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ANDALUCIA. GOLF BAJO EL SOL.

Lo quiera o no, el destino de la mayor de nuestras comunidades (87.268 km2) está regido por el sol. Con una media de 2.859,9 horas al año, ninguna otra comunidad la supera, ni siquiera Canarias (2.669,4). Para lo bueno y para lo malo, pocos son los rasgos andaluces que no tienen que ver con él: la siesta, el paisaje, el carácter de sus gentes y, cómo no, el turismo. Este sambenito, combinado con las playas, es el mayor reclamo para sus casi 20 millones de turistas anuales, de los que seis millones llegan del resto de España.

Pero hay otros. El astro rey también ha sido fundamental para que dentro de Andalucía se haya configurado la mayor zona de ocio de Europa para la práctica del golf: la conocida como Costa del Golf, que comprende tanto Málaga y su costa, como el litoral de Cádiz desde Sotogrande hasta San Roque. Ello a pesar de que también se trata de la región española más castigada por la sequía (y vuelve a salir el sol).

Paradojas aparte, el golf está de moda en nuestro país. Ballesteros y otros deportistas contribuyeron a popularizarlo. La Ryder Cup celebrada en el Club Valderrama de Sotogrande en 1997 -dicen que el mejor campo de Europa- y el fenómeno de Sergio García le han dado el espaldarazo definitivo. Andalucía, donde se concentra el mayor número de clubes y de campos de toda España, lidera esta moda: dispone de una de las mayores canteras de golfistas del país y sus campos se cuentan entre los preferidos por los amantes de este deporte gracias a la calidad de sus infraestructuras, la diversificación de la oferta y, como era de esperar, la bonanza del clima, que permite salidas al campo en todas las épocas del año.


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ASTURIAS. LAS PIEDRAS MÁS NATURALES.

En lo del turismo rural, Asturias tiene mucho que decir. Pionera en el concepto al recuperar como hotel de cuatro estrellas una casa rectoral en el núcleo de Taramundi -años 1981-82, el objetivo inicial fue salvar un municipio gravemente amenazado por el despoblamiento-, conformó además la primera pieza digna de tal nombre para la Organización Mundial del Turismo.

Desde entonces, otras regiones han seguido su ejemplo, pero para muchos este tipo de turismo permanecerá por largo tiempo ligado a esta comunidad. El entorno natural fue la primera motivación del millón y medio de turistas que Asturias recibió el año pasado (73,1% procedente de otras comunidades). En la cola, el patrimonio cultural, que sólo atrajo al 2,5% de sus visitantes.

Tras este bajo porcentaje late quizá el escaso conocimiento que se tiene de las manifestaciones culturales de esta comunidad -empañadas sobre todo por un patrimonio natural tan rico- y, más concretamente, del prerrománico asturiano. Sin embargo, se trata de la primera manifestación medieval (última del Imperio romano si se prefiere) de la península, símbolo de su primer reino cristiano, embrión de la España que hoy conocemos. Un arte no tan exuberante o espectacular como el que acostumbramos a apreciar en catedrales y otras edificaciones, pero con atractivos tan poderosos como su conservación prácticamente intacta o su ubicación en medio de parajes rurales a las afueras de las poblaciones. Algunos de estos monumentos sólo se pueden visitar previa cita concertada.


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ARAGÓN. AVENTURAS EN ALTA MONTAÑA.

Pioneros en acoger a los primeros esquiadores -en los años 30 y 40, Candanchú era una de las pocas estaciones que existían en España-. Desde entonces y como media, 1,5 millones de deportistas pasan todos los años por sus instalaciones. Aragón acoge hoy por hoy un tercio de este deporte en términos generales. De los argumentos que lo han hecho posible dos destacan sobre el resto: la calidad de la nieve (parte central de alta montaña) y la seguridad (con más de 800 cañones que completan la innivación natural), además de la variedad de las pistas o la belleza de sus enclaves. El último hito ha sido el colocar la mitad de sus estaciones (tres) entre las cinco primeras de España que han conseguido el sello de calidad.

Quizá esto no le sorprenda a nadie, pero sí el descubrir otros aspectos de la comunidad maña no tan populares, como la práctica de esos deportes conocidos como de aventura y que están experimentado un enorme crecimiento en los últimos años. Esta modalidad de turismo comenzó a desarrollarse de una forma organizada hará unos diez años. La idea era aprovechar los meses fuera de la temporada de nieve y abrir paso a otras actividades que no dependieran del elemento blanco. Lo consiguieron.

