Nº 09
Junio de 2002

Motor & Viajes    
       

Entre los hermosos jardines que rodean a los dos balnearios de la localidad corren las aguas termales, deseo de reyes y literatos

3 BAÑOS DE FITERO
Un ‘descenso a los infiernos’, un ‘ascenso a los cielos’

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SARA F. CUCALA

El Balneario Béquer posee hermosos jardines por los que passar y una piscina al aire libre climatizada

Hace calor. Mucho calor. El cuerpo desnudo sentado sobre uno de los muros de esa cueva de aguas termales lucha contra las bocanadas del diablo... inmediatamente se entiende por qué a aquel lugar se le conoce como la subida a los infiernos, cueva del diablo. Cuando tu cuerpo no resiste más, un terapeuta llama a la puerta de tu cueva y con la mirada en el techo envuelve tu desnudez y tus cabellos en una enome manta. Te alza del suelo y te tumba con mimo en una de las camillas. Te conduce a tu habitación, te cuesta en la cama y te pide que reposes unos minutos. El tiempo suficiente para que el cuerpo goce de los efectos de la estufa natural. Sólo le faltaba darte un beso en la frente. En esa espera en la que los minutos se postran horas, la mente se anima a repasar la historia del lugar.

LEYENDAS. Cuentan que en 1861 Gustavo Adolfo Bécquer se refugió en la habitación 314 de este balneario de Baños de Fitero con el fin de recibir un tratamiento terapeutico que le liberara de todos sus males de salud. Durante su estancia y ayudado por los paseos por los bellos jardines del balneario, consiguió la suficiente inspiración para dar a luz a dos de sus obras: El Miserere y La Cueva de la mora. El hecho le ha dado el nombre a este caserón decimonónico.

Y es que el manatial termal que posee la localidad de Baños de Fitero ha sido aprovechado desde tiempos de los romanos, los cuales construyeron una larga galería para captar esas cálidas aguas. Más tarde los iberos se instalaron en lo alto del cerro de Peña del Saco con el fin de disfrutar de ese bien natural que hoy en día se sigue tomando como bebida, baños, inhalaciones, duchas o estufas, estando indicadas para combatir reumatismos, gota, artrosis y alteraciones osteoarticulares, procesos bronquiales crónicos, faringitis, laringitis y algunos tipos de asma.

Estas aguas de Baños de Fitero las beben dos balnearios: El Adolgo Bécquer (los baños nuevos) y el Virrey Palafox (los baños viejos). Este último debe su nombre al que fue virrey de la Nueva España y obispo de Osma, Juan Palafox y Mendoza. Cuenta la leyenda que su madre se escondió entre los muros del balneario para dar a luz, en 1600, a su hijo, el cual no abandonó el lugar hasta que fue reconocido por su padre. Hoy, el hermoso edificio posee unas excelentes instalaciones.

Tras la inversión a los infiernos, no hay nada mejor que ascender a los cielos y dejarse acariciar por los chorros de la piscina-jacuzzi.




GUIA

 

DATOS PRACTICOS
Dirección: Extramuros, s/n. Fitero. Navarra.
Tfno: 948 77 61 00.
Internet: fitero.com/balneario.
Correo electrónico: balneario@fitero.com

ALOJAMIENTO
Balneario Bécquer dispone de 130 habitaciones dobles, 48 individuales y 12 con salón. El Balneario Palafox (948 77 62 75) tiene 49 dobles, seis individuales y ocho con salón.

En ambos los precios oscilan desde los 39 euros por la doble y desde los 49 euros las habitaciones con salón.

COMO LLEGAR
Baños de Fitero se encuentra a unos cuatro kilómetros del pueblo de Fitero, al sur de Navarra, en el límite con La Rioja y Zaragoza. Para llegar en coche se va por la autopista del Ebro, A-68, hasta la salida de Corella, luego seguir por la C-101 a 10 kilómetros.

 



 



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