GUIA INMOBILIARIA Y DEL HOGAR

EL MUNDO - Viernes 16 de noviembre de 2001 - Número 227
EN PORTADA


A la caza de defectos en su casa nueva
La promotora o constructora está obligada a entregar la vivienda en perfectas condiciones y sin desperfectos

 
  ÁUREA FELIPE

"El que paga, manda". Es sólo un simple dicho que suele cumplirse casi siempre a rajatabla. Pero en el sector inmobiliario tiene su particular lectura. Con unos precios de compra disparados hasta límites insospechados, lo menos que cabe esperar es que la vivienda de nueva construcción recién adquirida se encuentre completamente a su gusto y, por supuesto, sin ningún desperfecto. Aunque las grandes empresas responden siempre de los fallos que puedan surgir y disponen de partidas económicas y personal cualificado para corregirlos adecuadamente, algunos promotores intentan lavarse las manos cuando surgen los problemas.

Puertas que no cierran, grifos que gotean, ventanas por las que se cuelan el agua o el aire, radiadores que pierden agua, tarimas o parqués mal colocados o defectuosos, pinturas descascarilladas, enchufes sin corriente eléctrica... Normalmente, los desperfectos que usted podrá encontrarse a la hora de inaugurar su casa de nueva construcción tienen, en la mayor parte de los casos, sencilla y rápida solución.

En el suplemento SU VIVIENDA le explicamos cómo revisar los puntos más sensibles del inmueble para que usted sepa detectar posibles anomalías y la forma de cursar una petición formal para que las mismas sean subsanadas inmediatamente. También, y aunque suele ser menos frecuente, le contamos cómo exigir al promotor o al constructor, amparándose en la legislación vigente, que apechugue con todos los problemas y repare las averías en el caso de que intente ahuecar el ala.

Por fin ha llegado el día. La empresa promotora le ha comunicado que mañana se producirá la entrega de llaves de su nueva casa. No cabe en sí de alegría. Después de estar sufriendo durante años las impertinencias de una vivienda antigua, no ve el momento de ocupar su nuevo hogar, con todo a estrenar. Suelos relucientes, ventanas que cierran herméticamente sin ayuda de los pesados diccionarios, olvidar el goteo de los grifos... La boca se le hace agua porque, efectivamente, una casa nueva presupone todo en perfecto estado y funcionamiento.

Lo que ni sospechó por un momento es que al entrar en su flamante hogar por primera vez, éste pudiera presentar algunos defectos. No sólo el uso es motivo de deterioro. A veces, en la terminación de la obra de un piso nuevo, la colocación de una puerta puede implicar un desconchón en la pared; o la instalación de 500 enchufes, que es el número total de los que hay en la promoción, puede llevar consigo que uno quede suelto.

Hasta cierto punto, son gajes del oficio y, como tales, están previstos por la empresa promotora y su subsanación se lleva a cabo sin problemas, sin costes para el comprador y lo antes posible. O al menos eso es lo deseable, aunque no siempre sea tan sencillo.

Para que su casa a estrenar no le exija una segunda partida de presupuesto antes de haberla disfrutado, SU VIVIENDA le acerca todas las claves.

Prevenir

Cuando J. C. E. compró ilusionado su chalé, no se le pasó por la mente lo que se le avecinaba. Su primera visita a la vivienda le guardaba algunas sorpresas... y no precisamente agradables. Al encender la chimenea – uno de los elementos que había sido determinante para decidirse por ésta y no otra vivienda–, el humo salía por el cajón de las persianas y los enchufes.

J.C.E. llamó al promotor de la obra, quien a su vez envió al capataz. Para mayor asombró del comprador, el capataz dio como solución sellar con silicona los resquicios por los que salía el humo.

Finalmente, ante las posibles consecuencias y viendo que el tiempo trascurría sin que nadie le solucionara el problema, J. C. E. decidió emprender por su cuenta la reparación, bastante costosa por cierto, puesto que el problema derivaba de que el tiro de la chimenea estaba tapado.