Descenso de barrancos, espeleología, rafting, piragüismo, hidrospeed, escalada, travesía de montaña... así hasta 20 o 30 actividades distintas, practicables todas en otros puntos del país. Pero la novedad de Aragón, lo que de verdad le distingue, es el privilegiado recurso natural con que cuenta. Una orografía espectacular salpicada de profundos barrancos, cerradas gargantas y abundantes pozas y cascadas que impresiona al principiante y satisface al más exigente.


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BALEARES. ENTORNO RURAL Y MUCHA MARCHA.

Creció primero a golpe de hippies, luego de modernos y marchosos y en los últimos años de talonario alemán. Pero en todo este tiempo algo ha permanecido inalterado: el ser la meca por excelencia del turismo. Más sagrada aún para noctámbulos y quienes buscan algo más que tirarse a tomar el sol en la playa y comer en los chiringuitos.

La oferta de ocio nocturno de Baleares sigue siendo una de las mejores de toda Europa y acaso del mundo. Sólo en Mallorca se concentran alrededor de 100 establecimientos entre salas de fiestas, de baile, discotecas y cafés-concierto. Locales que han ido renovándose con los tiempos y las modas, sacrificando número por capacidad de aforo y ganando en calidad. ¿Calidad para tomar copas? Por supuesto. Calidad en el servicio, en los equipos de sonido, las luces, los animadores...

Y a tan sólo unos pocos kilómetros, apenas un cuarto de hora, toda la tranquilidad que se quiera para comulgar con la naturaleza más genuina.

La modalidad de turismo rural es relativamente reciente en el archipiélago. Aunque se inició hace más de una década, los mallorquines -donde comenzó- no apostaban mucho por el invento al principio: ¿cómo iban a ir al interior los visitantes teniendo las playas? Hoy existen 88 fincas que se han extendido también a Menorca e Ibiza y siguen aumentando. Sólo falta que no ocurra como con el litoral y no se dejen "colonizar" por las tropas germanas, habida cuenta de que alrededor del 80% de sus inquilinos son extranjeros, la inmensa mayoría de esta nacionalidad.


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CANARIAS. EXOTISMO MÁS ALLÁ DEL LITORAL.

"Yo nunca bajé a la playa. ¿Para qué, si aquí me puedo lavar? Nunca sentí curiosidad". Pocas personas podrían creer que esto lo dijo un canario. Pero así fue.

La anécdota no representa ni mucho menos al pueblo isleño; sin embargo, es muy significativa. Algo habrá en el interior del archipiélago para que un oriundo no sienta la curiosidad siquiera de asomarse al límite de sus tierras.

Tradicionalmente, las playas, junto al clima, han sido y son el principal motivo para visitar las islas. El 60% de sus visitantes (unos 13 millones anuales, de los que 1,5 son nacionales) así lo confiesa. No les faltan argumentos: kilómetros de arena rubia, roja y negra premiadas por la UE por su calidad, limpieza y seguridad, enmarcadas en parajes espectaculares y con el clima más subtropical de España.

Sin embargo, lo que Canarias puede ofrecer, con plena seguridad de que ningún otro punto del país le iguale, es su particular naturaleza, marcada por su origen volcánico hace ahora 40 millones de años y valorada en 3,2 billones de pesetas. Tanto es así que en el 1,5% del territorio español se asientan cuatro de los diez parques nacionales existentes, la mitad de la flora endémica del país y cerca de la cuarta parte de los hábitats naturales de la Unión Europea.

Desde La Palma hasta Lanzarote, cada una de las siete islas que conforman el archipiélago no sólo es diferente al resto, sino que en sí mismas ofrecen una diversidad paisajística increíble en tan reducidas dimensiones, gracias a los microclimas y las diferencias de altitud. Eso, amén de las especies terrestres, con una endémica cada dos km2 de superficie (3.753 en total).


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CANTABRIA. LA MAR DE DEPORTES.

Alguien dijo una vez que "en Cantabria el medio natural es como la humedad de algunas bochornosas mañanas de julio. Lo impregna casi todo".

Evidentemente, esto lo dijo un cántabro, o al menos del litoral, porque eso no ocurre en el interior. De cualquier forma, no le faltaba razón. La naturaleza cántabra es de las más ricas del país, casi lo mismo que decir de Europa. Dos grandes áreas naturales -la Marina y la Montaña- conviven en poco más de 5.000 km2, proporcionando alimento a un sinfín de especies de flora y fauna, destacando hayedos, robledales, las poblaciones de grandes vertebrados como osos, lobos, águilas reales y otras especies del medio marino. Todo ello ubicado en un entorno de enorme valor paisajístico, combinación de un interior abrupto y un sinuoso relieve costero.

