Hemeroteca    Ultimo número Número 210. Jueves, 11 de Julio de 1996

MEDICINA DEPORTIVA

Lesiones olímpicas
Los científicos estudian hoy de forma más sistemática que nunca las consecuencias negativas de los abusos en el deporte, que pueden llegar a ser especialmente graves en los niños que empiezan su carrera deportiva.

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PABLO JAUREGUI
Records, ¿ hasta cuándo?
Lesiones olímpicas. Gráfico
El funcionamiento de los músculos. Gráfico
Lo importante en las Olimpiadas no es ganar, sino participar." Pierre de Coubertin, el célebre pionero francés que resucitó la tradición de las olimpiadas hace ya casi un siglo, definió con estas palabras la filosofía del gran acontecimiento deportivo que una vez más volverá a celebrarse dentro de ocho días en la ciudad de Atlanta.
Sin embargo, la realidad es que para los atletas olímpicos, ganar casi siempre ha sido, y sigue siendo, el objetivo más importante. Miles de hombres y mujeres por todo el mundo se someten cada día a entrenamientos verdaderamente sobrehumanos para poder superar a sus rivales y subir a lo más alto de un podio.

Los atletas olímpicos no sólo quieren participar, sino ganar medallas para su país, y con frecuencia sus ambiciones deportivas pueden hacerles poner en riesgo su salud, e incluso sus propias vidas. En el deporte, como en casi todo, existe el uso y el abuso.
Una dosis moderada y controlada de ejercicio físico siempre es beneficiosa para nuestro organismo, pero los excesos deportivos de algunos atletas pueden provocar trastornos muy graves. En los últimos años, según afirmaba un informe publicado la semana pasada en la revista Nature, muchos investigadores han empezado a estudiar de una forma más sistemática, las consecuencias negativas que pueden acarrear los abusos deportivos.
Entrenamientos duros
Hay que tener en cuenta que si los atletas profesionales no han dejado de batir récords mundiales durante las últimas décadas, ésto se debe principalmente a que sus entrenamientos se han hecho cada vez más duros. Por ejemplo, la cantidad de kilómetros que cubren los corredores de medio o largo fondo en sus entrenamientos diarios se ha triplicado durante los últimos 30 años. Pero los problemas de salud que a menudo sufren muchos deportistas han revelado que la naturaleza puede pasar una factura muy alta a cualquier individuo que abuse demasiado del ejercicio físico.
En primer lugar, con frecuencia muchos atletas suelen sufrir todo tipo de fracturas, roturas e inflamaciones como consecuencia del uso excesivo de ciertos músculos, huesos o articulaciones. Afortunadamente, en la mayoría de los casos este tipo de problemas pueden corregirse con el tiempo. Sin embargo, cuando las víctimas de este tipo de lesiones son niños, las consecuencias pueden ser mucho más graves.
Para tener éxito en algunos deportes, como por ejemplo la gimnasia o la natación, generalmente es necesario comenzar a entrenar de una forma rigurosa antes de llegar a la adolescencia. Esto puede suponer riesgos considerables para los niños que se embarcan en una carrera deportiva a edades tan tempranas.

Según un estudio reciente, el 11% de las niñas que se entrenan para convertirse en futuras gimnastas sufren fracturas en las vértebras de la espalda, un porcentaje cuatro veces mayor que el del resto de la población. Como a esta edad sus cuerpos se están desarrollando, en su caso, estas lesiones pueden ser mucho más difíciles de corregir.
Sin embargo, generalmente un buen entrenador suele saber cómo planificar adecuadamente las sesiones de trabajo para evitar este tipo de problemas. Mucho más peligrosos son todos los trastornos relacionados con el sistema cardiovascular y el respiratorio. Los ataques cardiacos, aunque no suelen ser muy comunes, a veces pueden producirse repentinamente tras un esfuerzo físico excesivo.
De hecho, 490 años antes de Cristo, el ganador del primer maratón de la historia, Pheidippides, falleció de un infarto al llegar a la línea de meta en Atenas, tras decir sus últimas palabras: "¡Alegráos, hemos ganado!"
Generalmente, los ataques cardiacos suelen producirse cuando un gran esfuerzo físico agrava algún defecto congénito de corazón que ya padecía el atleta en cuestión. Sin embargo, algunos ciclistas profesionales han sufrido infartos sin haber tenido ningún problema previo de este tipo.
El asma es un problema mucho más común que también puede llegar a tener consecuencias mortales. Según el informe publicado en Nature, entre un 10 y un 15% de los deportistas sufren síntomas de asma provocados por sus entrenamientos. Sin embargo, por lo general este problema puede tratarse con inhaladores que dilatan los bronquios, cuyo uso está permitido por las federaciones deportivas.

