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 DIRECTORIO   Viernes 2 de enero de 2004, número 328
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Un calendario para tener su hogar «en forma»
Es preciso realizar periódicamente la revisión de sus elementos y estructuras para una perfecta conservación y mantenimiento
LUIS ALEMANY
La mala conservación de las azoteas y el abandono de los sumideros es la causa de la aparición de humedades. / J.M.Lostau  
     

Prepárese para remangarse la camisa y empezar a trabajar: su casa no se va a mantener en buen estado sola sino que necesita de su colaboración. Una colaboración inexcusable. Mantener una vivienda al día es la única manera posible de garantizar su seguridad, su confort e, incluso, el ahorro de energía en su interior: una casa en la que las ventanas están mal encajadas y por las que entra el viento es una casa que obliga a gastar mucho dinero en gas o electricidad.

Para Alfonso Garagorri, representante del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid (CAATM) no es muy comprensible que en España no haya cultura de prevención en materia de vivienda, mientras que sí existe para otros bienes de valor muy inferior, como los coches.

Precisamente para promocionar esa cultura de la prevención, su institución ha editado un texto, el Libro de mantenimiento del usuario de vivienda, que explica, uno a uno –y con la mayor claridad posible–, cuáles son los deberes que tiene que hacer el propietario de una casa para mantenerla en buena forma, y la frecuencia con la que hay que afrontar cada una de esas tareas.

La lista de labores es amplia y exhaustiva. Lo mejor, por tanto, será organizar un calendario de trabajo dedicado a repartir a lo largo del año todas las inspecciones y sesiones de limpieza que permitirán evitar las averías y las temidas –y siempre caras– llamadas a un técnico.

Ese calendario podría empezar con el acondicionamiento de terrazas, jardines y azoteas en primavera; continuar con la puesta a punto de toldos, aparatos de aire acondicionado y persianas en verano; seguir con la revisión del sistema eléctrico, de calefacción y de las carpinterías en otoño y terminar con el examen y reparación de tabiques, suelos, techos y pinturas en invierno. Todas estas tareas deberá realizarlas periódicamente.

Apunte otra promesa para el año nuevo: no dejar que su casa se le venga encima. Para ayudarle a cumplir ese propósito, el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid (COAATM) ha editado un texto, el Libro de mantenimiento del usuario de la vivienda, en el que deja bien claras cuáles son las instrucciones de uso de una casa y cómo se debe realizar su conservación.

Al libro no le falta razón de ser: «No tiene ningún sentido que los consumidores se esfuercen tanto por mantener sus coches asegurados y en buen estado y, sin embargo, no tengan ninguna cultura de conservación de sus casas, que es la principal inversión en la vida de los españoles». Alfonso Garagorri, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio, explica cuál es la inquietud que llevó a la institución a poner en marcha un texto que pretende «fomentar el mantenimiento preventivo y no el correctivo», entre los usuarios de la vivienda.

Fue así como, en 1999 –«con el debate sobre la entrada en vigor de la normativa de la Inspección Técnica de Edificios (ITE) en los medios de comunicación»–, el Colegio se planteó lanzar un documento, lo más accesible y coloquial posible, para enseñar a los españoles a tener sus casas al día «como es la obligación social del Colegio, que debe prestar un servicio a todos los ciudadanos y no sólo a sus miembros».

El trabajo, de todas formas, es largo. «Es una cuestión de crear hábitos», explica Garagorri, «de concienciar a la gente de que mantener sus casas en buen estado es sinónimo de confort, seguridad y también de ahorro económico». No en vano, siempre es más caro curar que prevenir.

El resultado de ese esfuerzo, el manual del COAATM, es exhaustivo. Cuarto por cuarto, instalación por instalación, explica cómo mantener en plenitud de condiciones una vivienda. Tanto es así, que lo mejor será preparar un plan para repartir las tareas a lo largo del año.

Primavera: exteriores

Antes de recuperar las terrazas, las azoteas o los jardines de su casa para aprovechar el buen tiempo, conviene asegurarse de su buen estado. El desgaste de las impermeabilizaciones, por ejemplo, puede causar muchas molestias a los propietarios de azoteas y de bajos con jardín... y a los vecinos que vivan bajo ellas. Para evitarlo, es recomendable limpiar e inspeccionar canalones, rejillas, sumideros y membranas impermeables. La operación habrá que repetirla cada seis meses, así que apunte una nueva sesión de limpieza para el comienzo del otoño.

Durante el resto del año, hay que evitar el vertido de líquidos abrasivos –se recomienda no fregar los suelos empleando productos químicos muy fuertes– o la acumulación de suciedad en los desagües. Un desagüe bloqueado es la causa de muchas de las humedades que aparecen en las casas.

En las terrazas y en los balcones también es aconsejable asegurarse de que no haya deterioro estructural.Basta con hacer una revisión a fondo en busca de fisuras y comprobar una vez cada cinco años que el voladizo no cede y que el balcón no se inclina.

Si se anima este año a realizar esa inspección, por tanto, no se tendrá que preocupar del balcón hasta 2009. Sin embargo, el COAATM recomienda revisar periódicamente el estado del pavimento y el de las barandillas –dedicando una atención especial al buen estado de los anclajes, ya sean soldados o atornillados– y no convertir los balcones en trasteros en los que acumular objetos demasiado pesados ni cargarlos con maceteros muy grandes. Los forjados de los voladizos tienen una capacidad de carga limitada y su salud estructural puede acusar el sobrepeso.

