Su Ordenador INFORMATICA
domingo 20 de diciembre de 1998


El Ratón Cumple 30 Años
Comunicar al ser humano y la máquina: ese era el objetivo del inventor del ratón, Douglas Engelbart, uno de los padres de la informática. Las ideas de este visionario, cuando se cumple el 30 aniversario de su criatura, siguen plenamente vigentes.

Alberto de las Fuentes


Celebrar el 30 aniversario del ratón puede parecer una memez. Porque a fin de cuentas, ¿qué más da? Sólo es un periférico, un complemento del ordenador que sirve para señalar en la pantalla. Igualmente se podría celebrar el 200 aniversario de la alpargata o el 40 aniversario del mando a distancia.

Sin embargo, su invención no fue un hecho banal ni fortuito. El ratón surgió dentro de un proyecto muy importante, que buscaba aumentar el intelecto humano. Era el primer eslabón, y durante mucho tiempo el único, de un objetivo sumamente ambicioso: permitir la comunicación entre el hombre y la máquina.

Así pues, el ratón merece conmemorarse. Porque se trata de una herramienta que fue especialmente pensada para abrir un nuevo mundo de posibilidades. Y, aunque tardó muchos años en popularizarse, se ha convertido en algo real y cercano. Tanto, que ya se han vendido 350 millones de unidades en todo el mundo.

Gracias al ratón se han podido desarrollar los sistemas operativos mediante ventanas, como Mac OS y Windows. Y luego la navegación por Internet. Esta es su historia.

De madera.

El ratón es la creación de uno de los padres de la informática, Douglas Engelbart. Su trabajo ha sido trascendental en la historia de la informática, pero se adelantó tanto a su época, que Engelbart es prácticamente un desconocido fuera del mundillo de la alta tecnología.

Hace tres décadas, era director de un laboratorio en la Universidad de Stanford, situada a muy pocos kilómetros del corazón de Silicon Valley, en California. En esta universidad llevan 45 años gestando algunas de las ideas que luego ponen en marcha las empresas de los alrededores. Y de sus aulas han salido legiones de trabajadores cualificados y algunos de los emprendedores que se han hecho millonarios con el negocio de la informática.

El primer modelo de ratón fue construido de forma artesanal por el equipo de Engelbart ¡en madera! Pero, pese a su aspecto primitivo, su funcionamiento no era muy diferente del de los ratones de hoy en día. Tenía aspecto de adoquín y encajaba sin problemas en la palma de la mano. En lugar de una bola, tenía dos ruedas metálicas que movían dos ejes. Pero el mecanismo era idéntico al actual: uno de esos ejes controlaba el movimiento vertical del cursor en la pantalla y el otro los desplazamientos horizontales. Además, tenía un botón rojo encima para hacer click y ejecutar el movimiento deseado.

Ratón.

Este primer ejemplar es hoy una pieza histórica, que ha sido pedida por el Smithsonian Museum de Washington para incluirlo en sus colecciones. Pero de momento su inventor, Douglas Engelbart, prefiere conservarlo en un armario de su casa en California.

Con este nuevo elemento se lograba por primera vez un intermediario directo entre el hombre y la computadora. El teclado ya existía, pero requería el conocimiento de lenguajes informáticos para transmitir las órdenes. El ratón, en cambio, era una verdadera extensión del ser humano en la máquina, y algo que cualquiera podía manejar.

Hay que tener en cuenta que todo lo que quisiera hacerse en una computadora de la época, como ejecutar un cálculo numérico, debía comunicarse al ordenador mediante instrucciones escritas en algún lenguaje informático. Para que el ratón tuviera pleno sentido, era necesario crear ordenadores con un entorno gráfico. Y en ello estaba trabajando también el equipo de Engelbart. Sin ellos, el ratón sólo serviría para desplazarse arriba y abajo, adelante y atrás, en los enormes bloques de texto e instrucciones.

