PABLO JAUREGUI
Según las teorías de ciertos médicos alternativos,
los seres humanos somos campos de energía que interactuamos con
el campo de energía ambiental que nos rodea. Estos curanderos aseguran
que muchas enfermedades pueden curarse con ciertas terapias de tacto que
pueden regular los equilibrios de energía de las personas. Sin embargo,
un estudio científico acaba de desmitificar por completo esta idea.
Emily Rosa, una niña de tan sólo 11 años, ha sido
quien ha ideado este trabajo. Ayudada por su madre, enfermera y uno de
los miembros del National Therapeutic Touch Study Group, Emily ha batido
todo un récord en Medicina: es la investigadora más joven
que aparece como coautora en un estudio científico.
El sencillo experimento, que acaba de ser publicado en el Journal of
the American Medical Association (JAMA),
ha bastado para derribar los principales mitos de esta medicina mágica.
Un grupo de investigadores convocó a 21 profesionales que decían
ser expertos en las llamadas terapias del tacto, para comprobar si realmente
eran capaces de detectar los campos de energía humanos.
Estos médicos alternativos colocaron sus dos manos con las palmas
hacia arriba, sobre una superficie lisa y por debajo de una barrera que
les impedía ver. Entonces, una niña colocó una mano
por encima de una de las manos de estos especialistas (sin tocarla), y
los investigadores les pidieron que averiguaran dónde estaba la
mano de la niña, mediante la percepción de su campo energético.
Esta sencilla prueba sirvió para demostrar que, en la mayor parte
de los casos, los médicos alternativos no eran capaces de averiguar
la posición de la mano de esta niña. A cada uno de ellos
se le concedieron diez intentos para percibir el campo energético
y determinar si la mano de la niña estaba más cerca de su
mano izquierda o derecha. Al final del experimento, se comprobó
que estos practicantes de las terapias del tacto sólo habían
acertado en un 47% de las ocasiones (menos incluso que el 50% de aciertos
que cabría esperar de las leyes de la probabilidad).
Teniendo en cuenta que la percepción de campos energéticos
es el principio básico en el que se fundamentan todas las terapias
basadas en el tacto, los investigadores que han llevado a cabo este experimento
consideran que "las pretensiones de este tipo de prácticas
no tienen ninguna base científica y, por lo tanto, su uso profesional
no es justificable".