Su Dinero


Número 182 / Domingo 25 de julio de 1999

La semana

Telepizza Está que Arde
El valor ha caído un 42% en lo que va de año. Las ventas realizadas por su presidente, a un precio inferior al de mercado, han cuestionado la credibilidad de la empresa. Aunque los beneficios han crecido un 35%, Telepizza ha limitado su expansión internacional, tras comprar la cadena británica Hippo Pizza l Su nuevo negocio, Telegrill, da pérdidas.


Nacho Cardero


El secreto de Telepizza no se encuentra en la masa, sino en su presidente. El año pasado, en una junta general de la empresa, un joven accionista tomó la palabra y, dirigiéndose al presidente, Leopoldo Fernández Pujals, le felicitó por la gestión llevada a cabo, por ser una persona accesible a los pequeños inversores y por su capacidad para aumentar el valor de los títulos. &laqno;Y, si no es mucho pedir, señor Pujals», añadió el joven, &laqno;¿no tendrá para mí un puesto de trabajo en su fábrica de Guadalajara?».

Bastó esta petición para que el presidente, que no pudo ocultar una sonrisa, le pusiera de inmediato en contacto con el responsable de recursos humanos de la compañía. Y es que, por aquel entonces, los analistas sitos en plaza de la Lealtad y los accionistas de la empresa tenían una fe ciega en él y le creían capaz de multiplicar lo inimaginable: peces, panes, pizzas, empleos o plusvalías.

Desde la constitución de Telepizza (1988), Leopoldo Fernández Pujals ­Leo­, nacido en La Habana pero nacionalizado español, ha sabido vender sus ideas como nadie. Posee unas dotes comerciales innatas para ello. De hecho, durante su juventud, en Estados Unidos, escaló posiciones vendiendo jabones, instrumentos quirúrgicos y válvulas para hidrocefalias en supermercados y hospitales.

Sin embargo, tuvo que cruzar el Atlántico y venir a España para crear el que ha sido su negocio redondo: Telepizza. A los consumidores les vendía fast food como rosquillas y con los analistas bursátiles hacía lo propio con incrementos de beneficios en torno al 40%. Les infundió confianza y ésta hizo que, desde el 8 de noviembre de 1996, fecha de la salida al parqué de la compañía, al 31 de diciembre de 1998, las acciones del grupo se revalorizaran un 1.110%. Lo nunca visto en la Bolsa española.

&laqno;Pero en 1999 los mercados dejaron de tener confianza en Telepizza», señala Antonio Castell, de Safei. Este año, aunque los resultados están siendo muy parejos a los de ejercicios pasados, la cotización ha dado un viraje de 180 grados y se ha decantado por la senda negativa. Desde comienzos de año las acciones han bajado cerca de un 42% hasta situarse en torno a los 4,7 euros (782 pesetas) y la rentabilidad acumulada desde la Oferta Pública de Venta de acciones (OPV) del 96 hasta hoy se ha reducido a la mitad (600%).

El pasado 24 de junio Telepizza convocó una reunión a la que acudieron &laqno;muchos analistas e inversores y todos ellos muy enfadados», según un asistente a la misma. Buscaban una explicación a la caída en picado que estaba sufriendo el valor, pero Salvador Peñarrubia, director financiero y único representante de la compañía en este encuentro, se limitó a explicar la evolución de los títulos.

&laqno;No supo aclarar, sin embargo, la operación llevada a cabo por Pujals», señalan los analistas. Estos se refieren, concretamente, al hecho de que 20 días antes el propietario de la compañía, a través de su sociedad patrimonial Transeuropean Research Traders, hubiera vendido el 4,8% del capital (10,7 millones de acciones) a 5,02 euros, es decir, un 15% por debajo del precio al que cotizaba ese día. Esta operación, polémica de por sí, provocó, además, que el valor cayera un 9,15% en una sola sesión y empujó a que afloraran las ventas en las semanas sucesivas.

Operación Polémica

Así, en la pasada junta de accionistas del 30 de junio, los inversores, lejos de pedir un puesto de trabajo en la empresa, le preguntaron airados al presidente por las razones que le habían llevado a vender ese paquete y a reducir su presencia hasta el 31%. &laqno;Lo siento, pero mis asesores me aconsejaron que lo hiciera», respondió.

Los analistas, en cambio, no opinan de la misma forma que los colaboradores del presidente y han criticado la operación con dureza. Por tres motivos: primero porque la desinversión, dirigida por Merrill Lynch, se hizo fuera del mercado; segundo porque Pujals se desprendió de las acciones a un precio excesivamente bajo; y tercero porque no se aportó suficiente información sobre la venta.

Sin embargo, en la compañía de fast food tratan de restar importancia a estas acusaciones. &laqno;Que Leopoldo Fernández Pujals venda un 5% no debe sorprender a nadie, ya que lo único que perseguía era diversificar su inversión y no tener todo su patrimonio metido en esta compañía. Otro cosa diferente es que, técnicamente, la operación se pudiera haber hecho mejor de lo que se hizo», indica Carlos Pérez Salas, consejero delegado y primer ejecutivo de Telepizza.

Lo que sí aseguran rotundos en la empresa es que, desde ese día, Pujals no ha vuelto a vender ni tiene intención de hacerlo. Pretenden así acallar los insistentes rumores que se han ido propagando en la Bolsa de Madrid y que hablaban de la posibilidad de que el propietario abandonara la compañía. &laqno;El otro día se llegó a comentar en el mercado que Pujals lo vendía todo».