Muchas mujeres atletas, por otra parte, sufren problemas graves relacionados con su sistema reproductivo, como consecuencia de los entrenamientos intensivos a los que se someten diariamente. Según un estudio realizado por el Royal National Orthopaedic Hospital de Londres, más de la mitad de las mujeres que compiten a nivel internacional en deportes como el ciclismo, el remo y el atletismo padecen alteraciones anormales en su ciclo menstrual.
Al mismo tiempo, más del 60% de las gimnastas pierden por completo su capacidad para menstruar, y a muchas otras el periodo les llega siempre más tarde de lo normal. Los investigadores creen que ésto se debe a que el estrés físico y emocional que sufren estas atletas interrumpe la segregación normal de sus hormonas.
Los hombres tampoco se libran de este tipo de problemas. Se ha comprobado, por ejemplo, que en general los corredores de maratón producen una cantidad muy baja de espermatozoides. Pero quizás el descubrimiento reciente más importante que ha salido a la luz en el campo de la medicina deportiva es el hecho de que al parecer, los entrenamientos intensivos que realizan los atletas profesionales pueden reducir considerablemente la efectividad de su sistema inmunológico. Esto es algo que se sospechaba desde hace tiempo, ya que diversos estudios habían sugerido que los atletas tenían una vulnerabilidad anormal a los resfriados y a la gripe.
Sistema inmune
Ahora, varios científicos han conseguido confirmar de una forma contundente que el ejercicio físico puede debilitar las defensas del organismo humano. En uno de ellos, por ejemplo, el investigador B.K. Peterson del Centro de Investigación Muscular, en Copenhage, ha demostrado que una sesión intensiva de entrenamientos puede reducir considerablemente la cantidad de linfocitos en la sangre de un ser humano durante veinte horas, tanto en atletas profesionales como en aficionados.
Otro trabajo, realizado por la investigadora Laurel MacKinnon de la Universidad de Queensland, en Australia, reveló que los niveles de anticuerpos en la saliva de los ciclistas se reducen en un 70%, tras dos horas de pedaleo.
Y finalmente, el trabajo de E.D. Bateman y sus colegas de la Universidad de Capetown, en Sudáfrica, ha demostrado que los corredores que consiguen las mejores marcas en la prueba del maratón tienen niveles muy bajos de glóbulos blancos y una vulnerabilidad muy alta a las infecciones respiratorias, tras haber participado en una de estas carreras.
Muchos atletas también sufren periodos largos de fatiga, e incluso depresiones, como consecuencia de sus excesos. Para solucionar este problema, que al parecer se debe a una reducción de glóbulos rojos, es necesario realizar entrenamientos muy ligeros durante dos o tres meses, hasta que el atleta pueda recuperar su ritmo normal.
Tentación de las drogas
Ante todos estos problemas, no es de extrañar que muchos atletas caigan en la tentación de recurrir a las drogas para intentar superar las limitaciones de su naturaleza humana. Aunque se supone que toda ventaja artificial está prohibida por el Comité Olímpico Internacional, no cabe duda de que algunos deportistas acaban recurriendo a las trampas sintéticas, como bien demostró el caso de Ben Johnson. En algunos casos, el consumo de estas sutancias se descubre en los controles anti-doping, pero es inevitable que algunos atletas "se salgan con la suya".
Las drogas que suelen utilizar los atletas podrían dividirse en tres grupos: estimulantes, analgésicos narcóticos y los agentes anabolizantes.
Sin embargo, aunque a corto plazo un atleta pueda mejorar sus marcas con ayuda de las drogas, a largo plazo la utilización de estas sustancias puede resultar extremadamente peligroso.

El abuso de los estimulantes puede incrementar la presión sanguínea de una forma muy peligrosa, los narcóticos pueden crear fuertes dependencias psicológicas y fisiológicas, y los agentes anabólicos pueden disminuir el tamaño de los testículos en los hombres, y alterar el ciclo menstrual en las mujeres.
A pesar de que en los últimos años las autoridades deportivas han intentado ejercer un control muy estricto sobre estas ventajas artificiales, el problema es realmente complejo, ya que en cuanto se prohibe una sustancia, con frecuencia alguien desarrolla una manera nueva de ayudar a los atletas.
En algunos casos, resulta muy difícil establecer si un determinado producto es "natural" o "artificial". Por ejemplo, algunos atletas toman creatina, una sustancia que puede encontrarse en la carne o en el pescado, y que puede ayudar a los músculos a producir energía. El campeón británico de 110 metros valla, Colin Jackson, toma cada día 20 gramos de creatina, diez veces más que lo que normalmente se encontraría en una dieta normal.
¿Ayuda "natural" o trampa "artificial"? La pregunta no es fácil. Lo que sí esta claro es que los atletas olímpicos, por encima de todo, sueñan con la posibilidad de lucir una medalla de oro, y que para ello están dispuestos a arriesgarlo casi todo, incluyendo su propia salud.

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