En el momento de ser patentado su nombre oficial, tal y como figura inscrito en el registro, fue "X-Y Position Indicator for a Display System" (Indicador de Posición de X-Y para un Dispositivo de Pantalla).

Un nombre apropiado.

Sin embargo, ya desde el principio empezó a llamársele ratón. Ni siquiera su creador sabe quién fue el primero en ponerle este nombre. Pero al ver el largo cable que le conecta al ordenador, similar a la cola de un roedor, a todo el equipo de Engelbart le pareció un nombre sumamente apropiado. Y nadie ha pensado en cambiárselo hasta hoy.

El primer ratón fue presentado en sociedad en diciembre de 1968, en el Civic Auditorium de San Francisco. Se trató de un verdadero acontecimiento, una demostración de fuerza de la alta tecnología de la época.

Durante 90 minutos, se hizo una presentación multimedia de un sistema informático interconectado en red. Además del ratón, aquélla fue la primera vez que el público pudo ver el sistema de ventanas (windows) que luego populari- zarían Apple y Microsoft. También se hizo la primera exhibición de hipermedia, el mecanismo que permite la navegación por Internet, y de videoconferencia.

Y es que el ratón formaba parte de un proyecto mucho más ambicioso: aumentar la inteligencia colectiva. Para ello se había fundado el Augmentation Research Center (Centro para la Investigación del Incremento), en la Universidad de Stanford, California.

Este extraño nombre se debió a que Engelbart estaba convencido de que la informática podía usarse para incrementar la inteligencia humana y para colaborar en la solución de problemas complejos. Algo que hoy, en la era de Internet, parece evidente. Pero que no lo era tanto entonces, cuando los ordenadores prácticamente no se usaban para otra cosa que para hacer cálculos numéricos. Es decir, que no eran más que calculadoras gigantes. Plantear que pudieran servir para transmitir información y comunicarse parecía descabellado.

Y, sin embargo, el inventor del ratón ya había comenzado a pensar sobre las posibilidades de los ordenadores para trabajar en redes ¡en 1951! Lo más sorprendente es que, en aquel tiempo, ni siquiera existían más de dos docenas de computadoras en todo el mundo.

Revolución mental.

El desarrollo del ratón llegó pues como una parte de esta revolución mental que planteaba Engelbart. Para él humanos y computadoras estaban destinados a comunicarse. Y para ello, debía trabajarse en la creación de herramientas que permitieran esta comunicación entre la máquina y el hombre.

De hecho, Engelbart pensaba que por la brecha que él abría con la creación del primer periférico se lanzaría toda una generación de jóvenes investigadores. Pero eso no ocurrió. Estas son sus propias palabras, recogidas de una de sus últimas entrevistas.

"No éramos conscientes en aquel momento de que, incluso una década después, [el ratón] seguiría siendo algo único, y yo me sentí muy defraudado en los meses que siguieron. Yo pensaba que un montón de gente empezaría a hacer cosas similares porque al verlo dirían ¡hey, por ahí es por donde van a ir los tiros! Pero eso no pasó".

Hubo que esperar hasta el año 1984 para que el invento de Engelbart, el ratón, fuera incorporado de serie con un ordenador, el Macintosh de Apple. Y no fue hasta el final de la década, con la llegada de Internet, que su visión de los ordenadores como herramientas para la comunicación cobró pleno sentido.

En cierto modo, muchas de las ideas de Engelbart aún no han sido llevadas a cabo. De momento, no pasan de ser un esbozo. Pese al éxito actual de Internet, Engelbart es un hombre que se muestra sorprendido por el hecho de que algunas de las mejores ideas desarrolladas por el Centro para la Investigación del Incremento todavía no han encontrado una amplia aceptación.

La otra cara de la moneda puede estar en la afirmación de la revista Computer Currents que en 1990 proclamaba: "No sé que vamos a hacer en Silicon Valley el día que nos quedemos sin más ideas de Engelbart". Pero lo cierto es que ese día aún no ha llegado.