En Telepizza, en cambio, niegan que se pueda dar esta circunstancia como tampoco consideran lógico que el valor haya sido tan castigado por los inversores, máxime cuando sus beneficios han crecido un 35% durante el primer semestre del año con respecto al mismo período de 1998. &laqno;La revalorización en 1998 fue excesiva y es uno de los motivos que ha provocado que la cotización vaya este año para abajo. Con todo, la evolución negativa del valor ha sido excesiva», señala López Casas.

Falsas Promesas

Pero los analistas consideran que no sólo ha influido este motivo sino que hay otros muchos. Estos factores van desde el incumplimiento del objetivo de apertura de tiendas del pasado ejercicio al estancamiento de las ventas en España en los primeros seis meses de 1999, pasando por su política de expansión internacional. &laqno;Si anuncian grandes compras en el extranjero y después adquieren una cadena de sólo 13 establecimientos, defraudan al mercado».

A finales de junio, Telepizza compró la cadena británica Hippo Pizza por 442 millones de pesetas. Esta empresa posee actualmente 13 establecimientos en Londres (seis propios y siete franquiciados), y facturó en el pasado ejercicio 607 millones de pesetas. Telepizza había adquirido así una pequeña compañía, rentable y con buena imagen, pero que distaba de cumplir con las expectativas de los inversores, ya que éstos esperaban una empresa de mayores dimensiones.

Telepizza llegó al Reino Unido ­el mercado de fast food más desarrollado del mundo después de Estados Unidos­ en pos de una oportunidad de negocio. Durante este proceso de búsqueda, se filtró la noticia de que se estaba estudiando &laqno;una operación de gran tamaño». Al final ésta no cuajó y obligó a la compañía a conformarse con un producto menor. &laqno;Si el mercado después se sintió decepcionado y esperaba algo más grande que Hippo Pizza es porque, en su momento, hubo esta filtración», indica López Salas.

Tampoco la expansión de la cadena Telegrill, que se dedica a la venta tanto en local como en domicilio de productos a la parrilla, ha servido de gancho para crear confianza y atraer a accionistas. De hecho, el establecimiento piloto que montaron en la calle Doctor Esquerdo, en Madrid, ha funcionado &laqno;a la perfección», pero, sin embargo, los 13 que levantaron a posteriori dan pérdidas.

Los analistas lo atribuyen a dos factores: al elevado coste que supone abrir un tienda Telegrill (55 millones de pesetas frente a los 30 de Telepizza) y a que, por ahora, no han logrado superar el umbral de rentabilidad. &laqno;Hemos comprobado que el negocio de Telegrill funciona mejor si va unido al de Telepizza, de tal forma que nos hemos marcado como objetivo que todas las tiendas estén funcionando con este formato a finales de año para lograr así entrar en beneficios», dicen en la compañía.

Los expertos afirman que los fundamentos de Telepizza son sólidos, prevén un crecimiento de las ventas para este año entre un 30% y un 40% y consideran que los títulos están infravalorados, fijando un precio objetivo para ellos entre los seis y los ocho euros.

Los analistas atribuyen esta &laqno;crisis pasajera» a la pérdida de confianza por parte de los inversores. Algo en lo que coincide el consejero delegado de la compañía: &laqno;El año pasado tenía la sensación de que cualquier cosa que hacíamos o que decíamos tenía, inmediatamente, un impacto positivo. Y ahora es justo lo contrario: cualquier cosa que hacemos pasa inadvertida».


El 'Vending', el Activo del Siglo XXI

En enero de 1999, directivos de Telepizza tuvieron conocimiento ­a través de un diario económico­ de la existencia en España de una máquina expendedora que, por 275 pesetas, hacía pizzas en menos de un minuto (los últimos prototipos venden, incluso, publicidad a través de una pantalla y CD Rom). Sin dejar pasar un instante, Pujals quiso conocer este producto y a su inventor, el empresario iraní, Masoud Zandi.

Con este propósito, los Mercedes de Telepizza llegaron a la fábrica de Zandi y ambos, Leo y el iraní, se quedaron sorprendidos:

­ Oye, ¿tú que haces aquí?

­ ¿Y tú?

­ Yo soy el inventor de la máquina.

­ Yo, el dueño de Telepizza.

Ambos habían sido vecinos 15 años atrás, en Espronceda 12, en Madrid. Y, en aquellos tiempos, estos dos empresarios anónimos se topaban a diario en el ascensor a las cuatro de la mañana, cuando comenzaban su jornada laboral.

Pero Leo, además de sorprenderse con tan inesperado encuentro, también se quedó prendado de la máquina. Decidió entonces constituir una empresa independiente que estuviera participada en un 51% por Telepizza y en un 49% por Masoud Zandi. Este último se encargaría de la gestión de la empresa. De esta forma, se creó Vending Pizza, sociedad que se comercializa bajo el nombre de Pizza Magic.

&laqno;Las previsiones son positivas. Han conseguido un contrato rápido y bueno para vender 10.000 máquinas. Ni siquiera Telepizza creía que iba a ser tan buen negocio», señala Antonio Castell, de Safei.

&laqno;Y antes de que finalice 1999 vamos a vender otras 5.500», asegura el iraní.

Según un estudio, en los próximos tres años, Vending Pizza obtendrá un beneficio acumulado de 5.653 millones de pesetas, a lo que hay que añadir 4.980 millones de pesetas por concesión de franquicias.

Pero, Telepizza se verá obligada a desprenderse de un 18% de su participación por discrepancias con Zandi.

Gráfico (67K)


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