El Mundo
275 
8-01-1998



Navegante
de salud



Enviar mensajes

salud@el-mundo.es


  SmithKline Beecham


SOCIOBIOLOGIA

Atrocidades patológicas

Una hipótesis pretende explicar el comportamiento agresivo en las masacres
________________________

Un investigador de Los Angeles publica en "The Lancet" una hipótesis con la que pretende explicar el comportamiento agresivo en masacres como las de Ruanda, Auschwitz o Bosnia. Lo ha denominado síndrome E.

MYRIAM LOPEZ BLANCO

 

Todos hemos visto en los periódicos alguna de las fotografías tomadas en masacres como las de Ruanda, Auschwitz o Bosnia. En algunas, incluso, aparece el asesino, consciente de la presencia del reportero, disparando impasible a su víctima. Estos individuos son capaces de degollar mujeres, aplastar niños o estampar bebés contra una pared (como se describía uno de los últimos atentados perpetrados en Argelia) y, después, volver a su hogar -donde les aguarda una familia- y hacer vida normal como si nada hubiese pasado.

¿Hay alguna explicación para estos comportamientos? ¿Puede una situación social provocar cambios en el cerebro y hacer que las personas normales, no violentas, pasen a ser asesinos en serie? El doctor Itzhak Fried, investigador del Brain Research Institute de la Facultad de Medicina de UCLA, en Los Angeles, cree que sí, que estos comportamientos podrían explicarse, al menos en parte, con lo que ha llamado síndrome E, según publica en uno de los últimos números de The Lancet.

Según Fried, estos individuos -que suelen ser varones de entre 15 y 50 años de edad- padecen una especie de fractura del conocimiento que se produce por un fallo en el desarrollo del neocórtex cerebral, y no por la manifestación del cerebro primitivo desinhibido, como se ha postulado en otras ocasiones.

Fried dice que en todos los genocidios se repiten los mismos comportamientos, el mismo patrón psicológico, y que esto sugiere un síndrome común. "No se trata de un síntoma general de agresión humana, y no debería confundirse con el comportamiento de determinados individuos que llevan a cabo sólo actos de homicidio repetitivos. Estos últimos son una parte muy pequeña de la población, y suelen tener un historial de psicopatología", escribe Fried. "Tampoco debería confundirse el síndrome E con las manifestaciones que aparecen normalmente en tiempo de guerra, en combate".

Los signos y síntomas

Este neurobiólogo de origen hebreo ha descrito los síntomas y signos que distinguen a estos grupos y que, si se reconociesen a tiempo, podrían servir para aislarlos y prevenir las atrocidades de las que son capaces:

- Necesidad de repetir actos de violencia. Estos individuos son lo que se podría llamar agresivos compulsivos: no perdonan la vida de ninguna de las víctimas.

- Ideas obsesivas. Están obsesionados con una serie de creencias que frecuentemente van dirigidas contra un grupo minoritario. A menudo estos individuos utilizan metáforas como limpieza para justificar su violencia.
La combinación de los síntomas descritos en el apartado anterior (la repetición de los actos agresivos) y las ideas obsesivas recuerda a los síntomas de los obsesivos-compulsivos.

- Perseverancia. Su comportamiento persevera aunque las circunstancias cambien.

- Baja reacción afectiva. La mayoría de asesinatos perpetrados por estos individuos no les altera emocionalmente.

- Hiperexcitación. La repetición de actos violentos provoca frecuentemente una sobreexcitación, que es mayor cuanto mayor es la magnitud de la masacre.

- El lenguaje, memoria y capacidad para resolver problemas permanecen inalterados.

- Habituación rápida. En las primeras fases del síndrome, el individuo se acostumbra rápidamente a los actos de violencia.

- Separación. Llevan una vida familiar normal, mientras que paralelamente matan a otras familias.

- Dependencia del entorno. Su comportamiento depende anormalmente del entorno, lo cual explica que puedan separar su vida normal de los actos agresivos que cometen. La obediencia a la autoridad y la dependencia de un grupo de apoyo son dos ejemplos.

- Contagio en el grupo. El entorno del grupo refuerza el síndrome y facilita su propagación. La mayoría de individuos integrantes responde de manera uniforme a los estímulos, y estas respuestas sirven a su vez de estímulo para el resto.

Ha habido intentos de identificar otros factores de riesgo del síndrome E, como ciertos rasgos del carácter (personalidad autoritaria, obediencia a un jefe). Sin embargo, se duda de su existencia, porque los grupos violentos son muy heterogéneos. Un ejemplo son los batallones de policía alemana de la Segunda Guerra Mundial, en los cuales el 80% se convirtió en asesino de mujeres y niños y sólo el 20% se negó a participar.


© El Mundo