Tiene nombre de huracán. O de mujer peligrosa. Pero se trata tan sólo de un virus informático. Sin duda usted ya habrá adivinado de qué se trata: Melissa.

Este virus, uno más entre los 25.000 existentes, ha saltado a la fama esta semana por la velocidad con la que ha logrado infectar numerosos ordenadores en todo el mundo.

Así, según algunos analistas como Carey Nachenberg, jefa de investigación de la empresa Symantec, se trata del virus que más rápidamente se ha replicado en la historia. Sobre todo en sus primeros días de vida, antes de que la alerta se hiciera general.

Este hecho, ampliamente difundido por los medios de comunicación, ha motivado que hasta el FBI se haya visto obligado a tomar cartas en el asunto. Sin embargo, ¿está justificada toda esta paranoia en torno a Melissa? Muy probablemente no.

¿Cómo actúa?

Melissa utiliza para propagarse dos programas de Microsoft, el de tratamiento de textos, Word (versiones 8.0 y 9.0) y el de gestión de correo electrónico, Outlook.

Sus víctimas reciben el virus vía Internet. Más concretamente, Melissa llega escondido dentro de un fichero de Word vinculado (attachment, en inglés) a un mensaje de correo electrónico.

Melissa puede reconocerse porque el encabezamiento del mensaje dice así: &laqno;Important message from... » y el nombre del último usuario infectado. El documento de Word recibe el nombre de &laqno;list.doc».

Cuando el usuario recibe el mensaje y abre el documento de Word, el virus se activa y se instala en el ordenador. A partir de ahí, se introduce en el gestor de correo Microsoft Outlook y se redistribuye, él solito, a los 50 primeras personas que figuran en la agenda de su víctima. De ahí que se reproduzca con tanta velocidad.

Esta característica, nueva en el complejo mundo de los virus, es la que ha llamado la atención de los expertos.

Peligro escaso.

Sin embargo, Melissa es inofensivo como un perrillo faldero: ni borra ficheros, ni destruye información, ni afecta al funcionamiento del ordenador. Simplemente, se multiplica de máquina en máquina, sin causar mayores daños.

El único peligro de Melissa es que, para replicarse, utiliza el último documento de Word en el que está trabajando el usuario. Y luego lo envía con el virus escondido en su interior. Lo que en algún caso puede provocar la difusión de alguna información confidencial.

Otro de los peligritos de Melissa es que al multiplicarse a toda velocidad puede saturar los servidores de correo electrónico de algunas empresas. Además, rebaja las medidas de seguridad del registro Windows. Así, aunque no borra archivos ni produce ningún daño él mismo, podría facilitar el que otro virus menos capaz pero más destructivo se introdujera en el ordenador.

Pero, más que nada, preocupa el hecho de que puedan aparecer versiones modificadas que sean más dañinas que Melissa. De hecho, ya han aparecido dos variantes, conocidas como Papa y Melissa.a.

Cómo protegerse.

Pese a que Melissa no es un virus excesivamente peligroso, conviene tomar medidas. Por ejemplo, en el sitio web de Panda le regalan un antídoto.

Claro que lo mejor es tener un buen antivirus instalado y actualizarlo.

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