No es lo habitual y, por supuesto, no es lo que el comprador quiere. Como siempre, el primer paso para no llegar a tan kafkiano destino, es prevenir. Seleccionar una empresa cuyo nombre sea ya una garantía es la mejor forma de empezar con buen pie.

La buena elección de la promotora puede ahorrarle este tipo de sorpresas, puesto que es la que tiene que responder ante el comprador de todos los problemas que plantee la nueva vivienda. El segundo punto que merece atención es el contrato de compraventa.

Lo deseable es que en una de sus cláusulas se incluya un periodo, a partir de la entrega de llaves, en el que usted pueda comprobar que todo está en perfecto estado, y de no ser así, poder hacer una lista con todos los inconvenientes para que sean subsanados a la mayor brevedad posible.

Algunas cosas se pueden comprobar rápidamente, como rallones, desconchones; para otras habrá que esperar a que estén dados los suministros de agua, gas y electricidad, que a veces tardan más. Por eso, según aconseja Vicente García Nuño, del asesoramiento Técnico del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, en este último caso, así como en el de otros elementos que requieren más tiempo para poder comprobar su perfecto estado, será preciso hacer una reserva en la hoja antes de firmarla.

La hoja de defectos es parecida a una de reclamaciones, con el membrete de la empresa promotora o constructora, y tres copias: una para el constructor, una para el promotor y otra para el comprador. El plazo habitual y razonable para entregarla cumplimentada suele ser de entre 15 o 30 días. Siempre teniendo en cuenta las cosas que necesitan más tiempo para poder ser detectadas. «Un cristal roto se puede apreciar enseguida, no así una persiana suelta, por ejemplo», dice Francisco López, de Agecovi.

No obstante, es aconsejable hacer la revisión lo más minuciosa y rápidamente posible, puesto que si espera demasiado tiempo, algunos desperfectos podrán ser achacables al uso, y en este caso el promotor no tendrá por qué cargar con los gastos derivados de la reparación. Será su palabra contra la de la empresa.

Evadir responsabilidades

Para lo que no hay un plazo es para que le realicen la reparación. Si bien lo normal es que la empresa intente arreglar todo cuanto antes, en la práctica no siempre es así. «Cuando compré mi casa, descubrí que tenía una gotera en la buhardilla y que la vitrocerámica no funcionaba. Educadamente se lo hice saber al promotor a través de la hoja de defectos, pero allí no se presentaba ningún técnico». Es la experiencia de otro comprador, F. J., quien para conseguir la reparación tuvo que convertirse en «un pesado» y olvidar los mejores modales. «Algunas constructoras intentan minimizar sus intervenciones, y tienden a demorar su visita para ver si finalmente el propietario se olvida o realiza él mismo la reparación, ahorrándose tiempo y dinero», dice Francisco López.

A veces, detrás de estas demoras o del caso omiso de las reclamaciones que el comprador hace al promotor están las desavenencias entre éste y las contrataciones externas que hace la empresa promotora para determinados apartados.

Puede ocurrir que la empresa que realizó la instalación de los aluminios no dé señales de vida ante la reclamación del promotor, y esto acaba repercutiendo en el comprador. La cosa se agrava cuando ha habido desavenencias de pago o de insatisfacción del trabajo entre las subcontratas y el promotor. En este caso, puede que los operarios hayan dejado chapuzas en la vivienda, incluso adrede.

En cualquier caso, como bien señala Vicente García Nuño, «la reparación depende de cada empresa». En general, y sobre todo cuando se trata de promotoras grandes o de gran solvencia, cuidan cada vez más sus acabados y se preocupan más de entregar en perfecto estado la vivienda nueva. Algunas, incluso, hacen de este apartado su eslogan para atraer a los compradores. Y es que cada vez más una entrega cuidada es sinónimo de una marca de prestigio.

