Su Ordenador INTERNET
domingo 14 de diciembre de 1997


Internet 2, al 'Sprint'
Centros de investigación norteamericanos crean una red hasta 1.000 veces más rápida

Alberto de las Fuentes


La boyante economía norteamericana ha impulsado de forma significativa los proyectos de investigación tecnológica en las universidades y en los centros privados y públicos de aquel país.

De hecho, como ha reconocido el presidente de la Reserva Federal de EEUU, Allen Greenspan, la fuerza de la economía, tras la crisis de los años 80, tiene mucho que ver con la utilización de las nuevas tecnologías. Y Estados Unidos no sólo tiene una economía sólida, sino que además se nutre con los mejores recursos de investigación del mundo.

Para ello, cuenta con grandes departamentos universitarios y centros de investigación de altísimo nivel, públicos y privados, a donde acuden a trabajar los mejores cerebros desde todos los rincones del planeta.

Inventores de Internet.

Y es en estos centros de investigación donde se han desarrollado buena parte de los avances gracias a los cuales se están construyendo las autopistas de la información en todo el mundo. Internet fue la consecuencia final de un proceso que comenzó el Pentágono norteamericano en los años 60 con la Red Arpanet, en el que participaban buen número de investigadores civiles.

Fueron estos mismos expertos quienes desarrollaron el TCP/IP, un protocolo clave con el que funciona Internet y que posibilita la división de la información en paquetes que todos los ordenadores, con independencia del modelo, pueden entender.

En la Universidad de Minnessota se desarrolló el sistema Gopher, que fue el comienzo de la navegación por Internet tal y como lo entendemos hoy. Y fue otro estudiante universitario, Marc Andreessen, quien creó el Mosaic, el padre de todos los navegadores de Internet, y luego participó en la producción del Netscape Navigator.

También fueron dos estudiantes americanos los que desarrollaron el primer sistema realmente eficaz de búsquedas, el hoy omnipresente Yahoo! Sólo el World Wide Web fue un desarrollo europeo, concretamente del CERN de Ginebra, pero aún así, su éxito se basó en desarrollos anteriores en EEUU y se ha usado allí mucho más intensamente que en Europa.

Y mientras las universidades europeas tratan de no quedarse atrás, de crear sus páginas web y de permitir que los alumnos hagan cosas como matricularse en Internet, las universidades estadounidenses van varios pasos por delante.

En los campus norteamericanos ya se están desarrollando lo que se denomina Internet 2: una autopista de la información entre 100 y 1.000 veces más rápida que la actual Internet.

Internet 2.

Más de 100 universidades participan en este proyecto. Y de hecho, hay varias que ya están conectadas a Internet 2. Una de las últimas ha sido la Universidad de Minnessota, que se ha unido mediante una línea vertebral (backbone) de altísima velocidad.

La conexión de la Universidad de Minnessota a esta nueva red Internet 2, proporcionada por la compañía norteamericana Norlight Telecommunications, resulta más de 5.000 veces más rápida que el típico módem que la mayoría de los internautas tiene instalado en su casa para navegar por la Red.

Y esto es sólo el principio, ya que para finales de 1998 serán más de 100 las universidades en todo Estados Unidos las que estén conectadas a una velocidad por lo menos 100 veces superior a la de la actual Internet.

Entre ellas están incluidas todos los grandes centros investigadores como las universidades de Stanford, Harvard, el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Columbia, Duke, John Hopkins, Princeton o Yale. Al menos tres de estos centros estarán conectados a velocidades de 622 megabits por segundo, más de 1.000 veces la velocidad disponible en la Red en este momento.

La NASA.

Pero no sólo las universidades están inmersas en la tarea de desarrollar las autopistas de la información, sino que numerosos organismos del Gobierno federal, organizaciones sin ánimo de lucro (ONG) y miembros de la industria de supercomputadores y equipos de telecomunicaciones participan en la tarea.

Es el caso de la NASA, que se ha dado cuenta de que en los próximos años va a recibir una ingente cantidad de información de sus satélites y sondas interplanetarias. Tanta, que transmitirla a los distintos centros de investigación y a la comunidad científica dispersa por el mundo era impensable en las condiciones actuales.

Propuesta de Clinton.

Para unir a todos los centros interesados en participar en estos proyectos, la Administración Clinton ha presentado recientemente lo que denominan NGI: la Internet de Nueva Generación (Next-Generation Internet).

Este proyecto cuenta con un presupuesto en tres años de 300 millones de dólares (más de 45.000 millones de pesetas). Y en él participan la agencia espacial, el Departamento de Defensa, la Fundación Nacional para la Ciencia y el Departamento de Energía.

La Internet de Nueva Generación propugnada por el presidente Clinton y la Internet 2 de las universidades son dos programas diferentes pero con muchos puntos en común y objetivos complementarios.

De hecho, el proyecto Clinton engloba a Internet 2 y cuenta con esta herramienta como una de las piezas esenciales del desarrollo de estas nuevas superautopistas de la información.

Sin embargo, las universidades mantienen una absoluta independencia para llevar a cabo su proyecto. Y sus objetivos son enormemente ambiciosos.

En apenas tres años, se han impuesto el reto de desarrollar no sólo la infraestructura, los cables y equipos que dirigen la circulación de toda esta información, sino también las aplicaciones finales. Es decir, los programas de software que serán capaces de aprovechar toda esta fuerza bruta.

Además de una mayor velocidad, se creará todo un conjunto de herramientas que hoy no existen. Se habla de cosas como telemedicina, teleinmersión (sumergirse en un ambiente compartido, donde se pueden realizar reuniones virtuales), librerías digitales de audio y vídeo, y realidad virtual en su máxima expresión. Con ellas, cambiarán las formas de aprender, comunicarse y colaborar.

Tecnología para todos.

Y todo este trabajo no se va a quedar para uso exclusivo de las universidades. Uno de los puntos en que más hincapié hace Internet 2 es en el de la transferencia de tecnología: todos los avances revertirán inmediatamente en otros centros educativos de todo el mundo y en la industria privada. Y, por último, en la Internet actual.

Para ello, los investigadores cuentan con una notable experiencia, ya que gran parte de los actuales miembros de Internet 2 ya estuvieron involucrados en los años 80 y principios de los 90 en proyectos como la NSFnet, (la red de la Fundación Nacional para la Ciencia) que luego dio paso a la Internet de hoy.

Y como asegura Mark Luker, director de programas de la NSF, éste es sólo un paso más que "no acabará con Internet 2". Luker está convencido de que la historia no terminará con este capítulo: "Habrá una Internet 3 y una Internet 4 en el futuro".


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