GUIA INMOBILIARIA Y DEL HOGAR

EL MUNDO - Viernes, 23 de marzo de 2001 - Número 198
ESPECIAL SUELOS
Parqués y tarimas para empezar con buen pie
Los pavimentos son una pieza clave en la decoración. los suelos de madera proporcionan confort, calidad y elegancia a la casa
 
  A. F.

Una de las etiquetas que marca hoy en día la calidad de una vivienda es, que duda cabe, el material empleado en los suelos. No hay memoria de calidades que se precie que no cuente con parqué como uno de sus componentes estrella. Y es que la madera, en lugar de pasar de moda, simboliza, cada vez más, el lujo, la elegancia y el confort. En el nuevo interiorismo prevalece el gusto por la calidad de los materiales más nobles.

Los pavimentos de una casa son un factor clave para conseguir el ambiente deseado. Si no hay una base adecuada, de poco le servirá colocar el mobiliario más selecto, puesto que el suelo tiene la mayor parte del peso en el conjunto de toda la decoración.

A la hora de elegir el más adecuado para su casa, debe pensar en el efecto estético que quiere conseguir, pero también en sus características. En primer lugar, debe tener en cuenta que no es algo que vaya a cambiar cada año, así que debe exigir la máxima duración. Claro que, de nada sirve que le dure 20 años si a partir del segundo su aspecto ya nada tiene que ver con el del primer día. Así pues, debe exigir larga vida, pero conservando la mejor cara. Ello dependerá del uso que se le dé, y también de los cuidados que usted ponga para el mantenimiento.

En segundo lugar, debe pensar en el ambiente que quiere obtener para así decantarse por unos materiales, colores y formas muy determinados.

Si lo que pretende es conseguir un espacio acogedor, cálido y con la mayor sensación de amplitud posible, nada como la madera en tonos claros. Si prefiere una nota étnica o exótica, la mejor opción son los tonos oscuros y rojizos. Y para las apuestas más arriesgadas, azules, negros u ocres. Por último, otra posibilidad es jugar con la combinación de distintos acabados y colores, sobre todo cuando se piensa llevar a más de una sala.

Este material ya no sólo se utiliza en los salones y dormitorios, sino que se ha introducido en otros rincones de la casa en los que, hasta hace unos años, era impensable. En baños, cocinas, escaleras... La madera consigue revolucionar estas estancias, tradicionalmente frías, convirtiéndolas en apacibles espacios que invitan a permanecer en ellos.

Pero los tiempos cambian y, si bien la madera continúa siendo uno de los materiales preferidos para pavimentar la casa, lo cierto es que los sistemas empleados ya no son los mismos.

Parqué
Hasta hace poco, el parqué era el rey de los suelos de madera. Pero hoy en día la tarima flotante le ha robado el protagonismo. El clima, la obra y el cuidado que exige son algunos de los factores que han influido en el cambio de preferencias. El clima, sobre todo en ciudades como Madrid, donde se puede hablar de dos únicas estaciones –una con mucho frío y otra con excesivo calor–, afecta a la madera.

Cuando se trata de piezas pequeñas, como ocurre con el parqué, el cambio de temperatura hace que éstas se contraigan o se dilaten provocando el movimiento de las piezas que van encoladas.

Por otro lado, el parqué exige una obra de bastante envergadura, y precisa más días para su instalación y posterior uso. Para su colocación, se necesita una base específica, de forma que la superficie quede completamente plana y que el pegamento se adhiera perfectamente a ella. Posteriormente, necesita que la capa de barniz que lo recubre se dé en toda la superficie a la vez, para evitar que se noten las juntas.

Esto provoca que, cuando se decide colocar parqué, sea necesario mover la casa entera y no poder hacer uso de ella durante unos días –8 ó 10, que es lo que tarda aproximadamente la obra–. Un auténtico quebradero de cabeza para muchos, que hace que cada vez sean más los que se decantan por algo más práctico y rápido, como es la tarima flotante.

Eso sí, a pesar de sus inconvenientes, el parqué proporciona un resultado estético único, al que los más exigentes se niegan a renunciar. Se puede elegir parqué de distintas maderas –el de roble es uno de las más demandados–, con piezas de diversos tamaños y diferentes acabados.

Para conservarlo en buen estado, es preciso acuchillarlo y barnizarlo cada cierto tiempo. El precio del metro cuadrado de parqué instalado –es decir, incluyendo la mano de obra–, está a partir de las 5.000 pesetas.

Tarima flotante
Pero a pesar del aspecto impecable que ofrece el parqué, la búsqueda de algo más práctico y duradero está haciendo que la tarima flotante termolaminada esté viviendo un auténtico boom.

Se trata de un producto sintético muy duradero que no necesita obra para su instalación, sólo se precisa un día para colocarla y poder ya pisar sobre suelo firme y no necesita mantenimiento.

Además, a diferencia de lo que ocurre con el parqué tradicional, permite ir colocando los muebles sobre ella a medida que se va poniendo cada tramo.

Para su instalación, basta con pegar las tablas sobre la base existente. Viene barnizada de fábrica, con un sistema de acabado parecido al que se utiliza en las encimeras, y esto hace que no se raye y no se altere su aspecto con el paso del tiempo.

Frente a la termolaminada, existe también la tarima flotante de madera natural. Como ocurre con la anterior, no necesita obra para su instalación, pero ésta sí que admite acuchillados y barnizados.

El precio de la tarima flotante termolaminada instalada está a partir de las 4.500 pesetas el metro cuadrado, y la de madera natural a partir de las 6.700 pesetas. En el precio influirá, entre otros factores, el tamaño de las piezas (cuanto más pequeñas, más caras) y, en el caso de las naturales, el tipo de madera que incorporen y los acabados.

En cualquier caso, tanto la tarima flotante termolaminada como la de madera natural ha venido a sustituir a la tradicional, que al igual que el parqué precisa obra para su instalación y resulta más cara. El precio de la tarima tradicional, dependiendo de la madera y el acabado, está a partir de las 15.000 pesetas.

Por último, cuando se instalan suelos de madera en la casa, uno de los apartados en los que se pone especial cuidado es en los acabados. Entre los más novedosos, se está imponiendo últimamente en España el acabado aceitado, siguiendo la línea del resto de Europa, que da un aspecto mucho más natural que los teñidos y los barnices.

Si tiene claro que quiere madera para sus suelos, analice el uso que le vaya a dar, el ambiente que desea conseguir, el presupuesto del que dispone, el tiempo que pueda dedicarle al mantenimiento y los años que pretenda que dure, y decántese por el modelo y los colores que más le seduzcan.


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