Nº 09
Junio de 2002

Motor & Viajes    
       
EN DESCAPOTABLE


EL CORAZÓN DEL LOIRA
Por el Jardín de Francia
No hay comienzo mejor para un viaje en un coche descapotable que el bello valle francés bañado por el río Loira, declarado Patrimonio de la Humanidad, en el que, a lo largo de localidades como Saumur, Chinon, Villandry, Tours Amboise o Chaumont, entre otras, se suceden castillos de inigualable belleza
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PEDRO MADERA

Fachada del castillo de Artigny, en Montzabon, que forma parte de la sucesión de construcciones palaciegas en todo el Valle del Loira.

Al llegar con nuestro cabrio a Saumur, un ambiente especial envuelve toda la atmósfera. Estamos en Francia, en pleno valle del río Loira, en una de las maravillas del país vecino, declarada Patrimonio de la Humanidad. Sin duda, merece el título. Aquí, el tiempo no tiene prisa y nos permite disfrutar de la vida, entre los castillos que pueblan este valle.

Aparcamos nuestro BMW al llegar a Saumur y el primer castillo que divisamos es el de este municipio, famoso por sus caballos y sus vinos. Su castillo reconstruido a finales del siglo XIV se levanta imponente ante nosotros. Subimos a lo alto de su torre y tenemos unas excelentes vistas de los valles del Loira y el Thouet.

ENTRE BOSQUES Y RÍOS. Pero esto es sólo el principio. El Parque Natural del Loira va a ser nuestro compañero de viaje. Las carreteras son pequeñas y tienen muchos recovecos, pero así es mejor, ya que disfrutamos más de las vistas. Muy pronto, vemos cómo las laderas se pueblan de multitud de viñas y los bosques se suceden ante nuestros ojos. Estamos en el llamado Jardín de Francia. Aquí, conducir es un placer. Y si es un cabrio, mejor que mejor...

El río discurre salvaje a nuestro lado, cavando su lecho en las tiernas tierras de tiza que hay a nuestra vera. El azul de las aguas se mezcla con el verde de las laderas que nos acompañan. Tras pasar por pequeñas poblaciones que nos muestran el esplendor de la Francia más auténtica e histórica, la angosta carretera nos lleva hasta Chinon, donde la Edad Media resucita en su castillo y en las calles de su casco antiguo. Nuestro BMW no desentona con los vestigios del pasado. Como dice el tópico, el lujo llama al lujo.

Desde Chinon, una larga carretera recta que atraviesa el verde bosque nos lleva hasta Azay-le-Rideau, dejando a nuestra izquierda el castillo de Rigny-Ussé que, imponente, vigila nuestra marcha. El castillo de Azay nos sorprende por su elegancia y armonía de líneas; una fiel representación del Renacimiento francés.

Subiendo hacia el norte, pasando bajo la atenta mirada pétrea de los castillos de L’Islette y Chatonnière, Langeais es nuestra próxima parada. Aquí se yergue uno de los castillos más impresionantes de todo el valle, situado sobre un promontorio, en plena villa, construido en el siglo XV por Luis XI en sólo cinco años.

Muy cerca está Villandry, con un castillo de construcción sobria pero con unos maravillosos jardines-huerta. Río arriba llegamos a Tours, la capital de la Touraine, un punto ideal para descansar. Su luminosidad, el orden de sus calles y las altas torres de su catedral destacan sobre cualquier otra cosa.

Desde Tours descendemos hasta Montbazon, en cuyos alrededores está el castillo de Artigny, construido en el siglo XVIII y rodeado por 25 hectáreas de bosques y jardines. En dirección este, siguiendo por carreteras muy estrechas, llegamos a Chenonceau, cuyo castillo del siglo XVI es famoso en el mundo entero. Estamos ante uno de los estandartes del valle del Loira. Sus habitaciones quedan suspendidas sobre seis arcos que dejan pasar las aguas del río Cher entre ellos. Dejamos el Cher y volvemos a subir al Loira, que riega ahora las tierras de Amboise, una ciudad íntima, recogida y entrañable, última residencia de Leonardo da Vinci. Aquí nos podemos acercar hasta Le Choiseul.

El castillo de Chaumont, que mezcla apropiadamente el feudalismo con el Renacimiento, es la puerta de entrada a Blois, la capital comercial de la zona. Cargada de historia, su mayor orgullo es su magnífico castillo, construido entre los siglos XIII y XVII y que constituye una obra cumbre de la arquitectura civil francesa.

El final de nuestro recorrido está próximo. Chambord y Cheverny son las últimas paradas de nuestro viaje, con sus castillos escondidos en medio de unos bosques que sirvieron en su día para las cacerías reales y que hoy muestran las características comunes de todos los castillos del Loira. O sea, hospitalidad, creativa y suculenta gastronomía y delicados vinos. Una maravilla.




DATOS

 

  • DONDE COMER
    En Cheverny: Domaine de Cheverny (Tfno: 33/02 47 799 629). Es éste un buen lugar para realizar una parada si el viajero está harto de tanta arquitectura y necesita darle un homenaje al estómago. En Villandry: Château de Villandry (Tfno: 33/02 47 500 209). Puede ser una oportunidad para probar las excelentes verduras que se cultivan en los jardines de este bonito castillo.


  • ALOJAMIENTO
    En Montbazon: Château D’Artigny (Tfno: 33/02 47 343 030) supone un lugar emblemático dentro del turismo de castillos de lujo. Ofrece un excelente y completo servicio, así como una gran calidad en las habitaciones. Muy recomendables son el gimnasio, bien equipado, y la piscina cubierta, bajo los jardines. En Amboise: Le Choiseul (Tfno: 33/02 47 304 545). Se trata de otra apuesta de calidad; un establecimiento de categoría localizado junto al río, con un restaurante merecedor de dos estrellas Michelin.


  • DISTANCIA
    La ruta consta de 110 kilómetros.

 



 



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