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 DIRECTORIO   Domingo, 11 de Noviembre de 2007, número 394
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INTERNACIONAL
Las firmas españolas inician la travesía
EUGENIO MALLOL. Valencia

Deslocalizar sí, pero ¿cómo? A los sectores tradicionales les ha sobrevenido la urgencia de deslocalizar producción sin tiempo para digerir las inversiones en bienes de equipo que, impulsados por el ciclo alcista de la segunda mitad de los 90, muchos empresarios acometieron. Los sectores del textil, mueble, cerámica, juguete o calzado se encuentran ahora con que la única forma de amortizar esos gastos pasa por sobrevivir a la competencia del nuevo gigante chino. Para eso cada sector está reinventándose a su modo.

Los productores de calzado han llevado a cabo una profunda reconversión para abandonar el segmento de fabricación en serie a bajo precio. Esa metamorfosis pasa por que los componentes vengan de fuera. El lema del presidente de la Asociación Española de Componentes de Calzado, Juan Carlos Soler, es tajante: «El mejor modo de atajar a un competidor es en su casa».

En el juguete, compañías como MB y Famosa abandonan España para producir en China. Para el presidente de la patronal del sector AEFJ, Salvador Miró, el ejemplo es Italia, donde «fabrican menos que en España, pero exportan más». En su opinión, hay componentes de productos, como los tecnológicos, que es «preferible» que se fabriquen en China, donde «la mano de obra es más barata»; así se reduce el precio final del juguete, sin disminuir su calidad, ya que previamente se realizan los correspondientes estudios pedagógicos.

En otros casos, conviene buscar el punto medio. A juicio de Francisco Pons, responsable de Federmueble, «si el Gobierno apoyara la deslocalización sería suicida, lo que hay que apoyar son las alianzas». Empresas del mueble clásico, como Picó, o moderno, como Gamamóbel, tienen previsto cerrar antes de fin de año joint ventures en China con inversores locales, para, según Pons, mantener parte de la producción en España y realizar la de menos valor allí.

El caso del textil es parecido. Grandes compañías como Inditex producen una buena parte de su catálogo en el Sudeste asiático, pero las pequeñas y medianas empresas se enfrentan todavía a una dura reconversión en España, que empezará por los tejidos y debe continuar por la sustitución de los géneros de bajo precio por opciones de más calidad. El sector se enfrenta, además, al reto de integrar la producción y la distribución.

La cerámica ha iniciado también un tímido proceso de deslocalización. La propia patronal ha animado a iniciar procesos de concentración para ser capaces de producir fuera del ámbito de la Unión Europea, especialmente en China, y ser más competitivas al reducir los costes.



 
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