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 DIRECTORIO   Octubre de 2003, número 24
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ASIA LATENTE/
SINGAPUR
Un puerto abierto al mundo
Elogiada por sus progresos económicos y por el orden que reina en las calles, su verdadero mérito es haber urdido un tapiz multicultural con los hilos de civilizaciones milenarias
PATRICIA OSUNA
El distrito financiero muestra la faceta más innovadora de Singapur, la ciudad que no cesa de crecer y de abrir espacios como The Esplanade. / FOTOS: AGE FOTOSTOCK
   

De territorio breve y existencia intensa, esta isla varada cerca del ecuador, antigua colonia británica, ciudad-estado habitada por una miríada de gentes, vive a un ritmo trepidante y presume de una ecléctica y elaborada mezcla de culturas. Descendientes de chinos, malayos, hindúes y eurasiáticos imprimen...
...fuerza a su paisaje e invitan a adentrarse en la jungla humana de Singapur (porque de la natural apenas quedan cuatro hectáreas de manglares al norte de la ciudad). Su realidad social es tan singular como fascinante, legado de los primeros inmigrantes llegados de China, India y Malasia. Infatigables y luchadores, sentaron las sólidas bases de un multiculturalismo ejemplar al tiempo que transformaban un enclave pesquero, remoto y agreste, en una gran metrópoli.

La fisonomía de la ciudad continúa cambiando 200 años después, pero sigue un orden preestablecido. Porque Singapur es una ciudad risueña y segura pero, ante todo y por decreto, es pulcra y de trazado impecable. Sir Stamford Raffles, su fundador, no reconocería hoy las tierras pantanosas a las que llegó por primera vez en 1819.

Raffles anticipó que los chinos terminarían formando el mayor grupo étnico de Singapur, por lo que les asignó el área comprendida entre Boat Quay y Commercial Square para que fundaran su distrito. Decadente y masificado, Chinatown pronto se convirtió en un mosaico de coolies hacinados, teatros, shophouses (casas-tienda), sórdidos comercios y prostíbulos. En la actualidad, de aquel laberinto de miseria invadido por el opio sólo quedan tres shophouses recreadas por el Chinatown Heritage Centre, en el número 40 de Pagoda Street.

Aquí las calles no son muy anchas ni muy largas, y la canícula obliga a resguardarse bajo los toldos de los bazares —algunos atendidos por la tercera generación de dueños—, donde se venden desde cometas de papel hasta objetos taoístas. No muy lejos, en Club Street, el silencio anega las galerías y se cuela en austeros locales donde los ancianos juegan al mayong. La misma calle que por la noche se ilumina con neones y abre las puertas de animados restaurantes y pubs.

DUALIDADES. Que Singapur es una ciudad de contrastes excesivos lo demuestra el hecho de que en el barrio chino se levantan dos lugares sagrados de naturaleza antagónica, como el ancestral templo taoísta Thian Hock Keng —construido en honor de la diosa del mar Ma Zhu Po—, y el hindú Sri Mariamman, con su gopuram de vibrantes colores y antropomórficas deidades.
Junto a Chinatown, Raffles Place y el distrito financiero muestran la capacidad innata de la urbe para combinar credos taoístas, supersticiones y geomancias con el desarrollo urbanístico. Aquí los rascacielos amenazan con arrojarse al río Singapur porque, según el feng shui, el agua canaliza las buenas vibraciones y neutraliza las energías negativas. Un paseo en barca permite contemplar esta jungla de acero y cristal, a cuyos pies se levantan antiguos almacenes reconvertidos en restaurantes y bares. El trayecto conduce hasta Marina Bay, donde el Merlion —efigie mitad león, mitad pez—, custodia la entrada del río.

En esa arbitraria división territorial entre etnias dictada por Raffles, a los hindúes les tocó en suerte habitar un distrito al norte del río. Little India, con sus tiendas de vistosos saris, puestos de frutas, ostentosos templos —como el de Sri Veeramakaliamman, dedicado a la diosa Kali— y joyerías que exhíben en sus escaparates ingentes cantidades de oro, se precia de ser una Nueva Delhi en miniatura. Cerca de Little India y al otro lado del Canal Rochor se pueden seguir las huellas de la comunidad malaya: Kampong Glam es el núcleo musulmán de Singapur y allí el art decó convive con las doradas cúpulas y minaretes de la Mezquita del Sultán.

El pasado colonial se concentra principalmente en torno a Padang, un campo de juego rodeado por los vetustos edificios del Ayuntamiento, del Tribunal Supremo, del Parlamento... y que hasta hace unos años se encontraban junto al mar. Hoy la panorámica queda limitada por el centro Esplanade-Theatres On The Bay, un complejo de artes escénicas conocido popularmente como Durian, por su original arquitectura que recuerda a esta fruta tropical. Sin embargo, el paradigma del periodo colonial es el Hotel Raffles, en Beach Road, donde «todo es muy Somerset Maugham», a juicio de un jovencísimo Pablo Neruda.

No colonial pero sí elitista es Orchard Road, fastuosa calle comercial donde los malls conservan la forma de gigantes templos, verdaderos altares del consumo. Y cuando no lo impiden las tormentas, que aquí caen con la pesadez ininterrumpida de un diluvio, se puede subir al Monte Faber y admirar la panorámica del puerto de Keppel y las islas meridionales, entre ellas Sentosa, a la que se llega en ferry o teleférico. Desde la limitada altura de Faber, surgen los relieves de Singapur y los sonidos de su frenética actividad portuaria, la misma que convirtió esta isla en una tentación para Occidente y en punto de encuentro de civilizaciones milenarias.

DATOS

Geografía: La isla de Singapur está situada en el extremo meridional de la península de Malaca, separada de Malasia por un estrecho. Comprende otras 59 islas que se esparcen al sur.
Moneda: El dólar de Singapur.
Clima: Tropical lluvioso.
Idioma: Hay 4 lenguas oficiales: inglés, chino mandarín, malayo y tamil.

GUIA

CÓMO LLEGAR

Singapore Airlines (Tfno: 91 563 80 01) vuela tres veces a la semana a Singapur desde Madrid, con escala en París.

DONDE DORMIR

Hotel Meritus Mandarin (333, Orchard Road. Tfno: 65 6737 4411), cinco estrellas en el centro comercial de la ciudad. Raffles Hotel (1, Beach Road. Tfno: 65 6337 1886) lujo colonial que ha contado con ilustres huéspedes. The Beaufort Singapore (Isla Sentosa. Tfno: 65 6275 0331) tiene admirables vistas y un exquisito balneario.

DONDE COMER

Club Chinois (1, Tanglin Road) sirve las nuevas tendencias de la comida china. Imperial Herbal (41, Seah Street) ofrece menús personalizados para cada comensal. Elai (52, Pagoda Street), comida japonesa en Chinatown.

MÁS INFORMACIÓN

En Internet (www.newasia-singapore.com) se puede encontrar información sobre el Jardín Botánico; el Jurong Bird Park y sus infinitas especies de aves tropicales; el Safari Nocturno y, en Sentosa, el Museo de Imágenes de Singapur y el Underwater World.



 
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