MYRIAM LOPEZ BLANCO
El ISIS-2 es un estudio que dura ya años. En él participan
más de 17.000 pacientes que están siendo monitorizados para
ayudar a desvelar cuáles son los beneficios de la terapia con fibrinolíticos
y con aspirina para la enfermedad cardiaca. En su día, este y otros
ensayos demostraron que era imperativo atender a los pacientes que sufren
un infarto de miocardio inmediatamente después de los primeros síntomas,
y que la terapia con estos fármacos salvaba muchas vidas. Pero ni
éste ni otros estudios habían llegado a averiguar cuál
es el efecto a muy largo plazo. Es decir, si los beneficios de estos medicamentos
se mantienen.
Los últimos resultados del estudio ISIS-2, que se acaban de publicar
en la revista médica British Medical
Journal, demuestran que la eficacia a largo plazo (más de 10
años) de estos fármacos se mantiene.
Se compararon tres tipos de tratamiento en personas que habían
sufrido un infarto agudo de miocardio: la estreptoquinasa intravenosa (1,5
MU en una hora), la aspirina oral (162 miligramos diarios durante un mes),
y la combinación de ambos fármacos (que se empezaron a administrar
inmediatamente después del infarto).
Para ello, lógicamente, se eligió un grupo de pacientes
que estaba en las primeras 24 horas desde que aparecieron los primeros
síntomas del infarto y que continuaron con el tratamiento.
Las dos comparaciones principales fueron: la mortalidad entre el grupo
que tomó estreptoquinasa frente a los que recibieron una inyección
de placebo y la mortalidad entre los que tomaron aspirina diariamente en
comparación con los que recibieron placebo en tabletas. Por último,
se observó un grupo que tomaba una combinación de estreptoquinasa
junto con aspirina. El beneficio de estos tratamientos persistió
a lo largo de los más de 10 años de seguimiento en los tres
grupos.