El Mundo
306 
31-07-1998



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MEDICINA PREVENTIVA

Vacunas de ADN

Los expertos investigan nuevas formas de inmunización
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PATRICIA MATEY

 

El arma más eficaz y que mayor protección ofrece a la Humanidad frente a uno de los enemigos más temidos, las enfermedades infecciosas, es la vacuna. Gracias a ella, el ser humano ha conseguido mantener a raya patologías que durante siglos han provocado millones y millones de muertos.

Hoy, los científicos y las industrias farmacéuticas a las que pertenecen están trabajando en una nueva forma de inmunización, -las vacunas de ADN- que puede convertirse en el gran negocio de estas compañías y en el escudo defensivo contra muchos de los enemigos invisibles del hombre. Con el logro de nuevas formas de inmunización se podrían prevenir 12 millones de muertes anuales en todo el mundo.

De hecho, y gracias a la revolución tecnológica que actualmente asiste a los científicos, ya están en marcha ensayos en humanos para probar la eficacia y la seguridad de vacunas de ADN contra el virus influenza (el de la gripe), la malaria, el VIH, la hepatitis B, el virus herpes simple, el cáncer de colon, y el linfoma de células T cutáneas. Al mismo tiempo, otros estudios en animales están tratando de demostrar la efectividad de esta forma de inmunización contra el virus Ebola.

Las vacunas de ADN logran que sea el propio huésped el que desarrolle el antígeno contra el germen inyectado, ofreciendo así una protección eficazmente superior frente al patógeno que invade el organismo.

La diferencia entre esta forma de inmunización y la tradicional es que la primera es capaz de estimular una respuesta inmune en los lugares donde las vacunas convencionales suelen fracasar. Así, las vacunas de ADN activan una respuesta de todas las células del sistema inmune, por lo que su efectividad es mayor. Por el contrario, las vacunas convencionales sólo funcionan activando una respuesta humoral, es decir de los anticuerpos, por lo que se consideran menos eficaces.

No obstante, y a pesar de que el futuro de las vacunas de ADN tiene esperanzados a los científicos, existen algunas dudas, aún sin resolver, sobre su seguridad. Se desconoce si estas vacunas pueden llegar a provocar carcinogénesis o si la circulación de ADN tras inyectarse en el huésped puede acabar afectando a las células germinales, provocando problemas de tolerancia al patógeno en la descendencia. La posibilidad de que las personas inmunizadas de esta forma desarrollen enfermedades autoinmunes también está siendo contemplada.

A pesar de estas incógnitas, la revolución de las vacunas está en marcha. Los científicos trabajan en la manipulación genética de ciertos alimentos, como la patata o el plátano, para lograr formas de inmunización comestibles contra la Escherichia coli, o con leche como vacuna contra la malaria.


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