liderazgo de gran talla moral
y técnica.
El Banco Mundial está patrocinando 154 proyectos de la OMS de
mucha envergadura, por valor de 13.500 millones de dólares. "Sin
excelentes profesionales muy motivados, designados según su currículum
y sus habilidades y no en función de compromisos políticos,
jamás llegarán a buen puerto esos proyectos", publicaba
en un editorial la revista The Lancet el pasado mes de septiembre.
Hace 50 años que se creó la OMS y durante ese tiempo casi
todos los países han mejorado sus condiciones de salud de forma
marcada. Sin embargo, en este final de siglo, los problemas se acumulan
y el mundo se ha hecho mucho más complejo e interdependiente. De
la misma forma que la economía de un país repercute en la
de otro, con la salud puede pasar lo mismo. La idea de que la salud de
una zona depende de la de otra no es una frase vacía, sino un hecho
basado en la epidemiología. Hoy más que nunca es necesaria
una OMS fuerte que sea capaz de cumplir algún día su famosa
promesa de "salud para todos".