Uno de estos relieves es el de la bahía de Santander, hermoso paraje cuya superficie se ha reducido en más de un 50% en el último siglo por la acción del hombre. Se trata de la única bahía de todo el Cantábrico entre Bayona y A Coruña. Esto la convierte en una franja privilegiada en esta zona de la costa para la práctica de ciertos deportes náuticos, ya que sus condiciones especiales guarecen de la agresividad de la mar abierta -habitual en el Cantábrico- y permiten la navegación durante todo el año.

Vela, remo, pesca submarina y deportiva, esquí náutico, motos de agua y excursiones con todo tipo de embarcaciones. Casi todo lo que a uno se le pueda ocurrir en una parte del litoral a la que tradicionalmente se mira poco para realizar este tipo de actividades.


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CASTILLA LA MANCHA. NATURALEZA A TIRO HECHO.

Ninguna otra región española alcanza a igualar su riqueza cinegética. Los castellano- manchegos tienen en su tierra representación de prácticamente todas las especies objeto de caza del país y dicen que "también lo mejor" (ciervos, jabalíes y corzos en caza mayor, y perdices, conejos, liebres y palomas torcaces, en la menor). Algo que no asombra si se tiene en cuenta que casi el 90% de toda la superficie está acotada -en total, 7.100.000 hectáreas, de las que 6.800.000 están en manos privadas-.

Alrededor de 200.000 cazadores (unos 35.000 de otras comunidades, sobre todo Madrid y Levante) las rastrean cada año en busca de las mejores piezas entre una variedad que aseguran las diferencias de altitud (desde los 400 m hasta los 2.000), las climáticas, las montañas...

Esta naturaleza tan diversa, bien conocida por cazadores, no lo es tanto para el resto. Ni siquiera los oriundos le han prestado muchas veces la atención merecida. Hasta hace cuatro o cinco años, la red de espacios protegidos no ha cobrado verdadero impulso (en la actualidad sólo un 2% de su superficie está amparada por ley) y, de hecho, la declaración de la comarca del Alto Tajo como Parque Natural no se ha producido hasta el pasado 6 de abril -en breve se catalogarán otros 26 humedales y la comarca del nacimientos del río Mundo-.

De forma redondeada, cercada toda por sistemas montañosos, salpicada de valles y con extensas llanuras en su parte central, Castilla-La Mancha ofrece tanta variedad y singularidad como el resto de España, donde las zonas húmedas y las secas, más que alternarse casi aparecen con brusquedad ante los ojos del viajero.


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CASTILLA Y LEÓN. PRODUCTOS SAGRADOS.

Hablando de tópicos, pocos están tan manidos como las catedrales de Castilla y León. Las visitas a cualquiera de sus capitales giran en torno a estos grandiosos templos cristianos. Pruebe a perderse y preguntar, oirá aquello de "detrás de la catedral", "delante de la catedral". Totalmente inexcusable pero también imposible de evitar: todas las capitales, excepto Soria que la tiene en Burgo de Osma, albergan una catedral, y Salamanca, dos. Casi todas rematadas en estilo gótico, algunas constituyen los más bellos ejemplares del patrimonio histórico español.

Pero no sólo de catedrales viven los castellanoleoneses, la lista de bienes de interés cultural es innumerable: iglesias, ermitas, conventos, monasterios, palacios, castillos, etc. configuran una de las regiones con más patrimonio artístico cultural.

Otro apartado donde destaca entre el resto de regiones es en la producción de alimentos, la mayoría arrancados directamente de la tierra. En total, 21 marcas de calidad, tres a punto de hacerse oficiales y 18 productos preparándose para recibirla, lo que la convierte en una de las comunidades con mayor número de ellas.

En los vinos, la primera denominación de origen reconocida (1980) fue la de Rueda, después vendría Ribera de Duero (1982), Toro (1987), El Bierzo (1989) y Cigales (1991), más otras cuatro denominaciones de Vinos de la Tierra. En cuanto al resto de productos, baste mencionar algunos: judías del Barco de Ávila, carne de Ávila, cecina de León, jamón de Guijuelo, morucha de Salamanca, lechazo de Castilla y León, ternera de Aliste o queso zamorano.

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