El Senado es la segunda cámara en España y sus funciones son de menor envergadura que las del Congreso. De hecho, su utilidad efectiva se ha cuestionado en diversas ocasiones, dado que es la Cámara Baja la que aglutina el poder legislativo. Esta discusión no es exclusiva de España, sino de todos los países bicamerales. En todo caso, actualmente, sólo existen diez democracias unicamerales, por lo que parece que las segundas cámaras están, de una forma u otra, asimiladas en los sistemas democráticos.

Es un órgano de representación territorial y esta formado por dos tipos de miembros. Un primer grupo de 208 senadores de elección directa, compuesto por cuatro senadores por cada provincia, dos por Ceuta y dos por Melilla. Y un segundo que se designa en las distintas Cámaras de las Comunidades Autónomas, las cuales pueden nombrar un Senador, y otro más por cada millón de habitantes de su respectivo territorio. Este año, hay 929 candidaturas presentadas al Senado. (Ver también: Las listas)

Es el Congreso de los Diputados, la más importante de las dos cámaras legislativas españolas. A pesar de su nombre, su poder es mucho mayor que el de la Cámara Alta (o Senado), y es que el término es una reminiscencia de la época en que sus miembros poseían un estatus social inferior por representar al pueblo llano. El ideal del Congreso es ser un reflejo fiel de la sociedad. Sin embargo, este objetivo no se ha conseguido en ninguna democracia occidental, ya que, las cámaras están monopolizadas por varones de clase media y estudios superiores, con un espacio mucho más reducido para las mujeres y los trabajadores manuales.

El Congreso está formado por 350 diputados: dos por provincia, uno por Ceuta y otro por Melilla; los 248 restantes se distribuyen entre las provincias en proporción a su población. Si bien, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que es necesario elevar a 400 el número de escaños, tal como permite la Constitución. Cuando se acordaron 350 representantes, España contaba con cerca de diez millones menos de ciudadanos.

En el hemiciclo, los escaños se ocupan de izquierda a derecha, en función del color político. Esta curiosa división es herencia de la Asamblea Francesa, donde los diputados del Antiguo Régimen se sentaron a la derecha del presidente, y los revolucionarios burgueses a la izquierda.

Este año se han presentado 883 candidaturas al Congreso. (Ver también: Las listas)

Es la unidad de representación del Parlamento. En España, las circunscripciones son nuestras 52 provincias, que se dividen en 34.662 Secciones Electorales. Cada circunscripción se define por sus límites geográficos, y a cada una se le adjudica un número de representantes en función de su población. Es por este motivo que en ocasiones se ha criticado la sobrerrepresentación de las zonas rurales en el Parlamento, y por lo que suele decirse que los votos se pagan más caros en las grandes ciudades. De este modo, el voto de un soriano valdría más que el de un madrileño, dado que en Soria se escogen tres diputados para representar a un censo de 78.535 personas, mientras que los 35 de Madrid representan a 4.458.435 ciudadanos.

La ley D'hont, cuyo nombre se debe al matemático belga que la inventó, es el sistema por el cual se atribuyen los escaños después del escrutinio. Esta ley comenzó a usarse en distintos sistemas proporcionales europeos a mediados del s.XX, aunque en España está corregida con sesgo mayoritario para favorecer la gobernabilidad.

Excluye en su cómputo a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3% de los votos válidos emitidos en cada circunscripción (votos válidos son los votos a candidatura más los votos en blanco) y la mejor forma para entender su funcionamiento es desde el simulador de elmundo.es.

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Una vez termina la votación, hay que empezar a contar papeletas frenéticamente. El escrutinio se realiza extrayendo el Presidente de la mesa, uno a uno, los sobres de la urna correspondiente y leyendo en voz alta la denominación de la candidatura. Para garantizar que los resultados se conozcan con rapidez, en cada mesa hay un representante de la Administración que, tras el escrutinio, recibe una copia del Acta y la comunica al centro de información provincial que corresponda. Sin embargo, días después de este primer escrutinio, el Ministerio del Interior vuelve a realizar otro recuento, que adquiere entonces carácter oficial.