Adquirir una pintura, un grabado o una escultura ya no es privilegio de una minoría. Ser propietario de piezas con valor artístico está al alcance de cualquiera. Esto ha hecho aflorar nuevos negocios que pretenden popularizar las diferentes expresiones plásticas.

Comulgando con esta filosofía, la oferta de una nave de arte es una de las propuestas más innovadoras que han surgido en el mercado español. Se trata de un nuevo concepto de galería, entendido como una gran superficie, en la que se combina la exposición de obras con la venta y otras actividades relacionadas con objetos de arte. Es un espacio innovador en el que, además de aglutinar una oferta asequible para el bolsillo, se da la oportunidad de exponer y promocionar a las nuevas promesas de los diferentes ámbitos artísticos.

Si satisface las demandas del público, una nave de arte puede contar con un enorme tirón comercial y convertirse en un interesante negocio para aquellos emprendedores que conozcan o sientan pasión por las creaciones plásticas.

En las afueras.

Si está decidido a poner en marcha una nave de arte, es imprescindible que inicie su aventura empresarial en un local de una superficie mínima de unos 500 metros cuadrados.

Marta Colomina, directora de la Nave del Arte, junto a una de sus colaboradoras (Bernardo Díaz)

Teniendo en cuenta que los clientes potenciales de este negocio se encuentran en núcleos urbanos importantes, tendrá dificultades para dar con un local con un arrendamiento razonable. Si quiere solventar este inconveniente, puede recurrir a las naves que se arriendan en los polígonos industriales en los extrarradios de las ciudades.

El precio de alquiler variará en función de la ciudad y del polígono industrial donde vaya a establecerse, pero calcule que le pedirán entre 800 y 1.000 pesetas por metro cuadrado.

Luego tendrá que dedicar la partida presupuestaria más importante al acondicionamiento y equipamiento del local. Necesitará entre 15 y 20 millones para realizar las obras, adquirir los elementos decorativos y el mobiliario, el equipo informático, etcétera.

Debe conseguir un ambiente acogedor para el cliente, que invite a pasear por la galería y disfrutar de las obras expuestas.

La distribución del espacio.

Una nave de arte se caracteriza por la diversidad de su oferta y, por tanto, debe compartimentar la superficie del local en secciones claramente diferenciadas para facilitar al cliente la localización de la obra o del artículo que busca. Por ejemplo, la nave puede dividirse en áreas como exposición y venta de obras, muestra temática, tienda de regalos relacionados con el arte, enmarcación, etcétera.

Debe dedicar al menos un tercio del local a la exposición de las obras de unos 20 artistas que representen una variedad de estilos y técnicas: figurativo, surrealismo, hiperrealismo, infografía, grabado, fotografía, escultura...

Este espacio debe cederlo a los autores sin cobrarles. Si se realiza alguna compra, se reservará el porcentaje o comisión del precio de venta que haya estipulado. Ha de ser muy riguroso con la calidad que seleccione para la muestra.

Otra de las secciones que debe incluir será la dedicada a las exposiciones temáticas que permitan al público disfrutar y ampliar sus conocimientos sobre un aspecto artístico específico, una técnica o un artista.

Los objetos relacionados con el arte también tendrán reservado un lugar. Esta sección se destinará a la venta de piezas, elementos decorativos, libros, revistas. También puede contar con un apartado dedicado a las láminas y reproducciones y a la enmarcación para que el comprador pueda salir del establecimiento con la obra lista para colgar.

Para todos los presupuestos.

El éxito de una nave de arte es aglutinar piezas para todos los gustos y para todos los presupuestos. Es obvio que en su oferta debe aparecer tanto un póster de 5.000 pesetas como obras de 250.000.

La inversión que tendrá que realizar en existencias será mínima en proporción a la superficie del establecimiento. La parte más importante estará cubierta con las obras de los artistas a los que cederá el espacio de exposición.

Para la mercancía del resto de las secciones (regalos, elementos decorativos, láminas, marcos, etcétera) tendrá que destinar alrededor de unos cuatro millones de pesetas.

La publicidad y las actividades de promoción son otras de las partidas de gasto que no debe olvidar. Al tratarse de un concepto de galería novedoso, debe darlo a conocer. Como mínimo, necesitará un millón de pesetas para la campaña inicial.

Si quiere que su negocio salga adelante, tendrá que facturar al menos 50 millones de pesetas durante el primer año para cubrir los gastos fijos y amortizar la inversión realizada. Si las ventas se consolidan, lo lógico es que en un plazo de dos años recupere el dinero desembolsado. Con una oferta tan variada, el margen bruto oscila entre el 15 y el 30%.

Nave del Arte.

Ligada y apasionada del mundo del arte, Marta Colominas aprovechó su afición para convertirse en empresaria. Conocedora de la calidad de la cantera de artistas a la que las galerías tradicionales no le abren sus puertas, decidió asentarse en el mercado con un establecimiento en el que, por una parte, acogiese a nuevos valores y, por otra, aproximara al público de la calle al arte contemporáneo asequible para el bolsillo.

Pionero en nuestro país, el concepto de negocio desarrollado en Nave del Arte ha contado con gran aceptación. Sin salir del local, sus clientes pueden disfrutar de una exposición temática, admirar y, si quieren, adquirir pintura, fotografía o grabados, comprar una joya de autor o enmarcar un cuadro.

A pesar de la diversidad de la oferta, la promotora de Nave del Arte piensa ir incorporando nuevas actividades. A corto plazo, creará una escuela de arte y el premio con el nombre del establecimiento para artistas noveles.

Además, si el negocio sigue creciendo, establecerá este nuevo concepto en otras ciudades a través de franquicias o socios-colaboradores.

Nave del Arte
Avda. Camino de lo Cortao, 10. Pol. Ind. San Sebastián de los Reyes. 28709 Madrid
Tf.: 91 653 06 28
www.navedelarte.com

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