No obstante, como es casi imposible asegurar que no vaya a haber algún pequeño detalle que se haya escapado, sobre todo cuando se trata de promociones muy numerosas o con acabados artesanales, lo que hacen estas empresas es contar con equipos especiales para la subsanación o reparación de daños. «En una obra intervienen muchas personas, y los normal es que haya algún problemilla, eso sí, de escasa importancia», apunta Vicente García Nuño.

Así, Desarrollo Inmobiliario Pinar , S. L, por ejemplo, una vez finalizada la obra y antes de la entrega de las correspondientes viviendas a sus propietarios, con personal especializado de su plantilla (arquitectos, aparejadores y jefe de obra), realiza una inspección detallada a todo el edificio.

Una vez que se ha efectuado con los propietarios la primera visita a la vivienda, el Departamento de Atención al cliente les entrega una carta en la que se les detalla el procedimiento a seguir para la notificación y consiguiente arreglo de aquellas posibles deficiencias que pudiera tener su casa.

Dicho departamento reúne todas las cartas con las anomalías inscritas por los clientes, cita a las empresas que han colaborado en la construcción e indica el trabajo a realizar para subsanar las deficiencias.

Otras empresas mantienen, una vez acabada la obra, un equipo con un especialista de cada ramo durante el tiempo que se estime oportuno que pueda haber que realizar reparaciones.

Según Desarrollo Inmobiliario Pinar, las anomalías más corrientes que suelen ser objeto de reclamaciones por parte de sus clientes son humedades, persianas y tarimas.

Servicio postventa

Larcovi, por su parte, tiene un sistema muy similar a la anterior promotora. Junto con el propietario, estipula dos visitas a la nueva casa. En la primera, incluso, le da una lista de repasos ya confeccionada para sistematizarlo. Algunos de los elementos que aparecen son sistemas eléctricos, alicatados, carpintería, persianas, pintura, etcétera. Para lo que surja posteriormente, como en otras muchas empresas, Larcovi cuenta con un servicio de postventa.

Nuevo Mundo, por poner un último ejemplo, realiza la visita con los jefes de obra y también cuenta con el servicio postventa.

En el caso de la vivienda protegida, «se cuida al máximo la entrega», comenta Ángel Rodríguez, de la Empresa Municipal de la Vivienda. Antes de la entrega, el propietario hace una visita y recibe una hoja para que apunte los desperfectos. Éstos se subsanan, y ya en la entrega, el comprador firmará si estos están reparados, al mismo tiempo que se le dará otra hoja para otros posibles daños que a lo mejor no se pueden comprobar por carecer de suministros.


Cañerías y grifos, los que más problemas dan

La vivienda es uno de los sectores estrella a la hora de aglutinar reclamaciones por parte de los consumidores. Pero las reclamaciones y consultas no son sólo numerosas sino que, además, cada año aumentan. Según la Confederación de Consumidores y Usuarios (Cecu), en lo referido concretamente a las reclamaciones que se producen una vez adquirida la vivienda, las más frecuentes son las relacionadas con problemas de cañerías y grifería en general. Tomas de agua para aparatos mal colocadas, cisternas que no funcionan, aparición de olores insalubres, llaves de paso defectuosas... En total suman el 43% de las reclamaciones.

A continuación se sitúa la aparición de humedades, con un 30%, seguida de las puertas y ventanas que no cierran bien o tienen defectos, que no están barnizadas o no son de la calidad que pensaba el cliente (15%). Otras reclamaciones habituales son las relacionadas con averías en el sistema eléctrico y pintura en mal estado, así como el parqué mal puesto. En el 2000, las consultas totales de vivienda en España, según la Cecu, ascendieron a 27.131 y las reclamaciones a 2.725. Ambas suman 29.856, lo que significa un 15,9% más que el año anterior.


 GRÁFICO: Lo que debe comprobar paso a paso



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