Nº 09
Junio de 2002

Motor & Viajes    
       
AMERICA
EXQUISITA

Mientras su costa roza las transparentes aguas caribeñas y su corazón acoge las culturas de las tierras colindantes, la ciudad perdida de los mayas es un caprichoso paraíso

BELICE
Tierra de dioses, mar de sirenas
Los conquistadores españoles llegaron a Belice por tierra. Pedro de Alvarado, lugarteniente de Cortés, hubo de vérselas con los indígenas de la región antes de imponer su soberanía sobre una selva que se extendía por el Yucatán, Chiapas y El Petén, hasta el Caribe, porque los navegantes españoles no querían ni oír hablar de acercarse a la costa de Honduras...
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FRANCISCO LÓPEZ-SEIVANE

Sus transparentes aguas y su arrecife de coral, el mayor del hemisferio norte, suponen un auténtico deleite para los amantes del mar y del buceo.

... Septentrional, como se conocía entonces a la actual Belice. Inglaterra firmó acuerdos con el reino de España para permitir a los filibusteros la tala y comercio de árboles de caoba a cambio de que éstos cesaran en sus piraterías y ataques a los buques españoles. Así se asentó en aquellas tierras la primera colonia británica. En el siglo XIX, aprovechando la Guerra de Sucesión norteamericana y con una Guatemala débil y dividida, los ingleses declararon a Belice colonia británica, denominándola Honduras Británica.

La primera sorpresa del viajero es comprobar cómo la mayoría de los beliceños, una salsa mixta de africanos, latinos y europeos, habla español. Belice, por su clima, vegetación y atractivos representa algo muy parecido al paraíso. La auténtica capital turística es San Pedro, un pueblo de calles de arena y coloridas casas de madera, en la Isla de Ambergris. Este cayo es un manglar pantanoso e inhabitable en su mayor parte, pero a lo largo de la costa oriental se suceden una serie de hotelitos y bungalows, la mayoría accesibles únicamente por mar.

La ciudad apenas tiene media docena de bares tropicales y la mayoría de sus hoteles se distribuyen por la miríada de islas, cayos y atolones deshabitados del mayor arrecife del hemisferio norte, que corre paralelo a las costas de Yucatán y Belice. Quienes llegan hasta estos apartados lugares saben perfectamente lo que quieren. Por eso, pocos son los que vienen aquí solos. Lo hacen en parejas para bucear, leer, amar... incluso, casarse.

En Belice todo es despreocupado. Aquí la prisa no existe. Las cosas van a su propio ritmo y el tiempo no es un factor a tener en cuenta. La aceptable carretera que se dirige hacia el oeste apenas muestra otras señales de vida que alguna aldea ocasional que alinea un puñado de casas a ambos lados del camino. Numerosas sectas religiosas de inspiración cristiana —menonitas, adventistas, mormones, amish, entre otras— se han asentado en los alrededores, creando importantes comunidades agrícolas, cada una con sus peculiaridades.

San Ignacio, en el fértil valle del río Macal, a sólo 10 kilómetros de la frontera con Guatemala, es una próspera ciudad de 8.000 habitantes, la segunda en importancia del país, casi completamente hispana, en la que han recalado gran número de refugiados políticos y miembros de la guerrilla de El Petén. Muy cerca se encuentran las ruinas de Xunantunich, una antigua ciudad maya que controlaba el camino que va de Tikal al Caribe, a lo largo del río Mopan.

El más famoso de los Parques Nacionales de Belice, el Mountain Pine Ridge, hermoso espacio de espesos bosques, dramáticos valles y turbulentos ríos, fue el lugar elegido por Francis Ford Coppola para instalar el Blancaneaux Lodge, un hotel de jungla, en el que las lujosas cabañas, engañosamente rústicas, se esconden entre flores y exóticas plantas tropicales en lo alto de una arriscada ladera, por cuyo fondo brincan jubilosas y saltarinas las aguas del río Preservación. Es impresionante contemplar desde lo alto el ancho lecho de granito por el que las aguas van cincelando sus caminos.

En este idílico paraje se encuentra también el Five Sisters Lodge, otro conjunto de cabañas construidas artesanalmente que posee, incluso, un minúsculo funicular hidroeléctrico que desciende hasta el lecho del río, en uno de cuyos islotes de arena se levanta un romántico altar para celebrar enlaces matrimoniales.

DESCUBRIR EL INTERIOR. Hacia el sur, todo es terreno ondulado, alfombrado de selva y naranjos. Hacia el oeste sobresalen las alturas de las montañas mayas, corriendo paralelas a la costa. En el extremo septentrional de esta sierra se encuentra la Reserva de Cokscomb, un inmenso circo de jungla virgen donde viven los últimos jaguares que quedan en el mundo. Allí cerca, como si el tiempo no hubiera pasado, los garífuna, descendientes de los esclavos que se rebelaron contra los ingleses en la isla de San Vicente, se arraciman en un par de insólitas comunidades.

Llegar a Hopkins, el más garífuna de los pueblos beliceños, es como entrar en otro mundo: numerosas casas destartaladas construidas, sin orden alguno, sobre pilotes de madera, se esparcen entre la solitaria carretera y la inacabable playa de arenas blancas de coral. Allí suena la marimba, mientras los negros bailan la punta, arrastrando los pies y moviendo frenéticamente las caderas.

La comida, el idioma, de resonancias africanas, el color de la piel y las voluminosas redondeces de las matriarcas garífuna nos hablan de otros tiempos y nos regalan la inapreciable estampa viva de una cultura que apenas suma 8.000 individuos repartidos en pequeñas comunidades por el golfo de Honduras y que la UNESCO ha declarado recientemente Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.




DATOS

 

Geografía: Belice se encuentra fronterizo con México, al noroeste, y al este con Guatemala y al oeste con el Caribe.
Idioma: Inglés. Aunque también se habla español y un dialecto criollo del inglés.
Moneda: La moneda oficial es el dólar beliceño.
Clima: Es un ambiente caluroso y húmedo, sobre todo en la zona de la selva tropical.

    GUIA

  • COMO LLEGAR
    Iberia (Tfno. 902 400 500) tiene vuelos diarios a Belice, vía Miami, desde 827 euros ida y vuelta.


  • ALOJAMIENTO
    En el cayo Ambergris, el hotel Avalon Beach (tfno. 501 2 64 179), situado a 40 minutos en lancha de San Pedro, ofrece bungalows muy confortables y buceo diario en distintos puntos del arrecife. En Mountain Pine Ridge, Five Sisters Lodge (fivesislo@btl.net) tiene confortables cabañas y habitaciones. Blancaneaux Lodge cuenta con una pista de aterrizaje propia que permite llegar en avioneta hasta la misma propiedad. Para el que busque un alojamiento más barato en Hopkins, una buena dirección es el hotel Hamanasi (info@hamanasi.com).


  • GASTRONOMIA
    Se puede degustar cocina típica de México, Estados Unidos y Gran Bretaña. Pero lo típico de Belice es el arroz y los frijoles acompañados de carne, verduras e incluso langosta, condimentados con especias y leche de coco o, en ocasiones, servidas junto a raciones de plátano frito. Para los que busquen un sabor más exótico, es posible degustar platos confeccionados a base de armadillo.


  • INFORMACION
    Para mayor información sobre actividades y lugares de interés, consultar la web: www.travelbelize.org

 



 



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