Celdas de un hotel "cápsula" japonés en Tokio. Las dimensiones de las "habitaciones" se han reducido al mínimo.
Por Francisco Umbral
Todos los yupis tienen algo de japoneses y todos los japoneses tienen algo de yupis. Los japoneses llevaban mucho tiempo de sueño milenario, al margen de lo que ocurría por aquí, hasta que un par de bombas atómicas del señor Truman les despertaron con cierta brusquedad, y eso que el señor Truman era un presidente con buenas formas. Desde entonces, los japoneses decidieron que el fascismo nazihitleriano había sido un sueño, otro más, y se pasaron al enemigo, o sea el industrialismo yanqui, de modo que hoy es la Bolsa de Pekín la pagoda achinada que rige los atlas del dólar y los yupis japoneses de la gran ciudad duermen en hoteles cápsula, salvo el fin de semana, en que vuelven con sus familias a un sueño imperial de miles de años y con barbacoa.
Los japoneses son unos genios de lo pequeño y han conseguido el reloj más pequeño del mundo, y el avión más pequeño y el cine más pequeño y hasta el monumento más pequeño, tan pequeño que, claro, deja de ser un monumento. Son los hombres/cápsula. Su secreto consiste sólo en copiar todo lo que hacen los occidentales y reducirlo a escala hasta lograr la astronave/caja de cerillas. Tienen complejo de isla y ahorran espacio en todo. Sus gheisas apenas ocupan lugar en la cama. Cuidado con ellos, que las marabuntas también eran pequeñas, y ya ven.
Fotografía S. Lehman
