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19-02-1998



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  SmithKline Beecham


NEUROCIENCIA

Imanes para las lesiones cerebrales

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NEIL BOYCE

New Scientist/El Mundo

Alterar con campos magnéticos los impulsos eléctricos que emite el cerebro podría algún día ayudar a las personas a recuperarse de ciertas lesiones, como de ataques de apoplejía y de los dolores crónicos que se producen tras las amputaciones, según un estudio publicado en The Journal of Neuroscience.

Leonardo Cohen, Ulf Ziemann y Brian Corwell, del National Institute of Neurological Disorders and Stroke, cerca de Washington DC, se preguntaron si los campos magnéticos podrían inhibir o potenciar la plasticidad del cerebro. Al aplicar un campo magnético oscilante al cráneo, una técnica llamada Estimulación Magnética Transcraneal (TMS), es posible inducir impulsos eléctricos en la corteza cerebral.

Desde mediados de los años 80, los neurólogos han empleado la TMS para realizar diagnósticos y estudiar el estado de las fibras nerviosas, comprobando si aún pueden provocar contracciones musculares. Algunos investigadores han propuesto la utilización de campos magnéticos en el tratamiento de trastornos psiquiátricos.

El equipo de Cohen simuló, con la colocación de un torniquete en el codo de los siete participantes del estudio, la pérdida de actividad de las fibras nerviosas que ocurre tras una amputación. Después de colocar electrodos sobre los bíceps de los voluntarios, para detectar cualquier tipo de contracción muscular, los investigadores aplicaron electroimanes sobre las zonas motoras del cerebro. "Era una corriente eléctrica minúscula, aunque con suficiente potencia para activar cierto número de neuronas", explica Ziemann.

El equipo descubrió que la amputación del antebrazo alteraba la representación espacial que hacía el cerebro del muñón. Y los músculos respondieron notablemente cuando los investigadores colocaron los imanes en el lado del cerebro que controlaba la extremidad amputada. Pero cuando se colocó el imán en el otro lado, los bíceps reaccionaron como si no hubiese torniquete. El resultado sugiere que la estimulación de regiones carentes de plasticidad puede inhibir la plasticidad de otras zonas motoras.


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