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VICTOR CORDOBA

Cincuenta y tres aviones de la compañía australiana Qantas llevan a bordo un botiquín especial. Los australianos, además de un maletín de primeros auxilios, tienen un monitor del ritmo cardiaco provisto de un desfibrilador inteligente.

EL MUNDO

Los aviones de la American Airlines tendrán monitores cardiacos.

Así, el aparato es capaz de lanzar automáticamente una descarga eléctrica en el tórax del pasajero si éste se encuentra en fibrilación ventricular y, consecuentemente, en parada cardiaca y pre mortem. La fibrilación ventricular es la principal razón de muerte súbita y ésta es a su vez el peor problema de salud que puede sufrir un pasajero cuando se encuentra en pleno vuelo. Los resultados de los cinco primeros años de experiencia con desfibriladores portátiles y automáticos han sido presentados por los médicos de Qantas la semana pasada en Anaheim, California, en el transcurso de la reunión anual de la American College of Cardiology. El desfibrilador se ha utilizado en los aviones australianos muchas veces, pero en 22 ocasiones lo ha sido en un intento de resolver otras tantas paradas cardiacas ocurridas a 10.000 metros de altura.

Los sobrecargos de los aviones de Qantas han recibido entrenamiento especial y saben cómo aplicar el desfibrilador si un pasajero sufre un colapso en vuelo. La combinación de entrenamiento, contacto por radio con un centro médico australiano y la capacidad del desfibrilador de hacer automáticamente un diagnóstico del ritmo cardiaco es lo que ha hecho posible que cinco de los 22 pacientes en fibrilación ventricular fueran resucitados. Por otra parte, cuando no es posible salvar al enfermo, el tener la certeza de que un pasajero está sin pulso y en un ritmo cardiaco caótico e incompatible con la vida, a pesar de los intentos realizados con el desfibrilador, ha permitido a los comandantes no precipitarse a la hora de desviar el vuelo.