Variedad de modelos.

En cualquier caso, la larga espera mereció la pena al final. El invento de Engelbart acompaña hoy cada ordenador que se produce en el mundo. Desde el primer ratón, fabricado en madera, hasta hoy, apenas ha necesitado modificaciones. Existe, eso sí, una amplia variedad de modelos y tipos, con diferentes funciones.

Por ejemplo, Apple mantiene los ratones con un solo botón. Su uso es sencillo: apuntar el cursor y hacer click para señalar o doble click para ejecutar. Y eso es todo.

Sin embargo, otros fabricantes incluyen ratones con tres y hasta cuatro botones. Estos pueden programarse a voluntad para ejecutar diversas funciones. Por ejemplo, quien lo usa decide que el segundo botón, al apretarlo, corte o pegue el texto seleccionado. Y que el tercero, al presionarlo, abra el módem y establezca una conexión con Internet. Hasta 30 funciones diferentes se pueden asignar a los botones del ratón, dependiendo de la versión de Windows que se tenga.

Además de los botones, bastantes fabricantes han empezado a incluir una ruedecita en el ratón. Sirve para manejar el scrollbar, la barra lateral que hace subir y bajar el contenido de una ventana. Esta ruedecita resulta particularmente útil para desplazarse a lo largo de grandes bloques de texto. Al no tener que apuntar a una diminuta flecha, la lectura resulta más cómoda.

Otro desarrollo del ratón en los últimos años es el de los modelos ergonómicos. Aunque mucha gente no es consciente de ello, trabajar con un ordenador puede acarrear importantes problemas físicos. La vista y la columna vertebral sufren a causa de las malas posturas en la silla y de las muchas horas enfrente de la pantalla.

También se resienten las muñecas, especialmente la derecha. Esto se debe a que la posición totalmente plana que adopta la mano para escribir sobre un teclado o manejar un ratón, resulta un tanto forzada, no es natural.

Como consecuencia, la cápsula que alberga el huesecillo que sobresale de la muñeca sufre un fuerte desgaste. Hasta el punto de que se considera una enfermedad profesional, que afecta sobre todo a aquellas personas que pasan casi toda su jornada laboral delante de un ordenador.

Por este motivo, han aparecido diversos tipos de teclados, y sobre todo de ratones ergonómicos. Se trata de modelos de diseño especial para adaptarse mejor a la posición natural de la mano, con cierto grado de inclinación lateral.

Sin cables.

Finalmente, el último desarrollo en ratones ha venido con los modelos cordless, es decir, sin cable. El ratón pierde su cola y transmite la información por radiofrecuencias a una plaquita incorporada al ordenador. Con ello, además de ahorrarse líos de cables sobre la mesa, se evita el estar atado al teclado. Uno puede navegar por Internet, por ejemplo, sin estar pegado a su equipo.

Este nuevo modelo de ratones está teniendo una importante aceptación. David Talvy, director general de Logitech en España y Portugal, cree que las ventas de este nuevo ratón puede estar suponiendo ya en torno a un 15% de la facturación de su empresa en todo el mundo.

En su opinión, "hoy, el periférico tiene más importancia que el ordenador. Para sacarle rendimiento no basta con tener un buen equipo, hacen falta escáneres, joysticks, altavoces y módems, ratones y cámaras" Es decir, elementos para intercambiar información entre la máquina y el hombre. Lo que decía Engelbart hace 30 años.

Por cierto, que el invento del ratón no supuso un gran beneficio económico para su autor. La patente adjudicaba todos los derechos a la Universidad de Stanford. A Engelbart le dieron un cheque de 10.000 dólares, una pequeña fortuna en la época, pero una miseria comparado con el valor que hoy tienen esos derechos.

