Los zombis no se cansan. Quizás por eso Capcom los saca de su tumba más veces de las deseadas, y la serie Resident Evil va conociendo más y más remakes de antiguos y terroríficos éxitos. Éste es otro. Una revisión de un juego que fue publicado a mediados de la década de los 90 y que no hace demasiado ya conoció una reescritura, en aquel caso para la Gamecube.
Ahora, los no muertos se han encogido y pegan dentelladas en el interior de una Nintendo DS. Y todos conocemos las tan peculiares características de la consola (doble pantalla, funciones táctiles, etcétera) que aquí vuelven al primer plano si uno juega en el llamado modo Rebirth.
De hecho, Deadly Silence puede ser jugado de dos formas diferentes: de la manera clásica (un calco exacto del original, con la misma música, escenas cinemáticas...) o utilizando las nuevas capacidades que facilita el soporte, esencialmente puzzles nuevos o escenas de acción en primera persona que deberán resolverse a golpe de puntero. Sobrevive a lo largo de todo el modo Rebirth cierta sensación de potencial desaprovechado. Tal vez conscientes de ello, los diseñadores han incluido la aventura de toda la vida; antigua, sí, pero efectiva y con el encanto suficiente como para atraer a fans completistas y nuevos jugadores.
Sucede que una vez acostumbrados al despliegue gráfico en una consola portátil, capaz de gestionar sin esfuerzo ni problemas juegos de la antigua PlayStation, este nuevo capítulo de la serie ofrece poco más que una nueva relectura, quizás ligeramente descafeinada, de un juego considerado clásico. Y con justicia.
Desarrolla: Capcom. Distribuye: Nintendo. PVP: Nintendo DS (39,95)