Número 15 / Sábado 27 de Enero de 1996
Cómo le Afectaría un Reparto del Trabajo
La reducción de jornada recortaría también
su salario y no solucionaría el paro
Por María Irazusta
¿Estaría usted dispuesto a trabajar menos tiempo?
¿Y a sufrir un recorte en su salario?
Hoy, sábado, el PSOE aprueba su programa electoral,
en el que se incluye la propuesta denominada <<reparto
del trabajo>>. Aunque poco se conoce sobre el
modo en que se materializaría esta medida, aquí
explicamos cómo le podría afectar a usted,
en caso de llegar a ejecutarse y dependiendo de las
posibilidades que se barajan en tan confuso asunto.
Los votos apremian y la idea solidaria de repartir un
bien escaso en un país que ni siquiera conoce
con certeza su número de parados se encontrará
con más problemas que soluciones. (Según
la Encuesta de Población Activa, hay 3,57 millones
de parados en España. Según el Instituto
Nacional de Empleo, no llegan a 2,37 millones). Usted
se preguntará en qué medida le afectaría
<<el reparto>> como trabajador o como desempleado.
Pues bien, principalmente, de tres formas posibles
si tiene usted un puesto de trabajo.
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La fórmula que más probablemente se desarrolle,
en caso de que cuaje, es la del recorte de la jornada
laboral y el recorte en igual proporción del
salario. Posiblemente, la rebaja sea de alrededor de
un 10%. También se eliminarían, al menos
parcialmente, las horas extraordinarias. Es decir,
usted trabajaría 7 horas diarias, o bien 8,
consiguiendo un día libre más a la semana.
De este modo, aseguran quienes defienden esta alternativa,
los trabajadores tendrán más tiempo para
el ocio y algunos parados podrán dejar de serlo
trabajando el tiempo que los asalariados <<no
ejercen>>. Además, según la misma
teoría, al existir más personas ocupadas
y mayor tiempo disponible, el consumo aumentará,
la economía mejorará, lo que se traducirá
en nuevos puestos de trabajo. Este marco idílico
ranquea ya mucho antes de iniciarse.
El salario medio de un trabajador en España se
sitúa en las 185.000 pesetas mensuales (se entiende
bruto y con dos pagas extras), según datos proporcionados
por el Instituto Nacional de Estadística. Hay
otros muchos asalariados que apenas alcanzan las 100.000
pesetas mensuales. Los hay con menos. Aquí empiezan
los problemas. Si usted, como una gran parte de los
ciudadanos, se encuentra en este caso pensará,
en buena lógica, que para que aumente su consumo
no sólo no podría soportar una bajada
de sueldo, sino que necesitaría que su salario
aumentara para ayudar a que la economía mejore.
Tal vez usted se pregunte si su esfuerzo, en caso de
sufrir recortes, se traduciría en la creación
de nuevo empleo. O si, por contra, usted y el resto
de la plantilla de su empresa se verán obligados
a aumentar su productividad, con lo que podrían
acabar trabajando más con menos salario. Estos
posibles temores podrían confirmarse, de ser
ciertos los pronósticos de algunos expertos.
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Otro de los escenarios posibles, apuntado por algunos
expertos a SU DINERO, es que la reducción del
salario sea proporcionalmente mayor que el recorte
de su jornada. O lo que es lo mismo, si usted trabaja
un 10% menos, su salario se reducirá en un 15%.
O que si trabaja un 20% menos, su salario baje un 25%.
Esta teoría-dicen- obedece a que los empresarios
no estarían dispuestos a soportar mayores costes
laborales de los que hoy tienen.
En este caso es seguro que usted tendrá que salir
a buscar fuera lo que no tiene en casa (su empresa).
Las tan conocidas "chapuzas" serían
la única salida para intentar redondear su sueldo.
A menos que el reparto de trabajo se acompañe
de medidas fiscales que puedan hacer cambiar de opinión
a los patronos.
El color de los expertos.
Si usted se encuentra en el paro, lamentablemente, no
se sabe con certeza como le afectará esta medida.
Todo es pura teoría, mejor o peor cimentada.
Y los expertos, como en otras muchas cosas, no parecen
ponerse de acuerdo. Todo depende <<del color
del cristal>> con el que miran.
Las consecuencias del reparto de trabajo para España
se desconocen, ya que no existen ejemplos ilustratrivos,
tan sólo algunos contratos por horas. Sí
se ha estrenado este sistema en Alemania y en Francia
( Ver apoyos). A juzgar por la práctica germana,
más valdría no intentarlo.
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Otra de las alternativas, la menos probable, es que
a usted le recorten el tiempo que destina al trabajo
y que su salario no sufra ninguna variación.
Quienes defienden esta posibilidad -como es obvio,
sindicatos y voces próximas a la izquierda-
aseguran que de este modo, aunque las empresas en principio
tengan que hacer un mayor esfuerzo, luego se verán
beneficiadas con el aumento del consumo.
