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 DIRECTORIO   Viernes 19 de marzo de 2004, número 339
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NUEVOS COLONOS
Valderribas, cuatro años de crecimiento sin apenas comercios
El área acogerá a unos 20.000 vecinos cuando finalicen las últimas construcciones. «De momento, sólo hay un bar, una panadería y una farmacia», asegura un residente
MIGUEL ÁNGEL CENDEJAS
Ángeles, residente en Valderribas, junto a unos bloques de casas en construcción. / PEDRO CARRERO  
     

Desde donde históricamente acababa el pueblo de Vicálvaro, en la parte sureste de Madrid, hasta la estación de ferrocarril, se levanta el recién creado barrio de Valderribas. En apenas cuatro años, esta extensa franja de terreno, limitada por la vía del tren, se ha cubierto de obras y nuevos bloques de pisos de entre seis y ocho plantas de altura, unos ya habitados, otros en plena fase de construcción y algunos tan sólo anunciados por enormes carteles.

Las primeras promociones se entregaron hace dos años y todavía habrá que esperar otros dos ejercicios más para que finalicen las últimas construcciones, lo que conformará un área que previsiblemente acogerá a 6.500 familias, es decir, unos 20.000 vecinos.

Sin embargo, lo más paradójico es que, a pesar de la importante concentración humana del vecindario, apenas existen comercios y de casi todos los locales comerciales aún penden carteles de venta o alquiler. Claudio, un residente de la zona, afirma que «no hay casi nada: un bar, una panadería y pastelería, una farmacia y poco más». Estas circunstancias han provocado cierta decepción de muchos de los compradores que esperaban encontrarse todas las comodidades de cualquier zona residencial.

El médico y las compras

Hace más de un año que Ángeles vive en Valderribas. Ella se queja de que «el médico está un poco lejos, al igual que la biblioteca. Ahora, con el autobús, es más fácil ir al cine, pero te sientes muy solo». Otro vecino explica que «para comprar cualquier cosa tenemos que subir a Vicálvaro y tardamos 20 minutos andando. En coche, podemos ir hasta el Carrefour de Las Rosas o al centro comercial de Valdebernardo».

Esta zona no dispondrá de centro de salud hasta 2006, fecha en la que está previsto que finalice la construcción del edificio. Hasta ese momento, los vecinos deben trasladarse hasta Villablanca, en el antiguo pueblo de Vicálvaro, que se encuentra a unos 15 minutos a pie. Otras necesidades importantes, como la educación, tampoco están del todo cubiertas. Afortunadamente, dentro de unos pocos meses, Valderribas por fin contará con un nuevo colegio y, más adelante, con una escuela infantil junto al futuro centro de salud. En cambio, las comunicaciones son excelentes gracias a la proximidad de la estación de ferrocarril y el Metro y a varias líneas de autobuses. Una de ellas, la 71, ha modificado su trayecto para atravesar el barrio.

Entre semana, hay escaso movimiento en la calle de Minerva, eje central de este enclave. Abundan más los obreros que los vecinos. Junto a los bloques de pisos finalizados, hay una actividad constante de camiones, excavadoras y hormigoneras que causan no pocas molestias a los residentes. Esteban, uno de ellos, muestra una obra que «tiene dos generadores de electricidad que funcionan con gasoil y nos echan unas fuertes bocanadas de humo». No mucho mejor es la situación de los solares destinados a zonas verdes. Con tan sólo un par de papeleras y sin contenedores para el reciclaje de basura, estos terrenos aparecen repletos de escombros y basura.

Juan se ha trasladado al barrio hace sólo dos meses pero ya se ha percatado de que la zona no está todo lo limpia que sería deseable, «porque lo que queda entre la obra y la vía, que se supone que es un pequeño parque, está un tanto sucio, demasiado descuidado. Supongo que mientras no acaben las obras no lo van a tocar, pero da la impresión de que hay obra para años».

La población que vive en Valderribas es mayoritariamente joven. Las circunstancias de los residentes son muy diversas. Esteban cuenta que en las reuniones de vecinos «suelen hablar sólo los más preparados o los más lanzados», y apunta que «en la piscina o en la escalera te encuentras personas de distintas procedencias».

Como en otras partes, los precios de las viviendas de Valderribas también se han elevado considerablemente en apenas unos años. Según Esteban, que compró hace tres años, su casa le costó «alrededor de 162.000 euros». Y, en la actualidad, «ya me dan 240.000 o 300.000 euros», concluye.



 
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