El propio José María Aznar lo confirmó en Barcelona el viernes por la noche. Si empresarios y sindicatos no se ponen de acuerdo, el Gobierno abordará de todos modos el año que viene una reforma del empleo que pondrá las bases al "contrato laboral del siglo XXI". Un contrato "más ágil" según el presidente, que buscará la estabilidad en el empleo y la creación de nuevos puestos de trabajo.
El próximo martes, día 26, se conocerán los nuevos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y volverán a surgir las dudas sobre el número real de parados que hay en España.
La última EPA elevaba a 3,5 millones el número de desempleados, nada menos que un millón más que los registrados en las oficinas del INEM. El método que goza de reconocimiento internacional es el de la EPA y, aunque no es un sistema de medición infalible, demuestra que España tiene una elevada tasa de paro: el 22% de la población activa, cuando en Europa la media ronda el 11%.
La solución no es fácil, ni para los más sabios del país. Europa y, más concretamente España, presenta importantes dificultades para erradicar su plaga. Los economistas clásicos que defendían que el aumento de la producción total nacional era la base de toda creación de empleo deben arrojar la toalla a la luz de lo que está pasando en España y en otros países cercanos: la economía crece y, sin embargo, el paro no disminuye de forma significativa.
Tal vez suceda que el crecimiento económico actual no sea el adecuado para crear empleo. Mientras que algunos estudiosos determinan que a partir de un crecimiento del 1% es suficiente, otros consideran que es necesario un 4 ó incluso un 5%.
El origen.
Las razones son lejanas en el tiempo y de soluciones muy complejas. La primera gran crisis energética, en los años 70, dejó en España una bolsa de paro desconocida hasta entonces. En 1973, sólo había 374.000 parados. Pero nueve años después, esa cifra se había multiplicado por siete. Aunque la economía española crece hoy a un ritmo superior al 2% y crea un volumen de empleo similar al de sus vecinos europeos, resulta insuficiente para igualar sus índices de desempleo y recuperar los puestos perdidos.
Además del escaso crecimiento de la economía, hay otra cuestión que hace que la cifra de paro española sea tan alta. Y conviene explicarla con un ejemplo. Supongamos que se crea un puesto de trabajo diario. Ello significaría 30 nuevos empleos al mes. Pero si, al mismo tiempo, dos personas se incorporan cada día al mercado de trabajo, aparecerán sesenta parados nuevos en el mismo mes. El paro neto habrá aumentado en 30 personas.
Veámoslo con cifras del pasado mes de octubre. En ese periodo se firmaron más contratos de trabajo que en ningún otro mes de la historia de España: nada menos que 912.972. ¿Significó eso que se redujese el paro? Al contrario. El paro aumentó en 40.000 personas, el triple de lo que creció en el mismo periodo de 1995.
Esto nos lleva a detenernos en el principal problema. Aparte de que la economía tenga menos capacidad para crear empleo, el número de personas que se incorporan al mercado de trabajo es más elevado. La población española supera los 39 millones de personas. Según la EPA, en edad de trabajar (con más de 16 años) se encuentran 32,1 millones de ciudadanos. De esta cantidad, la población activa (quienes manifiestan intención de trabajar) son alrededor de 15,8 millones. Los que están ocupados son algo más de 12,3 millones y hay 3,5 millones de desempleados.
El Gobierno sólo conseguirá reducir la cifra de parados en 160.000 personas durante 1996, aunque se hayan creado en torno a 310.000 empleos nuevos a lo largo de todo el año. La razón es que hay que descontar la previsión de aumento de la población activa en 150.000 personas.
El recorte del paro es mayor que el registrado en 1995, que fue de 119.000 personas. Pero cabe calificarlo de escaso. Sobre todo si se considera que la renovación del censo de población ha provocado a partir del segundo trimestre de este año un aumento en el número de activos contabilizados por la EPA de 25.000 personas por cada tres meses.
