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Número 207. Jueves, 20 de Junio de 1996

GINECOLOGIA

El "boom " del aborto químico

Los fármacos metotrexate y misoprostol podrían sustituir a la RU-486

MYRIAM LOPEZ BLANCO

La combinación de fármacos metotrexate-misoprostol podría llegar a ser una alternativa para la RU-486, la "píldora abortiva " creada hace 16 años y que sólo está comercializada en cuatro países.

Es tan antiguo como la humanidad. Desde la antigŸedad, muchas mujeres que se han enfrentado a un embarazo no deseado han recurrido al aborto. Y, hoy en día, aunque se tiende a evitarlo por las consideraciones sobre la vida del feto, se realizan en el mundo entre 50 y 60 millones de abortos cada año, la mayoría de ellos ilegales, clandestinos e inseguros. Hierbas, pócimas mágicas, prácticas espiritistas, agujas punzantes, catéteres urinarios, sustancias tóxicas y acciones de todo tipo se siguen empleando para expulsar el embrión no desesado en muchos países del tercer mundo. Y, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, unas 500.000 mujeres mueren anualmente a consecuencia de estos abortos peligrosos.

En las últimas décadas, los científicos han ido descubriendo técnicas cada vez menos invasivas para llevar a cabo el aborto en el primer trimestre del embarazo. Cuando apareció la píldora abortiva francesa RU-486, se pensó que las clínicas abortivas iban a acabar desapareciendo. Sin embargo, los problemas sociales y políticos impidieron que el método se extendiese por todo el mundo y, hoy en día, después de 16 años, sólo está legalizado en Inglaterra, Suecia, Francia y China. Mientras tanto, los científicos han seguido investigando y parece que tienen entre manos otra "bomba " contra los grupos antiabortistas. A finales de agosto del año pasado, el New England Journal of Medicine publicó un estudio con el que el doctor Richard U. Hausknecht del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Mount Sinai de Nueva York demostraba que la combinación de dos fármacos, el metotrexate y el misoprostol, eran otra alternativa a los métodos quirúrgicos para interrumpir el embarazo. El 96% de 176 mujeres abortaron con éxito después de tomar la medicación.

Además, ambos fármacos están extendidos por todo el mundo y es relativamente fácil acceder a ellos. El misoprostol es un análogo sintético de las prostaglandinas (PGE) -que causan las contracciones uterinas- que está comercializado en 72 países para prevenir y tratar la úlcera gástrica. El metotrexate, en cambio, es el quimioterápico más estudiado de todos los que existen y está legalizado en unos 300 países. Desde hace más de diez años, el metotrexate se utiliza en ginecología para tratar el embarazo ectópico o extrauterino, y, desde hace 40, también para el embarazo intrauterino molar (la enfermedad llamada mola hidatiforme) sin alterar la fertilidad de la mujer. El metotrexate también se prescribe para tratar algunos tumores epiteliales y otras enfermedades como la artritis reumatoide o la psoriasis.

Según los resultados del estudio, estos fármacos eran seguros, efectivos, accesibles, baratos (más baratos que la RU-486) y de fácil uso. Las desventajas eran, por un lado que se tarda más tiempo en finalizar con la gestación que con la RU-486. Y, por otro lado, que el metotrexate puede provocar malformaciones en el feto, en el caso de que no se produzca el aborto (aunque, cuando el aborto médico no se produce siempre se recurre al quirúrgico). En el estudio de Hausknecht, cinco o siete días después de la inyección de metotrexato la mujer volvía a la consulta del médico donde se le insertaba un supositorio vaginal con misoprostol. Dos días después, algunas mujeres terminaban su embarazo y otras tenían que recibir una segunda dosis del supositorio vaginal.

Para los grupos antiabortistas, el método farmacológico utilizaba a las mujeres como conejos de indias porque en realidad no se sabía cuáles serían los efectos a largo plazo sobre la fertilidad y sobre el ciclo menstrual de la mujer. La dosis administrada para la interrupción del embarazo es única y mucho menor que la que se emplea para el resto de terapias. Sin embargo, la accesibilidad de los fármacos empezó a preocupar seriamente a algunos expertos. Si, según la ley, un fármaco aprobado para un fin puede prescribirse para otros propósitos, el estudio de Hausknecht sugería posibilidades insospechadas. Por ejemplo, podría darse el caso de que algunos médicos adoptaran el método antes de que se realizasen nuevos estudios comparativos de mayor envergadura. De hecho, aunque la FDA no ha aprobado este fármaco como abortivo, los médicos en EEUU pueden prescribirlo para este propósito. Y lo mismo ocurre en España.

Por eso, tanto Hausknecht como la FDA y otros investigadores como el doctor Creinin -de la Universidad de California en San Francisco, y autor de otros estudios anteriores similares al de Hausknecht, que aparecieron en revistas como Contraception o JAMA en 1994- se apresuraron a advertir a los facultativos que esperasen a que las cosas estuviesen más demostradas. "El nuevo estudio proporciona más información a la comunidad médica sobre el uso de drogas abortivas -declaró Creinin-. Pero, sólo porque aparezca en el New England Journal of Medicine no significa que los médicos tengan que empezar a utilizarlo. Primero tienen que aprender a informar a los pacientes y a saber afrontar las complicaciones que podrían aparecer ". El doctor Hausknecht, por su lado, señaló: "No se puede ser definitivo con 178 casos, y ni siquiera con 300. Necesitamos ensayos mucho mayores para asegurarnos de que el método es seguro ".

Investigar más

Y eso es precísamente lo que se está haciendo desde entonces: investigar más. La semana pasada, en el 4² Congreso Europeo de la Sociedad Europea de Contracepción celebrado en Barcelona se presentaron los resultados muy preliminares de algunos estudios que se están realizando en la actualidad. Todos los resultados parecen coincidir en que el metotrexate-misoprostol es eficaz para interrumpir el embarazo sin efectos secundarios importantes. El doctor Philip D. Darney, colaborador de Creinin, repasó los resultados obtenidos en los siete ensayos realizados en los últimos seis años sobre esta combinación de fármacos a la que se empieza a llamar la RU-486 del tercer mundo. En todos los casos, el éxito obtenido en la interrupción del embarazo fue muy alto.

Un equipo de científicos españoles y cubanos están llevando a cabo en estos momentos un ensayo con 300 mujeres a las que sólo han administrado misoprostol. El estudio comenzó el pasado 6 de mayo en el Hospital Docente Gineco-obstétrico "Eusebio Hernandez " de La Habana, en Cuba, y finalizará el mes próximo. Hasta la fecha, se han obtenido un 86% de abortos con éxito (es decir, sin necesidad de pasar por quirófano). Ni la RU-486 ni la combinación de metotrexato y misoprostol funcionan en el 100% de los casos y ninguna de las dos puede tomarse después de las primera etapa del embarazo. Pero, sin duda, los fármacos abortivos podían hacer desaparecer casi por completo las clínicas para abortos.

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