De repente, rico.
Es el sueño de todos, pero sólo los elegidos por la fortuna se levantan una mañana sintiéndose millonarios. Aquéllos que ven en la televisión sus números ganadores o reciben una llamada telefónica por la que se saben herederos de las riquezas del tío que emigró a Suiza. Y la vida les cambia, ¿o no?
Por Sebastian Vivas. Fotografia de Alfredo Caliz
|