Verano: protección térmica

¿Rendimiento térmico óptimo? No es tan complejo aunque suene un poco enrevesado. Una casa que protege del calor y del frío proporciona bienestar y ahorra energía. Con la llegada del verano, por tanto, es imprescindible hacer de su casa un buen refugio.
La instalación de aire acondicionado, por ejemplo, se debe poner al día una vez al año. El COAATM recomienda recurrir a los servicios de instaladores profesionales para hacer la limpieza de los aparatos.

Después, durante los meses de uso de la instalación, se aconseja no dejar que se acumule el polvo en las rejillas y cuidar de que la orientación de los flujos de aire y la potencia de uso se adapten a las necesidades de cada momento.

Además de mantener el aire a una temperatura fresca, los usuarios quieren proteger su casa del sol. El verano, por tanto, es el momento de revisar el buen funcionamiento de los toldos: limpiar la tela –la operación debe repetirse cada seis meses– y comprobar su estado y el de los anclajes –es suficiente hacerlo una vez cada tres años–.

Los aparejadores también aconsejan no colgar elementos de mucho peso de las estructuras de los toldos y estar atentos a los días de temporal para recogerlos. De lo contrario, los anclajes y la tela se pueden desprender y convertirse en un grave peligro.

En verano también le toca el turno a las persianas. Lo aconsejable es revisar el buen estado de sus elementos uno a uno –lamas, guías, rodillos, poleas y retenedores– una vez cada tres años y manejarlas con delicadeza en el día a día: evitar que las persianas caigan de golpe y que los topes toquen con la caja al subirla, no levantar las lamas con las manos...

Otoño: buscar abrigo

Al terminar el verano hay que poner la casa a punto para prepararla de cara a los meses de frío. Es el momento de poner bajo lupa el sistema de calefacción, desde las calderas hasta los radiadores, una de las labores más delicadas en el mantenimiento de una vivienda.

Una vez al año, antes de empezar a utilizar la calefacción a diario, es necesario revisar toda la instalación de la caldera y limpiar el serpentín y el filtro de gas. Es importante comprobar el estado de la salida de humos y también es necesario limpiar el quemador cada mes y el piloto de encendido cada dos meses.

Los radiadores son otros de los elementos que tienen que pasar su examen en otoño. Es necesario hacer una revisión anual de la instalación, comprobando que no existen fugas de agua.

Asimismo, el COAATM recomienda comprobar a diario el manómetro de llenado de agua del circuito cerrado y la temperatura de funcionamiento, así como encargar a profesionales una revisión del sistema una vez cada dos años.

No sólo eso: la protección contra el frío también depende del buen estado de las ventanas y de las carpinterías exteriores. En este caso, es preciso revisar anualmente las juntas y los sellados de las carpinterías, con el fin de encontrar grietas y fisuras. Habrá que comprobar que las ventanas encajan y que no dejan pasar el frío. Si no es así, es necesario instalar burletes.

Antes del invierno, es conveniente revisar el buen estado del sistema eléctrico: los aparejadores aconsejan hacer una inspección anual en la que se comprobará el buen funcionamiento de los enchufes y los interruptores ocultos. Además, hay que pulsar cada mes el botón del interruptor diferencial, que desconecta la electricidad en toda la casa. Si el botón falla, eso significa que el cuadro no protegerá la casa en caso de emergencia.

Invierno: instalaciones

El invierno puede ser la época ideal para revisar algunos de los elementos de la casa menos visibles. Por ejemplo, la instalación de las cañerías y del servicio del agua y el estado de los sanitarios. En contra de lo que muchas veces se cree, las cañerías también tienen una vida limitada.De hecho, en el COAATM calculan que a partir de los 25 años de vida, su rendimiento empeora sensiblemente.

Durante la espera, lo aconsejable es limpiar una vez cada seis meses el bote sifónico (en verano, por tanto, hay que volver a remangarse la camisa), chequear una vez al mes el buen estado de la llave de paso y pasar examen a los grifos (comprobando que no goteen) dos veces al año. Por último, es recomendable recurrir a los servicios de un profesional una vez cada dos años para estar seguros de que el contador del consumo de agua funciona bien.

El invierno también es la época más apropiada para cerciorarse de que no hay señales que anticipen patologías estructurales y para revisar el buen estado de los cerramientos de las viviendas (suelos, techos y paredes). Una vez al año, por ejemplo, deberá revisar los tabiques para comprobar que no hay fisuras. Con los falsos techos, los pilares y los muros de carga hay que estar pendientes mes a mes.

Por otra parte, una vez cada cinco años se recomienda revisar el enyesado y la sujeción de las paredes alicatadas. Con la misma frecuencia hay que revisar las baldosas de los suelos y las moquetas. Los solados de madera, por su parte, necesitan pasar por la pulidora y por la barnizadora, al menos, una vez cada 10 años.

La pintura, por último, tampoco se debe abandonar por una cuestión de confort e higiene. Las paredes pintadas al temple se deben renovar una vez cada dos años. Las pinturas plásticas, barnizadas o esmaltadas pueden aguantar cinco años. Menos, en cualquier caso, de los seis años y medio que tardan los españoles, según las estadísticas, en repintar su casa. ¿Mucho trabajo? Mantener su casa al día bien vale un año de faenas.

 LAS REPACIONES Y REVISIONES DE SU CASA, MES A MES


 
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