INFORMÁTICA
domingo 8 de junio de 1997


La Fotografía, en un Nuevo Futuro
De la caja de cartón y los álbumes, a la imagen de ordenador

ISABEL PÉREZ GALENDE


Muchas cosas están cambiando con el vértigo tecnológico, y la fotografía es una de ellas. La tradicional caja de cartón, en la que antiguamente se guardaban desordenadas las fotos, ha dejado paso al ordenador. Ahora, las fotografías se han convertido en auténticos archivos de datos.
Existen varias vías para llegar a disfrutar de esta nueva forma de fotografía en el ordenador. En primer lugar, la captura de la imagen puede ser a través de una cámara digital. En este caso, el soporte analógico, es decir, la película fotográfica, es sustituida por una memoria electrónica que puede ser fija (las imágenes se descargan directamente de la cámara al ordenador) o extraíble, a través de las tarjetas PCMCIA (Personal Computer Memory Cards International Association ) que almacenan las tomas realizadas.
Estas últimas son más cómodas, puesto que el usuario no tiene que portar la cámara obligatoriamente para llevar de un lado a otro sus imágenes.
Con una cámara digital, en lugar de impresionar una película química o rollo fotográfico, un sensor CCD (Charged Coupled Device ), es decir, un dispositivo electrónico, capta la luz y la separa en los colores fundamentales para crear una imagen traducida en puntos electrónicos o pixels.

Dibujo

Pero para utilizar imágenes digitales no hay que partir únicamente de una cámara digital. También es posible disfrutar de ellas tomando como punto de partida una cámara fotográfica convencional que utilice como soporte una película normal y corriente.
Las fotos tomadas siguen el proceso tradicional de revelado en el laboratorio. Junto a las copias en papel, se puede optar por otro soporte, el CD Photo , un disco óptico similar a cualquier CD de audio.
El CD Photo necesita un equipo lector que se conecta al televisor,donde es posible visionar las fotografías tomadas. De esta forma se puede conseguir un álbum en soporte CD, sin que las imágenes sufran ningún deterioro con el paso del tiempo. También es posible leer ese disco en un CD-Rom y manipular las imágenes con los programas informáticos creados para ello.

El proceso es similar cuando en lugar de la cámara y película de 35 milímetros se utiliza el nuevo sistema fotográfico Advanced Photo System (APS). En esta ocasión, el carrete, una vez procesado en el laboratorio, se introduce en un escáner conectado al ordenador.
El contenido del carrete APS procesado también puede ser visionado en el televisor con la ayuda del lector correspondiente, que se encarga de la digitalización de las imágenes tomadas con la cámara APS.
Los datos se traducen en señales de vídeo y se transmiten al televisor. El aficionado puede variar algunas características de sus tomas, como el tamaño, la fecha o el título impreso al dorso de la copia.
Existen también funciones de edición, como degradados, cortinas, efectos zoom para aumentar la creatividad, etcétera.
Con los datos manipulados, se puede volver al laboratorio y obtener segundas copias con las variaciones hechas por el propio usuario.
Otra de las posibilidades es tener como punto de partida cualquier original en papel, diapositiva o negativo fotográfico y transformarlo en un archivo de datos. Para ello, es necesario un escáner, que rastrea la imagen a través de un haz de luz. La imagen digitalizada pasa a ser manipulable con el software disponible en el ordenador.
 
Ventajas
Una imagen traducida a un conjunto de datos se puede imprimir en papel, almacenar en distintos soportes o ser enviada a cualquier parte del mundo a través de la línea telefónica, con el módem correspondiente. Pero a pesar del atractivo que tiene la fotografía digital por sus posibilidades de tratamiento y comunicación, para el aficionado común a la fotografía resulta todavía un medio distante. Reúne ventajas de comodidad, como el hecho de no tener que adquirir el correspondiente carrete y no tener que llevarlo a revelar ­con la cámara digital, basta cargar y descargar su memoria­.
Sin embargo, conseguir los niveles de calidad de imagen de la fotografía convencional es ahora mismo una posibilidad todavía lejana.
Una fotografía tomada con el sistema convencional de película fotográfica tiene una resolución entre 17 y 20 millones de puntos, mientras que una imagen tomada con una cámara digital profesional, cuyo coste supera el millón de pesetas, reúne alrededor de dos millones de puntos.
Las cámaras digitales más asequibles, pensadas para aficionados y profesionales de sectores como el inmobiliario, seguridad, arquitectura, etcétera, ofrecen una resolución de 350.000 puntos, una calidad aceptable para imágenes de pequeño formato y aplicaciones concretas. En este apartado existe ya una amplia gama de productos a disposición del usuario.
 
Cuestión de resolución

Antes de entrar de lleno en la maraña tecnológica de la fotografía digital conviene, al menos, conocer básicamente, algunos conceptos básicos. La resolución, la profundidad de color y la capacidad de almacenamiento son tres elementos claves y a tener siempre en cuenta.
La resolución es, básicamente, el número de puntos electrónicos o pixels que componen la imagen. Dependiendo del tamaño de esta última y del tipo de soporte que se pretenda emplear, variará.
La calidad de una imagen puede ser alta en la pantalla del ordenador, pero menor si se imprime en papel, puesto que en este caso también dependería del tipo de impresora empleada y de otros factores.
Asimismo, influye el tipo de cámara digital empleada en la captura de la imagen, puesto que puede contar con un sólo CCD o con un triple CCD, lo que aumenta el número de puntos de imagen.
Igualmente, si se parte de papel u otro material que haya que pasar por un escáner, también entra en juego la resolución de este último.
 
Memoria

El color de las imágenes digitalizadas se traduce en datos numéricos. Casi todas las cámaras digitales son capaces de generar ocho bits de información para cada uno de los tres colores considerados básicos, es decir, que una imagen digital cuenta con una profundidad de color de 24 bits.
Otro factor importante es el que se refiere a la capacidad de almacenamiento, o memoria de la cámara, y del equipo informático disponible.
Hay que tener en cuenta que los archivos de imagen necesitan mucho espacio de memoria en el ordenador y que la capacidad de almacenamiento en la cámara es limitada.
Casi todas las cámaras incluyen la posibilidad de hacer las tomas con mayor o menor resolución, lo que permite guardar más o menos imágenes.
No obstante, utilizando la máxima resolución, el número de tomas fotográficas almacenadas en la memoria de la cámara será menor que si se utiliza una resolución más baja.
A modo de ejemplo, una imagen en color, dotada de una resolución media, que no supere el tamaño de la copia fotográfica en papel que estamos acostumbrados a manejar como aficionados, necesitaría una memoria de 1,4 Mb.
Sin embargo, una imagen del tamaño aproximado de un folio, dotada de una alta resolución, ocuparía alrededor de 40 Mb.


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