Su Dinero
Actualidad Número 146 / Domingo 15 de noviembre de 1998



Su negocio

Desde 1.950.000 pesetas para un negocio de telefonía pública
Beneficios por cada paso
Las franquicias le ofrecen la fórmula para gestionar cabinas en establecimientos públicos


Por Mercedes Gómez

El fin del monopolio en el sector de las telecomunicaciones está dando mucho juego a nuevas iniciativas empresariales promovidas por emprendedores particulares. La comercialización y la gestión de las cabinas de uso público es una de estas actividades, liberalizada parcialmente en 1994, y que ahora comienza a desarrollarse de la mano de empresas franquiciadoras en el conjunto del territorio español.

La explotación de este sector se limita a teléfonos de monedas instalados en el interior de los establecimientos públicos, pero el sector se liberalizará completamente en enero de 1999 y los operadores privados podrán gestionar cabinas ubicadas en la vía pública.

Silvino Fernández, director gerente de Telerno, en la sede de la empresa (Carlos Lago)

El volumen de negocio en cabinas ubicadas en interiores de Cabitel, empresa gestora de telefonía pública del Grupo Telefónica, se situó en torno a los 47.000 millones de pesetas en 1997. A esta cantidad habría que añadir la facturación conseguida por los operadores privados.

Convertirse en franquiciado de un operador privado de telefonía es una fórmula de autoempleo en la que no es necesario arriesgar un capital importante, no es preciso disponer de un local, y con la que se puede obtener una rentabilidad del 50%. Pero, ¿qué implica asociarse a una empresa de telefonía pública?

El franquiciado de una de estas cadenas debe ocuparse de la comercialización, gestión, mantenimiento y recaudación de las cabinas instaladas en establecimientos públicos. Por ejemplo: un bar de nueva apertura cede la gestión del teléfono público a un operador privado. El franquiciado, que será el propietario de la línea, le instalará la cabina y se ocupará de su mantenimiento y recaudación. Como compensación a esta autorización, el propietario del local recibirá un porcentaje de la recaudación.

¿De dónde sale la ganancia para el franquiciado? El precio por paso en estas cabinas es superior al estipulado por la compañía telefónica. Es decir, si la tarifa oscila entre las 5,5 y las 6,5 pesetas por paso, los teléfonos se programan para marcar el paso a unas 12 pesetas. Por tanto, el margen para el franquiciado resulta de la diferencia entre la factura que debe abonar bimensualmente por cada línea en funcionamiento y la recaudación obtenida.

Si encuentra atractivo este negocio, conozca los detalles de las propuestas de algunas de las franquicias del sector.

Telemo.

World Franquicias es el primer operador privado de telefonía pública que comenzó a funcionar en nuestro país. Con el proyecto Telemo, homologado por Telefónica, la compañía ha iniciado su plan de expansión por el conjunto de la geografía española a través de la fórmula de franquicia.

Los franquiciados Telemo pueden desarrollar su actividad bien encargándose de la distribución, instalación y mantenimiento de nuevas cabinas, u ofreciéndose como gestores de teléfonos ya en funcionamiento.

El asociado, que se convierte en propietario tanto de las líneas dadas de alta como de los teléfonos que instale, puede gestionar un parque de entre 60 y 80 cabinas. Los interesados en formar parte de la cadena Telemo deben abonar dos cánones de entrada. El primero, una cantidad fija de 1,2 millones de pesetas, que incluye el equipo informático para gestionar las líneas, un programa de diseño de facturas, hojas, tarjetas, hojas de liquidaciones, albaranes, contratos y cursos de formación.

Además, un canon complementario que varía en función del número de establecimientos que comprenda la zona cedida en exclusividad al franquiciado (hasta 500 establecimientos, 750.000 pesetas; de 500 a 1.000, 1.250.000 pesetas; y de 1.000 a 1.500 locales, 1.750.000 pesetas).

En el caso de establecimientos en los que se instale un teléfono nuevo, el coste es de 67.155 pesetas para el franquiciado.

La cadena no exige ningún tipo de royalty por ejercer la actividad. En lo que se refiere al margen comercial, el franquiciado puede obtener una rentabilidad de un 50% sobre la facturación. Por ejemplo, si la factura telefónica de un establecimiento alcanza las 45.000 pesetas, el beneficio para el franquiciado es de 34.481 pesetas, de las que tendrá que descontar los gastos que genere la actividad y la comisión prevista para el propietario del local, que oscilará entre un 5 y un 60%, según el consumo realizado.

Phone-Tax.

La actividad de los franquiciados de esta cadena se centra exclusivamente en la gestión, mantenimiento y recaudación de teléfonos de monedas que instalen en los establecimientos públicos que capten como clientes.

Para apoyar la gestión comercial, se reserva un 4% de la recaudación total del teléfono para el dueño del local. La inversión total para integrarse en la cadena es de 1.977.000 pesetas. Esta suma incluye el canon de entrada, 15 teléfonos en propiedad y otros 15 cedidos en régimen de explotación.

Una vez que el franquiciado ha puesto en marcha su negocio, tendrá que abonar un royalty bimensual equivalente al 5,5% de la facturación telefónica. Además, debe desembolsar un canon de garantía de 1.000 pesetas por teléfono al mes, con lo que los equipos quedan asegurados contra cualquier avería o daño que pudieran sufrir.

El franquiciado puede obtener de una cabina con una facturación bimensual de 50.000 pesetas un beneficio neto que ronda las 21.237 pesetas. La inversión se puede recuperar a los 10 meses. Phone Tax se compromete a recomprar el negocio finalizado el contrato.

Este reportaje se ha elaborado con información de Joaquín Lorenzo, director de comunicación de Cabitel, y las empresas franquiciadoras citadas.


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