GUIA INMOBILIARIA Y DEL HOGAR

EL MUNDO - Viernes, 20 de julio de 2001 - Número 215
EN PORTADA
¿Cómo se entra y se sale de esta ciudad?
El gran crecimiento urbano de Madrid lleva aparejados importantes problemas de acceso a la capital
 
  ÁUREA FELIPE

La escasez de vivienda y los altos precios de ésta en la capital han provocado un éxodo masivo de población hacia los nuevos desarrollos y otros municipios próximos a la capital. Esto, a su vez, ha tenido como consecuencia que miles de personas –que siguen manteniendo su trabajo en la ciudad– colapsen con sus vehículos cada día los accesos a Madrid. Pero los problemas que se presentan hoy en día no serán nada comparados con los que se avecinan. El desarrollo de nuevos barrios (léase los PAUs, por ejemplo) hará que buena parte de las carreteras se conviertan en un auténtico colapso si la Administración no toma medidas. Está claro que uno de los grandes males son los atascos. Y lo peor es que parece un mal sin remedio. Se trata de una fórmula casi matemática que se repite desde hace años: suelo caro en Madrid=viviendas de alto precio en la capital=salida a la periferia o a pueblos=construcción de casas en estos emplazamientos=más vehículos=saturación viaria=proyectos de mejora de las comunicaciones para paliar la congestión... Y así sucesivamente. Vivir fuera tiene ventajas, pero también inconvenientes.
Los coches tiene mucho que ver en este problema. Si antes había un vehículo por familia, ahora no es extraño encontrar dos y hasta tres en cada casa. Pero no siempre es por lujo, a veces manda la necesidad.

A José Antonio Fernández, que vive en una urbanización de Las Rozas, le resulta imprescindible su vehículo para llegar al trabajo, en el barrio de Fuencarral. Primero porque hasta la estación de trenes hay un trecho; segundo, porque tiene que dejar a su hija en la guardería; y, en definitiva, porque sin su utilitario tardaría más de hora y media en llegar.

El problema es que, aún con coche, el paraíso que parecía ser su bonito chalé entre pinos, lejos del mundanal ruido y de las aglomeraciones del centro, se trunca cada mañana en la N-VI. No sin causa justificada, el parte del tráfico es, en Madrid, mucho más esperado que el del tiempo por cientos de ciudadanos. A saber: tardar una hora en hacer un recorrido que en condiciones normales ocuparía 10 minutos no es plato de gusto para nadie.

Y es que, por mucho que se planeen ampliaciones de carriles, nuevas vías o desdoblamientos, lo cierto es que todo parece insuficiente para el vertiginoso crecimiento poblacional que se está produciendo en los alrededores de Madrid.

Localidades como Las Rozas de Madrid y Pozuelo de Alarcón registran el mayor crecimiento demográfico entre todos los municipios de más de 50.000 habitantes de España (un 47 y un 34% respectivamente de 1991 a 1999, según datos del Anuario Económico de España de La Caixa). Pero no son los únicos ni los que más han crecido en la Comunidad.

Alguno más pequeño, como Nuevo Batzán, ha visto como su población aumentaba un 463,1%, pasando de ser un diminuto pueblo de escasos 500 vecinos, a un núcleo de más peso, con 2.600 habitantes.

Y esto no ha hecho más que empezar. Sanchinarro, Las Tablas, Los Berrocales, Paracuellos... Entre PAUs y nuevos desarrollos sumamos, así, a bote pronto, casi 200.000 viviendas más en un radio no muy extenso de la capital.

Cada desarrollo o crecimiento que se produce en los municipios o alrededores de Madrid se traduce en mayor densidad de tráfico en la pertinente vía de acceso o salida.

N-I. Desarrollos como Valdelasfuentes o Arroyo de la Vega han contribuido a cargar el tráfico de la carretera de Burgos. Pero esto no es nada comparado con lo que se avecina, cuando finalice la construcción de los nuevos barrios previstos para esta zona, como Montecarmelo o Las Tablas.

