Fotografiados por José Ayma y Domenec Umbert

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 Madrileños

Cien años de
Alvarez Gómez

Liceu

Mª DEL CARMEN RODRIGUEZ
Empresaria
JAUME TRIBO
Apuntador del Gran Teatre

Las arrugas se ganan a pulso, sentencia Mª del Carmen, pero ella, a pesar de tener nietos, no luce ni una. Por su rostro no pasa el tiempo, igual que por la fragancia más madrileña del último siglo.

La tercera generación de la familia, formada por cuatro hermanos que se reparten equitativamente las funciones, continúa con la tradición iniciada a principios de siglo por tres primos procedentes de los leoneses valles de Babia y Laciana. En su primer local de la calle de Sevilla, se celebraba una tertulia con variados personajes de la farándula, la política y la literatura.

Y fue allí donde un viajante reveló la fórmula de una colonia de origen centroeuropeo, a base de limón, bergamota, romero y geranio, entre otras notas florales. Los hermanos Alvarez Quintero, La Chata, Lili Alvarez, Celia Gámez y los Bienvenida, encabezan una interminable lista de famosos que emanaban ese inconfundible y estimulante golpe aromático.

Mª del Carmen se ocupa de la atención al cliente, como lo hizo su padre y no sabe si lo harán sus hijos. Por lo pronto, estudian y trabajan fuera del negocio familiar. A esta madrileña, el recuerdo paterno y el roce con los clientes le ponen las pilas. Contribuir a que los demás estén a gusto consigo mismos monopoliza sus objetivos. /PILAR PORTERO

Lee y relee. Busca y compara, pero siempre se queda en el Gran Teatre del Liceu. Lo suyo es apuntar, en la Biblioteca de Catalunya, los datos que le permiten reconstruir los 150 años de historia del coliseo de la Rambla; en el escenario, a los cantantes despistados que no recuerdan la réplica de amor, de desamor, de celos o de venganza. Jaume Tribó es el apuntador del teatro, ese personaje que, escondido en la "concha", entre las tablas, en la oscuridad, trabaja para que los divos brillen siempre, para que su memoria traidora nunca les pueda jugar una mala pasada. Pero, durante estos años atípicos, desde que el incendio destruyó su casa en 1994, se ha encerrado entre las bóvedas y anaqueles para rastrear las incógnitas del pasado "qué y quién cantó aquella noche" y legar los anales del teatro.

Resigue la primera temporada en la Biblioteca de Catalunya, donde se tomó esta fotografía el 14 de junio a las 10 horas.

La música le acompaña las 24 horas del día y si se le borra el recuerdo basta con que se mire la mano para recuperar la memoria./NURIA CUADRADO

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