Sin automóviles, electricidad, teléfono, electrodomésticos... La vida de la comunidad amish en Pensilvania, Estados Unidos, se desarrolla como hace casi tres siglos, cuando se instalaron allí huyendo de la vieja Europa. La endogamia, la estricta moral y su sentido espartano de la vida hacen del suyo un mundo aparte.


Texto y fotografías de Sylvain Grandadam


TOP  LA REVISTA
Reportaje