Y si algunas carreteras de acceso son problemática a diario, otras lo son también cada fin de semana, cuando los madrileños acuden a sus segundas residencias en la Sierra. Pasa con la de A Coruña, y se repite con la de Burgos. La tarde de los domingos, desde aproximadamente las 17 horas, puede convertirse en un suplicio después de un apacible fin de semana; lo mismo que los viernes a la hora de salida.

Pero entre semana tampoco suele ser una bendición. Mucha gente que trabaja en Madrid reside en Alcobendas, La Moraleja o San Sebastián de los Reyes. Asimismo, muchos de los que trabajan en estos municipios regresan cada día a su casa de la capital, por lo que el tránsito por esta vía suele ser denso.

Y cuando la N-I se carga, por ende, se satura a su vez la carretera de Colmenar (M-607), una vía en la que, además, las obras parecen no acabar nunca.

N-III. A la hora de la salida, el paso de seis a dos carriles a la altura de Santa Eugenia no deja de causar estragos cada día en esta vía. No obstante, en esta carretera del sureste –uno de los puntos negros en cada operación salida o retorno de vacaciones, por eso de llevar a las playas preferidas por los madrileños, las del Levante–, la llegada del metro hasta Arganda y Rivas ha hecho que el impacto del crecimiento poblacional (en el caso de Rivas, el aumento ha sido de más de 12.000 habitantes desde 1991 hasta 1999) sea más comedido.

N-II. Al este, entre San Fernando y Torrejón de Ardoz, en el Puente de San Fernando, se registran los mayores problemas de esta vía, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). Se trata de un tramo con curvas y cuesta arriba que hace que el flujo se ralentice, agravado además por la incorporación de cuatro carriles en tres. Los problemas de esta vía repercuten en otras como la M-30 o la Avenida de América, ya en la capital.

N-VI. Al noroeste de Madrid hallamos una de las zonas que mayor cambio ha experimentado en los últimos años. En municipios como Pozuelo (que ha pasado de 48.328 a 64.778 habitantes de 1991 a 1999) y Majadahonda (de 33.475 a 43.955 habitantes), la avenida de las Dos Castillas, todo el entorno de los Kinépolis y del Equinoccio, ha hecho que en menos de tres años la población se haya disparado. Un incremento del que se resiente la carretera de A Coruña.

A pesar de medidas como el bus Vao, lo cierto es que Torrelodones, Villalba, Las Rozas y el peaje de la A-6 son sus peores enemigos, sobre todo en operaciones salida y retorno de vacaciones.

N-V. En la zona sur, municipios como Alcorcón no han experimentado crecimientos desorbitados en los últimos años, a excepción del Área de Centralidad –entre la antigua N-V y la nueva, donde se encuentra Ikea–. Los habitantes de esta zona siguen teniendo como único acceso la N-V, pero las mejoras realizadas en esta carretera han hecho que el crecimiento no la cargue demasiado.

En otros municipios como Leganés o Getafe, el crecimiento de población ha sido menor, puesto que la mayoría de la nueva vivienda que se ha ido construyendo ha sido unifamiliar, lo que implica menor densidad de población.

N-IV. El desarrollo de Villaverde ha entorpecido el tráfico desde Madrid en la carretera de Andalucía. Y la circulación en esta vía redunda en otras de circunvalación a la capital, con puntos tan conflictivos como el Nudo Super Sur.

El tramo que va desde Getafe hasta este punto puede convertirse, dependiendo de la hora, en un infierno. «90 minutos de reloj para hacer este tramo a las 19,30 horas. Y es que, encima, las obras llevan más de un año. Al final, lo que me he ahorrado en piso lo gasto en gasolina», dice Enrique Palacios.

N-401. Entre Fuenlabrada y Getafe, Arroyoculebro ha sido uno de los desarrollos que más ha pesado en la circulación de la carretera de Toledo.

Prácticamente ningún punto de acceso a la ciudad de Madrid está libre de un atasco, pero hay algunos que ya se han convertido en todo un clásico que conocen muy de cerca buena parte de sus habitantes. Quizás uno de los pocos clásicos que a todo el mundo le gustaría ver desaparecer.

Gráfico: Próximos desarrollos urbanos y sus accesos

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