Un proyector inalámbrico pequeño, ligero y bastante silencioso… ¿suena bien para un cine en casa, no? Lamentablemente, tendrá que quitarse la idea de la cabeza. El Benq CP120 no está pensado para el hogar, sino para la oficina, para aquellos que tienen que trabajar no sólo con el portátil a cuestas sino también con el proyector y hacer presentaciones de sala de reuniones en sala de reuniones.
A estas personas, Benq les ha puesto las cosas muy fáciles. El CP120 es uno de los proyectores más ligeros que han pasado por las manos de Ariadna. Con sólo 1,3 kilos y un tamaño similar al de una hoja A5, es capaz de proyectar en la pared una imagen de hasta 300 pulgadas de diagonal. Evidentemente, este tamaño sólo se logra en condiciones ideales de luz —más bien ausencia total de ésta—, pero con 1.500 lúmenes ANSI de potencia es posible, incluso, ver una imagen de gran tamaño en habitaciones ligeramente iluminadas. A dos metros de la superficie de proyección se obtienen 54 pulgadas.
Una de las características principales del proyector es la posibilidad de conectarse a redes inalámbricas 802.11 b y g y olvidarse de los cables para realizar presentaciones. Es necesario instalar un software en el ordenador desde el que se hace la presentación, pero, en general, se trata de un proceso bastante sencillo. El único problema es que mediante conexión inalámbrica no se puede enviar vídeo, y las animaciones de la presentación pueden verse mal. Conectando el portátil a través de cable VGA, sin embargo, no se produce este problema.
La resolución del proyector es de 1.024 x 768 píxeles —formato 4:3— y utiliza tecnología DLP. La reproducción de los colores es correcta y suficiente para los usos que suele tener esta máquina. El contraste, para hacerse una idea, es de 2.000:1. Sólo se echa en falta un poco más de zoom en la lente. El incluido apenas aumenta la imagen y puede ser un inconveniente, ya que requiere un ajuste más exacto de la posición del proyector frente a la pantalla de proyección para aprovechar al máximo la superficie.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los usuarios de proyectores es el cambio de lámpara. Con el tiempo y el uso, acaban gastándose y perdiendo brillo. Cuando esto sucede, hay que reemplazarlas, y no son económicas. La de este proyector aguanta 2.000 horas de uso, aunque utilizando el modo económico —menos luminosidad en las imágenes— es posible estirar la vida hasta otras 1.000 horas más.
Como es habitual, el proyector incluye un corrector para el efecto trapecio que se produce al no proyectar frontalmente sobre la tela. También tiene un modo de apagado automático y un sistema de refrigeración rápida que permite desenchufar el proyector poco después de haber pulsado el botón de off.