Desde principios de año hasta el 30 de octubre, la cifra se ha reducido a 2.234.988 parados. Es decir,186.875 desempleados menos. Pero el presente mes, al igual que el de octubre, es proclive al aumento del paro como consecuencia de la tendencia en estas fechas a no renovarse contratos firmados a principios del verano y el crecimiento de nuevas incorporaciones al mercado laboral, sobre todo de jóvenes que han finalizado sus estudios.
Qué pasará en 1997.
Pese a que José María Aznar sostiene que 1997 será el año del empleo, las expectativas laborales en nuestro país no parecen mejorar significativamente a corto plazo. Tomando como referencia las previsiones de creación de empleo recogidas en los restrictivos Presupuestos Generales del Estado para 1997, se encuentra un escenario muy parecido al del presente año. Es el siguiente:
Las causas.
No es fácil desgranar las causas del desempleo sin caer en explicaciones que tengan un componente ideológico. Pero buena parte de los expertos económicos consultados coinciden en señalar las siguientes, según la demanda, los sectores y el carácter institucional:
Posiciones encontradas.
La reforma laboral defendida por el Partido Popular se ha retrasado de fin de año a la próxima primavera. Esa reforma supondría un alivio de cargas para las empresas españolas. Sin embargo, los empresarios se quejan porque el Gobierno no está dispuesto a perder, sin oponer resistencia, ni una peseta y ofrece a los empresarios despidos más fáciles a cambio de no aligerar el peso de las cotizaciones sociales que pagan. El Ejecutivo quiere garantizarse la paz social asegurando a los sindicatos que las cargas de los trabajadores no serán aumentadas si la negociación da como fruto una legislación laboral más flexible.
Desde los sindicatos se indica que el estancamiento actual de los niveles de paro se debe a que los bancos y las empresas destinan sus beneficios a la inversión no productiva o a la especulación, en vez de reinvertirlos para aumentar la producción, mejorar la competitividad y garantizar el trabajo en el futuro.
También hay voces sindicales que sostienen que el paro en España se ha convertido en un problema permanente como consecuencia del desarrollo tecnológico. La precariedad, temporalidad, estacionalidad y rotación de los puestos de trabajo en España también contribuyen a que muchos ciudadanos vuelvan a las listas del paro al poco tiempo de haber sido rescatados de ellas.
La patronal de los empresarios pide poder ajustar sus plantillas por razones técnicas, económicas, productivas y organizativas.
¿Es la rigidez del mercado de trabajo la causa del estancamiento del paro? ¿No será que la causa principal es, precisamente, la flexibilidad laboral ya conseguida? Decidirse por uno u otro planteamiento lleva a una elección ideológica.
Las posiciones se enfrentan de esta manera: PP, Convergncia i Unió, PNV, la patronal CEOE, el Círculo de Empresarios y demás instituciones defensoras del liberalismo económico acusan a la rigidez laboral. PSOE, Izquierda Unida, CCOO y UGT consideran que el actual modelo está agotado y que hay que buscar fórmulas alternativas que generen más trabajo más rápidamente. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), defensora del libre mercado, asegura que España está condenada a un porcentaje de desempleados de larga duración que no será inferior al 18% de la población activa. Al menos mientras no se limite la cobertura del paro y no haya una profunda reforma laboral.
Esta información ha sido elaborada con datos y opiniones de: Ramón Tamames, Juan Iranzo, Juan Francisco Jimeno (Fedea), Juan Corona (Instituto de Estudios Económicos), Pilar Gómez-Acebo, Alfonso Caldevilla y fuentes de CEOE, UGT, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y OCDE.
Aunque es difícil llegar a conclusiones uniformes en economía, aquí se recogen las ideas aportadas por expertos de prestigio para reducir el paro. Algunos sostienen que es necesario crear 4 millones de puestos de trabajo para equilibrar de modo estable nuestra economía.