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  Ariadna
El suplemento para comprender el mundo digital
 
    EL MUNDO - Domingo, 8 de mayo de 2005 - Número 233  
  El monstruo de las 200.000 toneladas de basura electrónica
LOS ESPAÑOLES GENERAMOS CADA AÑO 200.000 TONELADAS DE TECNOBASURA, DESDE EL ARSÉNICO O MERCURIO DE UN PC AL PLÁSTICO DE UN TELEVISOR. A PARTIR DE AGOSTO SE TENDRÁN QUE RECICLAR TODOS ESOS DESECHOS
 
  ÁNGEL JIMÉNEZ DE LUIS  
 
[foto de la noticia]

Los españoles generamos al año más de 200.000 toneladas de basura electrónica, y lo peor es que no sabemos qué hacer con ella. Los viejos PC, los móviles de más de dos años, las cadenas de música, los monitores de tubo… todos se amontonan en los trasteros de las casas o en los vertederos de todo el país a la espera de una ley que marque las pautas de cómo deshacerse de ellos. Esa Ley, el Real Decreto 208/2005, se publicó en el BOE el pasado 25 de febrero y entrará en vigor el 13 de agosto de este mismo año. A partir de esa fecha los fabricantes, vendedores y distribuidores tendrán la obligación de hacerse cargo de la recogida, tratamiento y recuperación de los productos electrónicos que vendan.

Todos consideran que están preparados para afrontar el reto. Algunas empresas, como la multinacional Dell, la que más ordenadores fabrica del mundo, llevan años embarcados en proyectos de reciclaje, tanto en Estados Unidos como en Europa. "Los consumidores cada vez demandan más estos servicios", asegura Paul Bell, presidente de Dell para las regiones de Europa, Oriente Medio y África.

El problema del reciclaje electrónico es serio, y va más allá de nuestras fronteras. La tecnobasura ya representa casi el 5% de todos los residuos generados por la Unión Europea. La ley orgánica aprobada el pasado mes de febrero es la adaptación española de una directiva comunitaria de 2002 y que ahora entra en vigor, con bastante retraso —originalmente estaba prevista que se implantara en verano de 2004—, en todos los países de la unión. La reacción de los fabricantes es positiva. "Es un objetivo muy deseable. Aunque todavía no están bien definidos los mecanismos de actuación y la política de costes en alguno de los países", comenta Bell.

Dell no dispone de plantas de reciclado propias, sino que contrata los servicios de empresas especializadas en el tratamiento de este tipo de residuos. "Cuando la ley entre en vigor toda la industria compartirá estos proveedores", asegura. El modelo directo de venta que utilizan juega en este caso a su favor. "Conocemos a nuestros clientes directamente, no a través de intermediarios, y eso ayuda a la hora de recoger los equipos viejos", añade. Los fabricantes coinciden también en señalar que en Europa somos más conscientes de la importancia del reciclaje. "El 90% de nuestro negocio en Europa es el mercado corporativo y gubernamental y muchos de estos clientes piden que se especifique en el contrato qué se va ha hacer con el producto una vez termine su vida útil. Es cierto que existen diferencias entre los distintos países. Noruega y el resto de países nórdicos están más concienciados sobre la importancia del reciclaje, pero en general Europa es un continente con un alto índice de preocupación por el tema", asegura Bell.

EEUU, el país que más electrónica consume y, por tanto, que más residuos genera, está empezando a tomar también conciencia de la situación. En la última MacWorld, un nutrido grupo de ecologistas acusó a Apple de no interesarse lo suficiente por el reciclado de sus productos. Bajo el lema "Del iPod a la iBasura", acusaron a la compañía de la manzana de cobrar en exceso por la recogida y reciclaje de los equipos y del uso de materiales contaminantes en sus productos. El propio Steve Jobs tuvo que intervenir durante la reunión con accionistas para acallar las críticas a la compañía, asegurando que Apple fue el primer fabricante de informática en lanzar un programa de reciclado —en el año 2001— y que los ataques se deben únicamente a los intentos de estas organizaciones por conseguir publicidad a costa del éxito del iPod.

Aunque los objetivos de la nueva ley gusten a los fabricantes y consumidores, aún está por ver cómo se organizará el proceso de reciclado. La directiva europea es lo suficientemente vaga como para interpretar que los fabricantes tienen la obligación de recoger los equipos directamente en la casa del usuario, incluso cuando haya sido adquirido con anterioridad al mes de agosto. En España, la ley indica que son los ciudadanos los que deben depositar los equipos en puntos de recogida específicos y que a partir de ahí son los fabricantes quienes deben hacerse cargo del procesado de los residuos. Sea como fuere, hay tanta basura electrónica acumulada que tendrán que pasar varios años hasta que el problema desaparezca. Según la consultora alemana ZVEI/Bitkom, sólo reciclar los ordenadores que se amontonan hoy en los vertederos europeos llevaría unos 10 años. A ellos hay que sumar los televisores de tubo —y los primeros planos, que pronto empezarán a quedarse viejos—, las lavadoras, las neveras y sobre todo los móviles, un producto con una rápida obsolescencia que ya comienza a preocupar a las autoridades medioambientales por la toxicidad de sus baterías.

LO QUE HAY EN UN PC. Si la basura electrónica fuera inocua, el problema del reciclaje podría esperar una década. Pero lo cierto es que el interior de un PC sobremesa típico es una bomba química a la espera del detonante apropiado. La mayor parte de un ordenador —el 46%— es plástico y silicio, dos componentes de difícil reciclaje. El hierro —un 20%— y el aluminio —un 14%— son más fáciles de aprovechar, aunque es imposible reutilizarlos al 100%. Sólo un componente del ordenador, el oro, se puede reutilizar por completo. Sí, ha leído bien, en el interior de su PC hay oro y también plata y platino. Pero antes de que saque el destornillador de la caja de herramientas le conviene saber que está presente en muy pequeñas cantidades, fundamentalmente en las patillas de conexión de la memoria y otros elementos de la placa. Sólo representa el 0,0016% del peso total de un equipo.

Ninguno de estos componentes representa un serio peligro de toxicidad, pero la lista de elementos químicos que hay en un PC también incluye sustancias como el mercurio o el arsénico, que se utiliza en la fabricación de transistores y que representan un serio peligro si no se controlan adecuadamente. El componente más peligroso, sin embargo, es el plomo, utilizado en las soldaduras de los distintos componentes y en la protección de radiación de los monitores de tubo. Representa casi el 6% de un ordenador y sólo en los últimos años los fabricantes han comenzado a usar sustitutos en los procesos de fabricación. Si el ordenador se abandona en un vertedero a la intemperie, sin las medidas de protección adecuadas, hay un riesgo muy alto de que el plomo llegue a contaminar la tierra y los depósitos subterráneos de agua. El efecto en el organismo es devastador y afecta al sistema nervioso, la circulación sanguínea y los órganos.

Esta situación, según Greenpeace, ya está produciéndose en Hong Kong, una de las paradas obligatorias en el circuito de reciclaje. En el año 2000, el gobierno de Beijing prohibió la importación de basura tecnológica a la China continental, pero la ex colonia británica quedó libre de esas restricciones. Toda la electrónica de occidente acaba tarde o temprano en los casi 100 vertederos que se asientan en los Nuevos Territorios, a la espera de ser clasificada y enviada a otras regiones del sur de China para su tratamiento final. Las muestras de suelo de la zona analizadas por la organización ecologista contenían 10 veces la cantidad de plomo presente en un suelo no contaminado.

 
 
 
     
 

 
     
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