En los últimos años, la incorporación
de las nuevas tecnologías a las empresas hace
que el tiempo que requiere la ejecución de muchas
tareas sea menor. Por ello hay quien defiende que la
semana laboral de 35 horas es una necesidad para un
país que ha aumentado la productividad de forma
importante.
Reducción de jornada.
En España, la fórmula más parecida
al sistema de reparto de trabajo, con sus diferencias,
es la reducción de jornada. A ella se acogen
principalmente mujeres, aunque también gozan
de este derecho los hombres que tienen hijos pequeños.
Hay quien reduce su jornada en un tercio, aunque la
mayoría lo hace a la mitad. En buena parte
de los casos, el grado de satisfacción de quienes
tienen esa reducción es importante. La razón
principal es que se trata de una opción voluntaria.
A cambio del recorte de su sueldo obtienen mayor disponibilidad
de tiempo para dedicarlo a su familia.
Éste es el caso de Isabel Corral, madre de dos
niñas. Esta secretaria de profesión se
decidió por la reducción de jornada después
del nacimiento de Sara, su segunda hija. Su salario
hasta entonces era de 152.000 pesetas mensuales; con
la reducción gana 111.000 pesetas. A cambio,
trabaja de 9 a 13 horas, lo que le permite gozar de
una vida familiar más intensa. Por las tardes,
su trabajo no se paraliza. La mujer que asumió
sus funciones cuando ella se encontraba de baja maternal
trabaja las horas que Isabel está ausente. La
reducción de jornada no ha supuesto un nuevo
contrato en su empresa; la suplente desempeñaba
antes otras funciones.
Si la propuesta sobre el reparto de trabajo no tuviera
obligatoriedad total -como probablemente ocurra-, esta
fórmula se acabaría convirtiendo en una
mera reducción de jornada generalizada, en la
que los trabajadores que no se acojan a ella acabarán
asumiendo las tareas de quienes sí lo hagan.
El futuro del trabajador.
Lo que sí parece claro es que, en el futuro,
el trabajo a tiempo completo se irá reduciendo.
Las organizaciones del trabajo tienden a cambiar. Para
ello hay que estar preparado. Según un estudio
de Andersen Consulting, en el plazo de 5 años,
menos de la mitad del empleo será a tiempo completo.
Se trabajará a tiempo parcial , por turnos y
con una jornada más reducida que la actual.
El teletrabajo y el empleo estacional serán
fórmulas habituales.
Afirman estos expertos que ya ha comenzado una revolución
tecnológica que producirá una convulsión
en el mercado laboral, que sólo será
posible combatir con el arma del conocimiento.
Por ello, vaya tomando nota. Tal vez España se
convierta en un buen lugar de residencia y un pésimo
lugar de trabajo. En muchos casos no será necesario
que haga las maletas, sino que ponga los medios necesarios
para trabajar en cualquier país. Usted podrá
trabajar para empresas que se encuentren en cualquier
parte del mundo haciendo un buen uso de las telecomunicaciones.
Con tan sólo un ordenador, un módem
y un teléfono podrá acudir allí
donde le necesiten, siempre que su ocupación
pueda adaptarse a este marco. Por lo tanto, intente
aumentar sus conocimientos informáticos. Le
será muy útil tener un gran dominio a
nivel de usuario, nadie le exigirá que se convierta
en programador de ordenadores. También le conviene
aplicarse en sus estudios de inglés, que parece
que será la lengua del futuro.
Esta información se ha elaborado con datos de
empresas y sectores con opiniones muy dispares: sindicatos,
partidos, expertos, CEOE, Jóvenes Empresarios,
Instituto de Estudios Económicos y Andersen
Consulting.
Los expertos responden
Las opiniones de los expertos sobre el reparto del trabajo
son muy dispares.
- Juan Iranzo(Instituto de Estudios Económicos).
<<El reparto me parece una renuncia explícita
de la capacidad de crear empleo>>.
- J. Francisco Jimeno(Investigador de Fedea). <<Si
se reduce la jornada habrá que reducir el salario
en mayor proporción. Para el empresario, el
75% de los costes laborales son salarios; el resto
son Seguridad Social, vacaciones, etc. Por ello la
rebaja no puede ser proporcional. Nada tiene que ver
el paro con el reparto de trabajo>>.
- F. Martín Seco (economista) . <<La reducción
de jornada laboral no tiene que ir acompañada
de un recorte del salario. Es necesario mantener los
sueldos sin bajadas. Lo lógico es que la jornada
sea de 35 horas semanales. Desde los años 70,
España ha aumentado su productividad 22 puntos
por encima de los salarios, más que Europa>>.
- José María Cuevas (Presidente de CEOE).<<Que
el presidente del Gobierno presente como única
alternativa para resolver el problema del empleo la
reducción de los salarios paralelamente a la
reducción del tiempo de trabajo me parece decepcionante>>.
