Ancas de Oro Su Negocio 101

Número 101 / Domingo 30 de noviembre de 1997

Ancas de Oro
Desde 4,7 millones para montar un criadero de ranas

Si dispone de un terreno, la inversión inicial puede recuperarse con la primera producción

Por Mercedes Gómez.

Las ancas de ranas siempre han sido consideradas un manjar dentro de la cultura gastronómica de nuestro país. Es un producto de precios astronómicos reservado a los paladares más caprichosos. El furtivismo, la contaminación de las aguas y la desaparición progresiva de los riachuelos donde se desarrollan propician su extinción. Por tratarse de una especie protegida, la caza de la rana se encuentra muy restringida en nuestro país y el consumo se cubre con importaciones.

En la actualidad, la mayoría de las ancas que se sirven en los restaurantes procede de Indonesia, con un precio que puede alcanzar las 5.000 pesetas por ración. La escasez de este plato tan apreciado por los gourmets y la demanda insatisfecha encendieron la luz empresarial de José González Arroyo para montar Hispa-frog, el primer criadero de ranas de España.

Importando la idea de EEUU, desde donde provienen los ejemplares con los que se ha iniciado la reproducción, Hispa-frog pretende asentar las bases del mercado para comercializar ancas de criadero con la ayuda de otros emprendedores interesados.

José González Arroyo, propietario de la granja Hispa-Frog, en sus instalaciones de Mejorada de Enmedio (Madrid)

La cría de ranas es una actividad muy sencilla, y se puede obtener una elevada rentabilidad con una mínima inversión. Para la puesta en marcha de una de estas peculiares granjas, Hispa-frog pone a disposición de los nuevos criadores los primeros ejemplares para la reproducción, formación para aprender sus cuidados de estos y asesoramiento sobre el mantenimiento de las instalaciones.

Si usted dispone de un terreno rústico al que no le está dando ninguna utilidad, cumple con el perfil ideal para introducirse en el sector sin la necesidad de hacer un enorme desembolso en la compra de una parcela. El espacio dedicado al criadero debe ser de unos 3.000 m2, alejado del ruido de las grandes ciudades, con suministro de agua de pozo y electricidad. Para reproducir el hábitat natural de las ranas, tendrá que instalar tres charcas de 1,70m x 15 m x 40 cm, que si es un poco mañoso podrá construir usted mismo

Las instalaciones han de completarse con unos criaderos cubiertos donde albergar a las ranas durante los meses de invierno, para lo que tendrá que habilitar una nave de un mínimo de 200 m2.

Lo importante es conseguir una temperatura permanente de 20º que favorezca la reproducción, para lo que tendrá que estudiar cuál es el sistema de calor que más económico le puede resultar: suelo radiante, cañones de aire caliente, radiadores convencionales, estufas de carbón o leña, etc. Por ejemplo, un cañón de aire caliente combinado con resistencias para calentar el agua no requiere sumas cuantiosas y su consumo es razonable. Utilizando este sistema, tendrá que destinar 50.000 pesetas para la compra del cañón, mas unas 150.000 para unas diez resistencias. Para mantener el calor del criadero y no consumir más energía de la necesaria, lo ideal es recubrir con aislamiento el interior de la nave, que para una superficie de unos 200 m2 viene a costar unas 200.000 pesetas.

Las instalaciones en el interior de la nave se limitan a una charca de similares dimensiones a las exteriores y unas 10 cubetas que alojarán a los animales en sus diferentes fases de crecimiento. La partida de gasto dedicada a estos contenedores es de unas 140.000 pesetas.

La alimentación de las ranas es uno de los aspectos en los que se debe poner especial atención para lograr una buena producción. Se utiliza un pienso especial que cuesta 90 pesetas/kilo. Con una compra de 100.000 pesetas en pienso, tendrá suficiente alimento para los ejemplares que se críen durante el primer año.

Para sacar rentabilidad al negocio, es conveniente que empiece a funcionar con 300 parejas de ranas reproductoras, en las que tendrá que invertir 3 millones de pesetas.

La reproductoras se distribuirán en grupos de 200 en las charcas exteriores del criadero. En época de apareamiento, tendrá que recoger los huevos que pongan y pasarlos a un contenedor hasta que se conviertan en renacuajos, fase en la que se trasladarán a las cubetas de regeneración. Según crezcan, se irán depositando en contenedores diferentes. De esta forma, se trata de seleccionar y clasificar la producción por su tamaño y su crecimiento.

Desde el momento en el que se inicia la cría hasta que las ranas pueden comercializarse pasa al menos un año. Piense que hasta ese momento no generará ningún ingreso y tendrá que contar con una suma cercana al millón para hacer frente al mantenimiento.

A partir de este momento, el criador puede orientar su negocio: de las ranas más pequeñas se comercializan las ancas, pero si se espera a que el animal engorde 800 gramos puede vender su carne. Además, no tiene desperdicios. En EEUU, los intestinos se utilizan para puntos de sutura en operaciones de cirugía estética, la piel, para marroquinería, y los restos, como pienso para otros animales.

Los propietarios no pueden vender directamente a los restaurantes, ya que las ranas, al igual que otros animales, tienen que pasar por el matadero. Hispa-frog está consolidando una red de criaderos para asociarlos, montar su propio matadero y se marcar las pautas de distribución.

Según estima Hispa-frog, el primer año de producción pueden conseguirse 500.000 renacuajos, el segundo, 700.000 y alcanzar un millón el tercero. Con esta producción, la inversión inicial se puede recuperar el primer año, y la rentabilidad dependerá del precio y del margen de beneficio que acuerden los criadores.

El primer paso es acudir al Ayuntamiento donde tendrá que presentar un proyecto. Después deberá ir a su Comunidad, registrar el criadero y cumplir las normas higiénico sanitarias y de bienestar animal. Deberá también pedir un núcleo zoológico y un programa de manejo firmado por el veterinario de la zona. Además, tendrá que cumplir sus obligaciones con Hacienda.