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 DIRECTORIO   Viernes 20 de junio de 2003, número 305
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CAMPOS DE GOLF / Esta actividad promocional sirve como reclamo para acelerar la venta de viviendas y como complemento lúdico para que los hoteles capten clientes de alto poder adquisitivo
PROFESIONAL
El «swing» del negocio de los 18 hoyos
La construcción de estas instalaciones deportivas requiere fuertes inversiones a largo plazo de 4,1 a 11,7 millones de euros
DAVID GONZÁLEZ
     

Sinónimo de ocio y negocio. Reclamo para vender viviendas exclusivas. Centro lúdico idóneo para que el sector hotelero capte turistas de elite... Todos estos apelativos se nombran cuando hablamos de campos de golf, una actividad inmobiliaria en pleno auge.

Estas instalaciones están en el portafolios de muchos promotores. Si bien suponen una costosa inversión que va desde los 4,1 hasta los 11,7 millones de euros de desembolso inicial (ver gráfico adjunto), también prometen una tasa de rentabilidad de hasta el 10% anual.
Pero, ¿cómo se gesta el negocio de los 18 hoyos? Los expertos consideran que el golpe de salida hacia el green pasa primero porque el promotor presente un estudio de impacto ambiental, en el que se evalúen la viabilidad de la zona y la futura repercusión de las instalaciones en el ecosistema.



EL COSTE AMBIENTAL

Este requisito legal es básico para conseguir que las administraciones locales den una posterior aprobación urbanística.

«El que contamina paga y lo ecológico es más rentable. El coste ambiental es un factor competitivo», dice Ramón Dávila, presidente de la Asociación de Promotores de Turismo Residencial (Promotur).

El siguiente hoyo «es la adquisición del terreno», indica Dávila, que se consigue a través de compras o permutas de suelo con los ayuntamientos o bien a través de concesiones a largo plazo.

Estos obstáculos burocráticos no son los únicos factores que deben incluirse en el plan de negocio. El promotor deberá definir desde el inicio del proyecto tres variables estratégicas: modalidad del campo a construir, el tipo de clientes al que va enfocado y el modelo de explotación de las instalaciones.

«Los campos pueden tener vocación hotelera -el hotel abastece de jugadores- o vocación residencial -supone una locomotora de ventas de viviendas-. En esta última alternativa, la inversión se recupera en menos tiempo, con la entrega de la urbanización», explica Felipe Ortiz Patiño, presidente de la compañía Valderrama Estates.



RECLAMO

El modelo de explotación también es importante. «Los campos residenciales suelen ser clubes sociales, donde se renuncia a la gestión y el capital se recupera con la venta de acciones a los futuros socios. En los campos abiertos o ligados a establecimientos hoteleros, las fuentes de ingresos son las cuotas de abonados o de los clientes del hotel», matiza Ortiz.

«Hay que pensar también en el público objetivo. Si son jugadores profesionales, el campo deberá ser más largo, pues el golpe de salidaes de mayor recorrido.En cambio, los campos de disfrute (no profesionales) suelen ser más anchos», concluye.

De ahí que el cliente potencial sea una de las claves más relevantes del negocio. No en vano, el golf toma fuerza como elemento diferenciador de la oferta turística nacional, enfocada al visitante de alto poder adquisitivo.

«Este deporte es el primer motor del cambio del turismo español. Existe mucha demanda y la oferta aún es escasa. En España, hay seis campos de golf por cada millón de habitantes, mientras que en Inglaterra y en Estados Unidos este ratio se eleva a 25 y 75 campos por cada millón de personas, respectivamente», señala, Juan Manuel Dalmau, consejero delegado de la compañía Torremirona Golf Resort.
La demanda extranjera no aparece como único aval de estos proyectos inmobiliarios: «Hace unos años había 250.000 federados en España y ahora esta cifra se ha duplicado», cuantifica Juan Manuel Dalmau.

Vistas las oportunidades de negocio de este deporte, surge otro factor decisivo, como es la ubicación. «Los jugadores valoran los resorts próximos al mar, cerca de aeropuertos... pero, sobre todo, es básico que haya competencia. Al golfista, le gusta moverse por varios campos», finaliza este directivo.

 COSTE DE UN PROYECTO DE CONSTRUCCIÓN DE UN CAMPO DE GOLF


 
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