Mimar el cuerpo en el gimnasio, después de maltratarlo
con hábitos poco saludables, es una práctica
que va en aumento.
Especialización.
Seguridad e higiene.
Más caros.
Franquicia.
Los datos que aparecen en esta información han
sido proporcionados por varios gimnasios. Los de las
franquicias han sido facilitados por la propia empresa.
Montar un gimnasio puede ser un buen cobijo para sus
ahorros, aunque hay que escoger muy bien porque existe
riesgo de perder la inversión. Algunos centros
cierran sus puertas mientras observan cómo la
competencia, mejor preparada, se adueña del
mercado.
Existen dos modelos de gimnasio que ofrecen buenas posibilidades
de negocio: el mediano (muy especializado) y el gimnasio
grande (tipo club). El gimnasio tradicional de barrio,
carente de buenas instalaciones, tiene hoy escasas
posibilidades de sobrevivir.
Para un gimnasio de tamaño medio (más
de 300 metros cuadrados) es necesario buscar una especialización.
Las artes marciales o el culturismo son algunas de
las alternativas.
Un buen equipo de profesionales, un esmerado programa
de actividades, una correcta selección del lugar
de ubicación del centro (escasa competencia
y adecuación a la demanda) y un trato muy personalizado
al cliente deben ser las principales máximas
para quien se decida por esta alternativa. Para un
local de algo más de 300 metros cuadrados, la
inversión necesaria no es inferior a los 16
millones de pesetas. Si la superficie es mayor, también
deberá incrementarse el esfuerzo inversor.
La rentabilidad del negocio es muy variable. No obstante,
algunos propietarios de centros urbanos aseguran que
sus beneficios antes de impuestos se sitúan
entre los 8 y los 10 millones anuales.
El acondicionamiento del gimnasio es el capítulo
que requiere mayores gastos, aunque el precio de la
maquinaria también es un factor destacable.
Así, la adquisición de aproximadamente
20 aparatos de fitness-musculación y cardiovasculares
cuestan 3 millones de pesetas. El gasto mínimo
para la instalación de una sauna supera las
350.000 pesetas.Con un presupuesto más alto
se pueden ampliar las prestaciones del centro con la
incorporación de un gabinete de rayos UVA (aproximadamente
400.000 pesetas) o una sala de masajes (150.000 pesetas).
Es obligatorio construir como mínimo dos baños
y dos duchas en cada vestuario, cifra que debe incrementarse
en relación al número de clientes. En
cuanto a las medidas de seguridad personal y contra
incendios, el gimnasio debe contar con un botiquín,
dos extintores por cada 400 metros y, si supera los
25 metros de longitud, una salida directa al exterior.
Otra posibibilidad, mucho más costosa, es la
de la apertura de un gran gimnasio, de una extensión
de entre 600 y 900 metros cuadrados. Este tipo de negocio
se nutre de clientes de clase social media-media, por
lo que hay que prestar especial cuidado al lugar de
ubicación.
La inversión total necesaria se sitúa
entre los 20 y los 26 millones. Existen muchos lugares
que, con una población superior a los 50.000
habitantes, ofrecen buenas posibilidades.
Body Factory es la primera red de gimnasios en régimen
de franquicia que funciona en nuestro país.
El canon de entrada es de 1 millón de pesetas.
Cobra a su franquiciado el 1,5% sobre las ventas.
La inversión total se sitúa en torno
a los 28,5 millones de pesetas. Prevé unas ganancias
de unos 8 millones en el primer año y de 15
millones en el segundo.
Licencias y personal.
Para cualquier tipo de gimnasio es necesario un permiso
del Ayuntamiento. Se necesita un perito o ingeniero
para realizar el proyecto. El personal docente -un
mínimo de cuatro personas- debe ser experto
en las distintas materias. Este equipo se encuentra
en las escuelas, centros de formación e Institutos
de Educación Física.
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