NICOLÁS LASARTE
El 3 de septiembre conocimos la propuesta de fusión por absorción de Uralita sobre su filial Aragonesas. Los consejos de ambas sociedades establecieron, dos días después, como ecuación de canje cinco acciones de la matriz por cada seis de la compañía química, siendo la prima, con relación a los cierres del citado día, un +4,8%. Con esta operación Uralita, que controla el 89% (85% URA + 4% autocartera ARA) de Aragonesas, pretende hacerse con el 11% restante. La fusión pretende, según comunicaron los consejos, una mejora de la liquidez para el accionista de Aragonesas, un incremento tanto en el volumen como en la liquidez de las acciones de Uralita, una optimización de los gastos operativos de la compañía química como consecuencia de su exclusión de los mercados y de la integración en el grupo y, por último, un fortalecimiento de los recursos propios del grupo resultante.
La operación que, según la compañía controlada por la familia Serratosa, no afecta en ninguna medida al plan estratégico 2004-2006, nos hace plantearnos una pregunta: ¿es esta fusión un paso previo a la venta de Aragonesas? Si tenemos en cuenta el citado plan estratégico presentado el pasado julio, la intención de los nuevos gestores es centrarse en el core business, es decir, aislantes, tuberías, tejas y yesos, desprendiéndose de los activos no estratégicos, entre los que se incluye la actividad química. Sin embargo, el plan no establece una venta inminente de la participación en Aragonesas, descartando asimismo una desinversión por partes o la entrada en el capital de un socio minoritario. A pesar de ello, y teniendo en cuenta la dificultad que ha tenido en los últimos tiempos Uralita para liquidar el citado paquete, cabe la posibilidad de que se haya optado por obtener el control total de la compañía para simplificar una posible transacción de la misma.
AMBAS PARTES BENEFICIADAS
A la espera de que podamos conocer el objetivo final de esta operación creemos que la fusión es, a priori, positiva, tanto para los minoritarios de Aragonesas como para los de Uralita. En el primer caso, a pesar de que la prima no es particularmente elevada si la comparamos con la OPA lanzada por Uralita sobre Aragonesas en julio de 01 (+15%), les permite formar parte de una compañía de mayor liquidez, tamaño y capitalización. Para los accionistas de Uralita la operación tiene un efecto neutro en términos cuantitativos, en el sentido de que el efecto de la ampliación de capital (3,38 millones de acciones; +5,4%) para cubrir la ecuación de canje es escasamente dilutivo, mientras desde el punto de vista cualitativo la operación es, en nuestra opinión, positiva ya que la integración de la filial permitiría agilizar la posible desinversión de una de las divisiones de peor comportamiento en los últimos ejercicios.
Nicolás Lasarte es analista de Renta Variable de Safei.
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