Su Dinero
Actualidad Número 139 / Domingo 27 de septiembre de 1998



Su Negocio

Desde 7 millones para montar un videoclub
Una Inversión de Película
Una vez que amortice el capital inicial, el beneficio puede ascender al 30% de los ingresos


Por Mercedes Gómez

El alquiler de películas de vídeo ha resurgido de sus propias cenizas. Sus competidores más cercanos, los canales privados de televisión que hace años pujaban por desbancarlo del mercado, han conseguido relanzarlo. La programación de la pequeña pantalla, ya sea gratuita o de pago, no convence a los españoles y el vídeo recupera posiciones. Según unos estudios hechos públicos por la Unión Videográfica Española, el sector del alquiler de películas de vídeo superó los 8.800 millones de pesetas en 1997, frente a los 5.000 de 1995.

Convertirse en propietario de un videoclub no le hará en millonario, pero sí puede proporcionarle unos ingresos muy interesantes y darle la satisfacción de crear algún puesto de trabajo.

Un nuevo concepto. Los hábitos de los usuarios del alquiler de películas obligan a los nuevos empresarios a renovarse para satisfacer a su clientela. El tradicional videoclub de barrio, que como cajón de sastre ofrecía los productos más dispares, está condenado a la desaparición. Los consumidores reclaman establecimientos más especializados que puedan cubrir sus demandas videográficas.

Magdalena Ceballos, copropietaria de los Videoclubes Groucho, en uno de sus establecimientos

La variedad de la oferta, la presentación del local, la venta de productos relacionados con el mundo del cine y el servicio prestado por los empleados son aspectos fundamentales para fidelizar a la clientela.

Como sobre gustos no hay nada escrito, un videoclub no puede limitar su oferta a las últimas novedades. Debe complacer a sus socios introduciendo títulos de todos los géneros.

Teniendo en cuenta la escasa disponibilidad del cliente para acudir al establecimiento, es imprescindible organizarse para facilitar el servicio de alquiler. Abrir todos los días de la semana, facilitar la reserva telefónica de películas y un sistema de entrega 24 horas al día son factores que valorará muy positivamente su clientela.

La adquisición de películas es uno de los temas más complicados en este negocio. La oferta es infinita y, por tanto, debe ser muy cauto a la hora de seleccionar los títulos y el número de copias que pondrá a disposición de los clientes. Se trata de dar en el clavo conjugando tres conceptos: oferta, demanda y rentabilidad.

Si quiere abrir el videoclub con una colección de títulos aceptable, tendrá que realizar una inversión mínima de 2,8 millones, cantidad con la que podrá hacerse con un fondo de entre 1.000 y 1.500 cintas. La dinámica de este sector le obligará a hacer reposiciones mensuales a su fondo inicial. Calcule un mínimo de 250.000 pesetas.

El coste medio de una película para el propietario de un videoclub ronda las 6.185 pesetas. El precio tenderá al alza o a la baja dependiendo de factores como la novedad, el éxito que haya tenido en la gran pantalla o si la película ya se ha puesto a la venta.

Mayoristas y distribuidores serán sus principales proveedores. Los distribuidores le ofrecerán mejores precios, pero con el inconveniente de que le impondrán títulos y número de copias.

El volumen de compra es otro de los aspectos que debe tener en cuenta para obtener descuentos o precios más reducidos. Si quiere beneficiarse de condiciones ventajosas, tiene la opción de adherirse a una agrupación de videoclubs para hacer las compras.

Superficie media. Un videoclub debe contar con una superficie entre 70 y 100 metros cuadrados para exhibir una colección de títulos interesantes.

La ubicación es otro de los factores determinantes para la buena marcha del negocio. Es preferible establecerse en una ciudad con una población de nivel medio donde no exista competencia.

Junto a la adquisición de películas, tendrá que añadir a su presupuesto inicial alrededor de un millón de pesetas para la adecuación del local; dos millones para la compra de mobiliario, maquinaria y el sistema informático; 500.000 para la compra de artículos varios y accesorios, y unas 700.000 pesetas que dedicará a la constitución y a la publicidad.

Dependiendo de la ciudad donde se ubique el establecimiento, los precios de alquiler de películas para el público oscilarán entre las 300 y las 500 pesetas.

Un videoclub es una inversión que requiere un período de amortización de entre dos y cuatro años. Necesitará al menos seis meses para darse a conocer entre su clientela potencial y no menos de un año para que la actividad comience a dar beneficios.

Calcule que tendrá que facturar un mínimo de un millón de pesetas mensual para cubrir los gastos fijos y la amortización.

Videoclub Groucho. Apasionada del cine, Magdalena Ceballos consiguió materializar su ilusión de convertirse en empresaria montando un videoclub.

Consciente de las carencias del sector, abrió las puertas de su negocio con todo aquello que, como usuaria, le hubiera gustado encontrar: distribución temática de las películas, variedad de la oferta, atención al cliente, servicio de devolución 24 horas, etcétera.

Gracias a estos planteamientos, esta emprendedora ha conseguido abrir tres establecimientos en tan sólo dos años en el populoso barrio del Pilar. "Un videoclub es un negocio sencillo y que se lleva solo siempre y cuando se mime al cliente y se le ofrezca lo que realmente espera", señala Magdalena.

En breve, montará una sociedad para asesorar y ayudar a otros empresarios que quieran iniciarse en el alquiler de películas de vídeo.

Con información facilitada por Magdalena Ceballos y Jorge Miguel Carrión, empresarios del sector.


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