Las mujeres de mi agenda


Las mujeres de mi agenda


SI SE DEJA MALTRATAR SIN EXIGIR reparo a su situación tiene usted bastantes posibilidades de encontrar mala muerte a manos de su compañero. Una mujer destazada al día ya no es maltrato sino vesania del género masculino hacia su par. Lo que está ocurriendo en España en el territorio doméstico no lo ponen en claro los sociólogos. "La maté porque era mía" es vieja conseja tal como la racial eximente por arrebato pasional como si no hubiera existido pasión en todos los crímenes que fueron aun no mediando diferencias de sexo. Las dificultades económicas, el alcoholismo o el paro no son explicaciones suficientes para la sangría femenina, o este país desde tiempo inmemorial se habría despoblado de mujeres. Todavía no nos ha explicado Luis Rojas Marcos, nuestro psiquiatra de moda en Nueva York, a qué obedece tal marea agresiva, porque el maltrato camina unido a la historia de la mujer, pero en Occidente, en lo que va de siglo, e incluso en España, esta muerte súbita en brazos de la domesticidad no era habitual o al menos no salía en los periódicos. No se sabe quién va corriendo por delante: si las casas secretas de acogida, la denuncia pública, la reforma de los procedimientos procesales, las campañas para quitarlas a ustedes el miedo, o los asesinatos. No es "crimen perfecto", no hay morbo ni intriga en la sangría: lo que leemos sobre ustedes son golpes de arrebato irracionales. Ni Jack el destripador ni Landrú ni el doctor Petiot; no hay nada literaturizable entre la mujer maltratada o muerta y su matador; en ocasiones ni celos. Un baldío pasional, el infinito hastío de una vida sin sentido. Yo creo que matan en ustedes la cotidianidad. La agresión a la pareja es la traducción vulgar de "el infierno son los otros", especialmente cuando son testigos de nuestra miseria. Les falta un Camus que escriba La extranjera sobre un acuchillamiento sin sentido en el pasillo.

Tendrán al menos claro que el macho zurrador es como el alcohólico que sólo tiene remedio en la templanza: si da una puede hacerlo 1000 y acabar en el delirio de reventarla habiendo perdido la medida de la iniquidad. El peor problema para ustedes es el yugo económico al que se uncen, aún peor que la zozobra de una separación con hijos. La matanza no cunde entre las clases acomodadas: la mujer maltratada es económicamente dependiente del compañero o no ha perdido la esperanza de volver a serlo. Y es que la mujer trabajadora y por ello autónoma es todavía un espejismo. La mujer que trabaja por cuenta ajena es mayoritariamente socorro de una economía familiar precaria que precisa de varios salarios. Así el trecho hasta la comisaría o el juzgado de guardia se hace más largo. Lo que no está muy claro es que la publicidad que se ha empezado a dar a este calvario femenino (ya es noticia de telediario) redunde en su favor. Siendo yo joven responsable de un diario, un editor prohibió publicar en él noticias de suicidios porque eran contagiosas. A lo peor tenía razón, porque hasta a una apaleada que denunció sus cuitas por televisión, el marido la quemó viva tras escucharla, y el martirologio no ceja. Proletaria del hombre y yunque de su martillo. Le va la vida. Rebélese.

LA MALTRATADA

EXPLICACIONES, las dificultades económicas, el alcoholismo o el paro no son explicaciones suficientes para la sangría femenina.

SIN LITERATURA, ni Jack el destripador ni Landrú; no hay nada literaturizable entre la mujer maltratada o muerta y su matador.



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