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sábado, 1 de noviembre de 1997
viajes
Ruta de la plata

Mérida, un don de Augusto
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La gravedad de las salas del Museo Nacional de Arte Romano, creado por el arquitecto Rafael Moneo, invita a una contemplación serena, reflexiva, del auge de esta "pequeña Roma".

El ambiente melancólico de antiguos esplendores envuelve al visitante entre los arcos del museo, inspirado en una basílica romana, continúa por el centro urbano, junto al Arco de Trajano, sobre el fabuloso puente que salva las aguas del Guadiana y ante el Templo de Diana y el pórtico del Foro. Unos y otros son el preámbulo necesario antes de desembocar en el romántico recinto arqueológico del Teatro, en cuyas gradas 6.000 espectadores se enfrentaban a una escena impresionante de intercolumnios, donde se situaban las estatuas de los dioses y los emperadores romanos. Ni el paso del tiempo, ni la sed de destrucción, que arruinó los edificios del Imperio para levantar la Alcazaba y las iglesias, consiguieron terminar con este teatro, que abre sus puertas a los actores durante el verano con su famoso festival.

No tuvieron tanta suerte el Anfiteatro y, mucho menos, el Circo, donde la imaginación puede reconstruir lo que el tiempo ha robado. La inmensidad del espacio dedicado a la diversión en la Mérida romana (declarada Patrimonio de la Humanidad) muestra el buen nivel de vida del que disfrutan sus habitantes.

Algo que también se puede rastrear en las edificaciones privadas: la Casa-Basílica, la Casa del Anfiteatro y la de Mitreo, cuya riqueza en mosaicos y pinturas murales dan idea de una vida acomodada, de la que aprendieron los invasores visigodos y árabes, que ha llegado hasta nuestro días. El viajero debe visitar también la Basílica de Santa Eulalia para conocer una obra visigoda que tuvo culto incluso en tiempos de la dominación árabe.

A éstos se debe la Alcazaba, cuya muralla se asoma al río dejando una vista panorámica inmejorable. Desde luego, la actual capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura tiene menos espacios lúdicos que la de antaño, pero la diversión se concentra en los bares de las calles Castelar, la Plaza de Santa María y la calle de John Lennon, subido a las alturas municipales como un nuevo dios mitológico.

El horario de visitas en Mérida es el siguiente: vestigios romanos de 9.00 a 13.45 horas y de 16.00 a 18.15 horas. El Museo Nacional de Arte Romano abre desde las 10 hasta las 14 horas y de 16 a 18 horas, salvo los lunes y los domingos por la tarde. Para obtener más información, el viajero deberá ponerse en contacto con la Oficina de Turismo de Mérida (Teléfono: 924-31 53 53).


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