GUIA INMOBILIARIA Y DEL HOGAR

EL MUNDO - Viernes 12 de abril de 2002 - Número 248
REPORTAJE ESPECIAL


Toda la información para disfrutar del agua
Las piscinas son un factor añadido para las viviendas, porque aumentan su valor final y pueden usarse durante toda la vida

 
  J. A. M.

España es uno de los países donde más uso se hace de las piscinas. La cantidad de horas de sol que disfrutamos, muy por encima de cualquiera de las naciones de nuestro entorno, hace que el número de estas dotaciones suba cada año. Hay que pensar que, en las provincias con el clima más benigno, las piscinas pueden usarse al menos durante un tercio del año. Así sucede que la mayor parte de las nuevas promociones la incluyan en sus planteamientos, por no hablar de las viviendas destinadas a segunda residencia, ya sea en la playa o en la montaña, o las que están situadas en la costa.

LEGISLACIÓN
La mayor parte de estas piscinas suelen ser colectivas, compartidas por todos los vecinos. En ese caso hay una legislación que cumplir, sobre las condiciones físicas en las que se encuentra la piscina o la presencia de un socorrista, por poner dos ejemplos. El objetivo es que todas las piscinas comunes cumplan con todas las condiciones higiénico-sanitarias, técnicas y de seguridad.

En el caso de las piscinas individuales, aquéllas instaladas para el uso y disfrute de una sola vivienda, la normativa se relaja. No es tan complicado disfrutar de un baño durante toda la temporada del buen tiempo.

Si usted quiere disfrutar en su residencia unifamiliar de una piscina, tiene que tener en cuenta una serie de factores. En primer lugar, y como es lógico, hay que contar con espacio suficiente, teniendo en cuenta que se necesita, además de la superficie que vaya a ocupar la piscina, de un metro adicional de terreno por cada lado. Junto a ello, si se quiere optar por una depuradora para el agua, hay que prever su futura ubicación antes de excavar.

Además, el lugar elegido para la ubicación de la piscina debe cumplir varios requisitos. Lo ideal sería que la piscina tuviera un buen acceso, tanto para el proceso de obra como para su posterior uso. Por otra parte, tendría que ser un lugar soleado, alejado de cualquier sombra permanente, como un muro alto o un edificio. Al mismo tiempo, tendría que ser un lugar resguardado del viento, que no solamente incomoda a los bañistas, sino que también lleva polvo y suciedad al agua. Cerca no debería haber árboles de los que suelten pelusas u otras sustancias que puedan enturbiar el agua, por lo que los más adecuados son los de hoja perenne.

Una vez elegido el lugar a ocupar, hay que llevar a cabo la excavación. Su coste variará dependiendo del movimiento de tierras que haya que hacer, el terreno y las condiciones de acceso de las máquinas y obreros. Así, los precios pueden ir desde los 500 a los 4.800 euros.

Después viene una elección importante, que es la del tipo de piscina que queremos instalar. Básicamente son tres: las piscinas de obra, las prefabricadas, y un sistema mixto a base de paneles.

En la elección, que podrá variar en función del presupuesto del que dispongamos o el sitio que tenga la parcela, habrá que tener en cuenta que la piscina es una dotación que se va a usar durante toda la vida, y que, además, incrementará considerablemente el valor de la vivienda.

Si la decisión final es realizar obra, se puede elegir entre el encofrado y la construcción de hormigón. En los últimos años el hormigón tradicional se ha visto sustituido por el gunitado. Este sistema hace que el material pueda adaptarse a las superficies curvas mucho más eficazmente. Además tiene dos ventajas más: elimina las junturas, con lo que mejora la estanqueidad del vaso, y es más rápido. No es de extrañar que la mayoría de las nuevas piscinas se construyan de esta manera. El proceso de construcción suele ser como sigue: se coloca un tabique doble de ladrillo hueco y luego se rellena con hormigón armado inyectado con una pistola especial. Al final se recubre con otro material adecuado.

Una piscina de obra de ocho metros de largo y cuatro de ancho puede costar unos 12.000 euros, aunque el coste puede subir mucho en función del tamaño y los “extras” que incluyamos.

SISTEMA ELÉCTRICO
Entre estas instalaciones adicionales, que aumentan las prestaciones de la piscina, podemos optar por incorporar un buen sistema eléctrico especial para zonas húmedas, con tomas de tierra fiables, alimentación adecuada y aislamiento garantizado. Este es un tema a cuidar especialmente, dado que la combinación entre agua y electricidad resulta muy peligrosa.

Una electrificación de este tipo puede hacer que nos inclinemos además por un sistema de iluminación subacuática que realce nuestra piscina por la noche. La tendencia en este sentido apunta a la fibra óptica, que es el sistema más cómodo y seguro. Además, nos permitirá crear ambientes distintos a base de combinar colores e intensidades, manejando los efectos desde un mando a distancia. Todo está basado en uos hilos que transmiten luz y que no tienen riesgo eléctrico ninguno. Además tienen un consumo de electricidad muy bajo, lo cual siempre es interesante.

El segundo tipo de piscinas es el de las prefabricadas, hechas a base de poliéster y fibra de vidrio. En este caso también hay que llevar a cabo una pequeña obra. Su proceso de instalación comienza con la excavación del vano. Después se extiende una capa de grava, para colocar el casco de la piscina, de una sola pieza, y se conecta el agua para llenarlo. Cuando la piscina está llena es el momento de echar grava por los laterales para terminar de acondicionarlo todo. Los remates pueden ser variados, así como los precios, que están en función del modelo elegido. Así, hay piscinas desde 1.800 euros, y hasta 10.000.

En este caso también se puede optar por añadir elementos a la piscina para darle mayor riqueza, como trampolines o toboganes, cuyo precio no eleva demasiado el conjunto y siempre son del agrado de los más pequeños de la casa.

Por último, también podemos optar por un sistema mixto, a base de paneles. El proceso de construcción, como no podría ser de otra forma, comienza también con la excavación. En ese momento hay que dar cuatro pendientes para instalar un panel perimetral suelto en cada uno de ellos. Estos paneles se unen en función de la medida y la forma que se quiera dar a la piscina. Después se echa hormigón dentro de estos paneles y, al final, se recubre todo con un material especial flexible.

Estas piscinas tienen un precio aproximado de 9.000 euros, en función del tamaño final.


 Tipos de piscinas



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