La ¿salvadora? fórmula alemana
Por Gemma Casadevall
Berlín. Si hay un consorcio que se ha erigido
en pionero en eso de las fórmulas salvadoras
en el reparto del trabajo, ése es Volkswagen.
Su fórmula llevaba por nombre <<semana
laboral de cuatro jornadas>> y consistía
precisamente en eso: en recortar solidariamente horas
y salarios para evitar despidos.
Matemáticamente, el milagro era posible. Si a
cada uno de los aproximadamente 100.000 trabajadores
repartidos en las seis factorías alemanas de
VW se le arañaba aproximadamente un 20% de su
sueldo y la correspondiente cuota de trabajo, 30.000
compañeros amenazados con ingresar en la legión
de los desempleados se quedarían en la casa.
Dos años después de su entrada en vigor,
hay que hurgar de nuevo en las matemáticas para
ver si se trató de un gran logro o de un gran
engendro, capaz no sólo de esconder una mayúscula
mentira, sino también de disparar la economía
sumergida.
Efectivamente, la semana de 38 horas quedó recortada
a 28,8. A los sueldos se les amputó entre un
13 y un 16 % -malas lenguas dicen que hasta un 20 %-.
Y a todo esto, ?qué fue de esos 30.000 puestos
de trabajo <<rescatados>>? Ahí empiezan
las serias divergencias sobre cómo interpretar
las cifras.
Volkswagen admite que su ejército de hombres
y mujeres ha sufrido y seguirá sufriendo bajas.
Se habla de 3.000 al año y de hasta 20.000 antes
de fin de milenio. Eso sí, a modo de despidos
<<light>> -jubilaciones anticipadas, en
su mayoría-, en lo que los responsables del
consorcio califican de proceso imparable de racionalización
del trabajo.
Lo cierto es que la plantilla de la casa ha disminuido
en proporción paralela al incremento de la tasa
del desempleo nacional. Pese a ello, comité
de empresa, patronal y clase política siguen
defendiendo la solidez de la <<fórmula
Volkswagen>>.
A favor de la receta hablan, por supuesto, los que se
quedaron dentro. Personas como Werner H., con más
de dos décadas a sus espaldas en la factoría
de Wolfsburg, para quien el recorte de horas y sueldos
repercutió en más tiempo para la familia
y también para <<otras ocupaciones>>.
Alemania no es tierra propicia a la picaresca laboral.
Pero la disciplina se aprende y se extiende a toda
prisa.
En contra tenemos casos como el de Klaus D, ex compañero
de Werner, que en 1993 pasó a engrosar, como
tantos otros, las listas del desempleo.
El caso Francés
Por Iñaki Gil
París.-En Francia fue también un socialista
-Lionel Jospin- quien suscitó el debate de la
reducción de jornada. Y también en campaña
electoral, concretamente en la que precedió
a la elección presidencial de mayo pasado.
A Jospin le costó encontrar ejemplos prácticos
de su propuesta, pero los halló. La Fundición
Bouhyer, empresa dedicada a la fabricación
de contrapesos para grúas y excavadoras, ha
ido incluso más lejos. La jornada es de 36
horas semanales divididas en 4 jornadas de 9 horas.
La sociedad conoce un momento boyante porque además
han aumentado las contrataciones y los sueldos en un
2,5%. Jospin fue derrotado.
Elegido Chirac, la cuestión quedó reducida
al debate periodístico. Fue su primer ministro,
Alain Juppé, quien volvió a sacar el
conejo de la chistera como exorcismo para conjurar
los males de las largas semanas de huelga. Ahora,
los interlocutores sociales van a negociar por sectores
la reducción de jornada, comenzando por la siderurgia.
Salvo sorpresas, el camino será largo.
Pero la idea avanza. El ministro de la Defensa, Charles
Millon, ha hecho aprobar al Parlamento de Ródano-Alpes
una propuesta de reducción de jornada a 32 horas
pagadas como si fueran 35. El acuerdo debe circunscribirse
al comercio, negociarse por empresas, pero -y aquí
está el quid- la región quedó
comprometida a participar en la financiación.
Al calor de la propuesta de Juppé afloraron ejemplos.
El centro Hewlett-Packard de Lyon o la importante empresa
de venta por catálogo La Redoute han alcanzado
acuerdos que van en esta línea.
En éstos y en otros casos, las horas se contabilizan
individual y anualmente. Las empresas obtienen un gran
flexibilidad con jornadas semanales que van de 20/22
horas a 48/50 en función de la demanda. Lógicamente,
desaparece el concepto de hora extra y su retribución.
A fin de año, los trabajadores, caso de exceso
de horas trabajadas, pueden elegir entre cobrarlas
o coger vacaciones. Normalmente, la negociación
ha supuesto además la consolidación de
los empleos precarios.
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