INTERNET
domingo 16 de Febrero de 1997


¿Trabaja o Se Divierte?
Los juegos se 'comen' la jornada laboral de algunos empleados

Manuel Seara Valero


La informatización de las oficinas y las nuevas superautopistas de la información han creado una nueva forma de absentismo laboral que empieza a ser preocupante en algunos países como Estados Unidos, donde el uso de los ordenadores está actualmente casi tan extendido como el de los teléfonos. En muchas empresas se han detectado grupos de empleados que acuden a sus puestos de trabajo con total normalidad, pero en lugar de dedicar sus esfuerzos a tareas productivas, pierden el tiempo disfrutando de juegos por ordenador del tipo Buscaminas, Tetris o Solitario, que suelen estar incluidos en sistemas operativos como Windows 95, por ejemplo. Estos juegos, muy fáciles de utilizar, son los protagonistas de muchas partidas disputadas en soledad, o con un coro de mirones alrededor. Windows 3.11 para trabajo en grupo, un programa de uso estrictamente laboral, incluye no obstante juegos como el denominado Corazones para jugar en grupo entre varios compañeros de la misma oficina, cada uno desde su ordenador y sin tener que moverse de su sitio. Además, estos sistemas son multitarea, o lo que es lo mismo, permiten tener abiertas varias aplicaciones a la vez. Pulsando rápidamente las teclas 'Alt' y 'Tabulador', se dispone de un excelente sistema de atajo para burlar al jefe que esté con la mosca detrás de la oreja.

Coartada.

Como por arte de magia, la apasionante partida de cartas se convierte en una aburrida hoja de cálculo o en una triste carta de negocios que sirve al empleado de coartada y que demuestra, al menos a simple vista, que está trabajando normalmente. Desaparecido el peligro, se repite la operación y aparece de nuevo el tapete cibernético, para reanudar la partida justo donde se había dejado. Muchos programadores son conscientes de que los juegos van a ser utilizados en el puesto de trabajo, y han diseñado las llamadas teclas 'antijefe', un dispositivo que interrumpe la partida y muestra en su lugar un procesador de textos que en realidad, no sirve absolutamente para nada, pero que proporciona una apariencia respetable al empleado, que puede disimular como si estuviera absolutamente concentrado en su labor. Nadie sabe a ciencia cierta las horas de trabajo perdidas delante de la pantalla de un ordenador... Pero lo que sí es cierto es que ya empieza a cundir cierta preocupación entre algunos empresarios, que temen una caída en la competitividad de sus trabajadores. A la sombra de este fenómeno, que brinda una nueva oportunidad de negocio, comienzan a proliferar empresas que se han especializado en acabar con el escaqueo cibernético. En Francia, DVD Software ha editado un programa capaz de borrar más de 4.000 juegos conocidos en los discos duros de los ordenadores.

En nuestro país, hay firmas especializadas en este tipo de servicios, orientadas en principio a proteger el software y los datos contenidos en el ordenador, frente a cualquier peligro potencial como por ejemplo, el acceso a la información por personal no autorizado, copia ilegal del software de la empresa, miradas indiscretas, espionaje industrial, etcétera. Las estrategias diseñadas por estas empresas son de gran utilidad para reprimir el ocio electrónico, e incluyen desde la definición de los perfiles de los usuarios que pueden acceder a los ordenadores, hasta la supresión de ciertas aplicaciones como los videojuegos, pasando por cortar directamente por lo sano, limitando directamente el uso de determinados dispositivos físicos del ordenador, llámense 'disqueteras', 'puertos en serie' o simplemente los CD-ROMS. De esta forma, se suprimen los juegos instalados en el ordenador y se impide que los empleados puedan traerlos de casa en disquetes o compactos.

Capacidad adictiva.

A pesar de todo, muchas empresas toleran esta actividad lúdica de sus empleados, siempre que sea en términos razonables, como un remedio para reducir el estrés. El problema es que estos juegos tienen una extraordinaria capacidad adictiva. Y lo que empieza siendo un entretenimiento, puede degenerar en un comportamiento compulsivo, típico de las sociedades de consumo, y nocivo para la persona y la empresa. Según la psiquiatra Angeles González, responsable de la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge y especialista en el tratamiento de conductas adictivas -en las que no interviene sustancia tóxica-, están proliferando estas adicciones, que se caracterizan por la pérdida de control del afectado sobre su propia vida. El paciente (en este caso se trata de una enfermedad), necesita jugar cada vez más para sentirse bien, padece un síndrome de abstinencia cuando no lo hace (nerviosismo, inquietud) y pierde el control sobre su propia voluntad. Por estos y otros motivos no son pocos los trabajadores que prolongan su jornada laboral para disponer de más tiempo para jugar. E incluso los hay que, incapaces de dejar su adicción, diseñan todo un sistema de 'alarmas' y recursos para evitar que el jefe les sorprenda.


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