Quien sí se ha beneficiado con su creación es Logitech, el mayor fabricante mundial de ratones, y el resto de empresas del sector, como Intellimouse, Digital Edge, y muchos más.

En la actualidad, Logitech fabrica alrededor de 50 millones de unidades anuales. Más de la mitad de su producción la comercializa a través de otros fabricantes ,como IBM, Hewlett-Packard, Compaq o Apple.

En la sede de esta empresa, en Fremont, California, albergan la sede del think tank que ha creado Engelbart tras su retiro. En español, think tank podría traducirse por centro de estudios estratégicos.

Se trata de una especie de ONG, muy arraigadas en los países anglosajones, que se dedican a pensar a largo plazo. Luego, su producción intelectual la ponen a disposición de políticos y empresarios, en forma de ideas y propuestas concretas.

Se trata del Instituto Bootstrap (literalmente cordón de las botas, aunque puede traducirse también como algo que ayuda a afianzarse). El Instituto desarrolla sus actividades en la sede de Logitech, que le cede espacio y medios materiales.

Esta generosidad de una empresa privada con una fundación sin ánimo de lucro no es tan extraña. Como el mismo presidente de Logitech, Luca Guerrino, ha afirmado en más de una ocasión: "Sin Douglas Engelbart, esta empresa ni siquiera existiría".


El Legado de Douglas Engelbart

El creador del ratón, Douglas Engelbart, tiene hoy 74 años. Engelbart es un auténtico visionario, un hombre que siempre ha estado adelantado a su tiempo. De hecho, casi no hay desarrollo informático con el que el nombre de Engelbart no esté relacionado: el hipertexto, las ventanas múltiples, la videoconferencia, el 'groupware' (trabajo en grupo), el correo electrónico y los ficheros de imagen y sonido a él asociados. Todos ellos desarrollados décadas antes de que otros investigadores vieran las posibles implicaciones.

Un simple ejemplo. Cuando Vinton Cerf envió el primer mensaje de correo electrónico a través de ArpaNet (la precursora de Internet) el receptor era, cómo no, Douglas Engelbart.

En la actualidad, Engelbart dirige el Instituto Bootstrap. Su objetivo es aumentar el coeficiente de inteligencia colectivo de las organizaciones.

En 1997, le fue concedido el premio Lemelson-MIT, del Instituto de Tecnología de Massachusets. Este premio, el mayor del mundo para un investigador, está dotado con medio millón de dólares (unos 75 millones de pesetas). Su mérito no es haber inventado el ratón, sino 'haber descubierto el interface entre los ordenadores y los seres humanos'. Si desea saber más sobre Engelbart, puede visitar en Internet:


¿Una Especie en Vías de Extinción?

El ratón está condenado a desaparecer en un futuro. Esta idea la defienden los máximos directivos de Logitech, el mayor fabricante mundial de ratones. Por paradójico que parezca.

Según comenta David Talvy, director general de Logitech en España y Portugal, "en el futuro, el cursor en la pantalla se moverá con los ojos".

De hecho, hoy en día ya se está avanzando en el reconocimiento de los movimientos del usuario, de tal forma que si éste mueve la mano delante de una cámara, el ordenador capta sus gestos. Finalmente, el ordenador será capaz de detectar los movimientos de la pupila y reaccionar en consecuencia.

Hasta que esto ocurra, hay otra tecnología que puede imponerse y desplazar al ratón: la del reconocimiento de voz.

Por ejemplo, el software ViaVoice de IBM, ya permite ejecutar comandos como 'abrir ventana', 'cerrar programa' o 'abandonar Windows'.

Del mismo modo, se podrá dar instrucciones del tipo 'mover cursor hacia arriba y a la derecha' o 'hacer doble click'. Parece demasiado lento, pero siempre se puede abreviar: con 'arriba', 'abajo', 'a la derecha'. O, en este caso, 'acabar'.


|| 20/12/1998 | Números anteriores | Su Ordenador |