JOSE LUIS DE LA SERNA
El boom de las modernas técnicas que permiten que las parejas
infértiles lleguen a tener hijos merece una reflexión crítica.
Se gasta mucha tinta hablando de los problemas éticos que pueden
derivarse de ser madre a la edad en la que hay que ser abuela, del alquiler
de úteros, de la donación y la compra de óvulos, de
qué se debe hacer con los miles de embriones congelados que existen
en el mundo y de otras cosas más que, en el tratamiento de la infertilidad,
inciden en la ética. Pero se ha escrito poco del drama de la gran
mayoría de aquéllos que recurren a la ciencia para perpetuar
su descendencia: los pobres resultados que se obtienen de ella.
En el 80% de las veces que las parejas recurren a una fecundación
in vitro o una inyección intracitoplasmática de espermatozoide,
la técnica fracasa. Esto es algo que se sabía, pero que se
ha certificado por primera vez, y oficialmente, al publicarse los resultados
de la mayor encuesta que se ha realizado hasta la fecha sobre el tema en
todo el mundo. Los famosos centros de control de enfermedades de Atlanta
(los CDC) han avalado una investigación entre cientos de clínicas
en EEUU que realizan reproducción asistida y han comprobado que
la media de éxito de sus técnicas es sólo del 19,2%.
La difusión que ha obtenido esta investigación ha creado
una fuerte polémica en el mundo. Aun reconociendo los adelantos
que ha hecho la medicina en el terreno de la infertilidad, existen voces
críticas que insisten en la necesidad de informar a las parejas
sobre las posibilidades reales que brinda la fecundación artificial.
Cualquiera que vaya a someterse a este tipo de técnicas tiene que
estar dispuesto a pasar por muchas pruebas médicas y por un estrés
psicológico importante -eso sin contar con el elevado coste que
generan estos procedimientos-, a la vez que tiene que aceptar que los resultados
serán pobres en un 80% de los casos.
Sobre todo si la edad de la mujer y, por tanto, la de sus óvulos
es de más de 32 años. A medida que la mujer de la pareja
infértil se adentra en la treintena, menos posibilidades hay de
conseguir un embarazo a término. Esa es la razón que permite
que, en EEUU, esté proliferando la donación de óvulos.
Ahora ya es posible saber por Internet qué mujeres en EEUU venden
algunos de sus óvulos por 750.000 pesetas.