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HECHOS PROBADOS
El Centro Superior de Información
de la Defensa (CESID) tiene su sede en Madrid. Desde el año
1981 y hasta 1991, periodo que aquí se tomará en
consideración, Emilio Alonso Manglano fue su Director
general.
En el año 1982, en el
CESID, dentro del Departamento de Acción Operativa, se
creó un gabinete de escucha de las bandas VHF/UHF, que
inició su funcionamiento bajo la responsabilidad directa
de José Manuel Navarro Benavente (fallecido con anterioridad
a la celebración de este juicio). En una primera fase,
de 1982 a 1984, el gabinete contó con un escáner,
de carácter no profesional.
En el año 1984, el escáner
fue sustituido por un receptor de la marca Rohde Schwarz (ESM
500B), que podía captar las emisiones que discurrieran
por las bandas de frecuencias, de las que podía memorizar
hasta 90; o bien el «barrido» de todo el margen
de frecuencias que le permitía su capacidad.
Además de captarlas,
grababa las emisiones detectadas en cualquiera de esas modalidades
de uso.
En el añoe creó
el llamado Centro de Vigilancia del Espectro Radioeléctrico,
al que se dotó de un aparato marca Thompson(CSF TRC 298),
en este caso con aptitud para operar en un área de frecuencias
más amplio: el comprendido entre los 20 y los 1350 MHZ.
Su modo de funcionamiento era sustancialmente coincidente con
el del anterior, si bien podía memorizar hasta 100 frecuencias.
Entre las posibilidades de captación
de emisiones de los aparatos reseñados estaba -a partir
de su puesta en servicio en 1982- la totalidad de las producidas
a través de la telefonía móvil automática
o TMA, incluidas aquellas en las que el usuario de un teléfono
de esta clase comunicaba con otro que lo fuera de uno de los
alámbricos o convencionales, de carácter tradicional.
Ello debido a que los sistema
de TMA se encuentran integrados en la red telefónica
conmutada y son una prolongación de la misma.
Las bandas de frecuencias asignadas
a la TMA (conocidas, por serlo en virtud de una decisión
administrativa dotada de publicidad) están reservadas
en exclusiva para esta clase de comunicaciones. En la época
de referencia, ocupaban siempre menos de un 6% del espectro
explorado por el CESID.
Centro del las frecuencias propias
de la TMA, cuando un usuario de este medio realizaba una llamada,
la asignación a la misma de un canal concreto, tenía
lugar de forma automática por la estación-base
de la célula correspondiente, en función de las
disponibilidades de uso de la red, en ese momento. Tal asignación
era impredecible. Por eso -en el periodo que se ha acotado y
con los medios del CESID de que se tiene constancia en esta
causa, que son los tomados en consideración- era imposible
la preselección de una abonado a los efectos de una eventual
escucha sistemática de sus conversaciones telefónicas.
Debido a esto, los operadores
del gabinete o centro de vigilancia del CESID contaban con capacidad
técnica para entrar en las frecuencias que sabían
reservadas a TMA, y, dentro de ellas, captar de forma aleatoria
conversaciones en curso y otras que fueran produciéndose.
Esto, tanto en el caso de que la comunicación tuviera
lugar entre usuarios de teléfonos móviles como
cuando éstos entraban en contacto con los de teléfonos
fijos.
Supuesto el más corriente,
dada la abrumadora desproporción en el número
de unos y otros. (En Madrid, los usuarios de TMA, que en 1984
ascendían a 479, fueron aumentando hasta llegar a 10.829,
en 1990).
Mas precisamente, la captación
de esa clase de comunicaciones fue, aunque no la principal,
una de las finalidades de la adquisición de esos equipos;
una parte de cuyo tiempo de uso fue invertido regularmente en
esa tarea.
La dotación personal
del gabinete de escuchar o Centro de Vigilancia fue la siguiente:
el ya citado José Manuel Navarro Benavente, ejerció
funciones de responsable directo durante todo el periodo de
referencia. Bajo su dirección actuaron: Visitación
Patiño Galán (desde el 30 de enero de 1985 al 13
de julio de 1988; y del 1 de marzo de 1989 al 9 de enero de
19991); Francisco Vallejo León (desde enero de 1990 hasta
abril de 1991); Juan Miguel Nieto Rodríguez (desde 1989
hasta 1993) y José María Vida Molina (desde 1989
hasta 1991).
José Manuel Navarro Benavente
estaba directamente a las órdenes de Julio López
Borrero, que tenía asignadas funciones de Jefe de área
o grupo. Y este mismo y el equipo constituido por los demás
mencionados lo estaban a las de Juan Alberto Perote Pellón,
en su condición de jefe del Departamento de Acción
Operativa.
En el marco que se ha descrito,
los que acaba de citarse actuaban como sigue. Visitación
Patiño, Francisco Vallejo León, José María
Vida Molina y Juan Miguel Nieto Rodríguez eran operadores
y procedían con los aparatos según alguna de las
aludidas posibilidades de trabajo de éstos. Conforme
a lo expuesto, se introducían en las bandas de frecuencias
de TMA para interceptar las comunicaciones de esa clase y las
de carácter mixto, y escuchaban las conversaciones interceptadas.
A la vista del contenido éstas, decidían mantenerse
en la escucha o desplazarse a otro canal. Todo ello mientras
el sistema grababa de forma automática.
Esta actividad de escucha de
comunicaciones de TMA, aunque no constante, sí era habitual,
de manera que todos los operadores citados tomaron conocimiento
de múltiples conversaciones, a lo largo del tiempo de
dedicación a esa tarea.
Las órdenes de trabajo
relativas a la modalidad de uso concreto de los aparatos las
recibían directamente de José Manuel Navarro Benavente,
al que entregaban después de las cintas con las grabaciones.
José Manuel Navarro Benavente, al que entregaban después
de las cintas con las grabaciones.
José Manuel Navarro Benavente
valoraba el interés de las conversaciones así
recogidas y, a tenor de esa valoración, las transmitía
a sus superiores, que, en función de la materia, las
hacían llegar luego a las divisiones de inteligencia.
Estas podían devolverlas con la indicación de que
fueran o no conservadas. En este caso, se mantenían en
un armario en la sede del propio gabinete.
José Manuel Navarro Benavente
recibía, normalmente, las órdenes relativas al
desarrollo de su actividad en el gabinete de escuchas, de Julio
López Borrero, su superior inmediato, al que daba, también
con regularidad, cuenta de los resultados. Juan Alberto Perote
Pellón, en razón de su rango, ejercía la
superior dirección de ese área de sus departamento
y recibía puntual cuenta de su rendimiento.
Emilio Alonso Manglano, directo
del CESID, como se ha dicho, a lo largo de todo el tiempo en
que acontecieron estos hechos, había tomado la decisión
de adquirir los aparatos vigilancia del espectro radioeléctrico
con la explicada capacidad de escucha de las comunicaciones
por TMA y con la previsión de ésta sería
una de las actividades a realizar con tales medios. Las escuchas
se desarrollaron siempre conforme a las lineas operativas del
centro, trazados por él mismo. Además, tuvo conocimiento
del curso regular de la interceptación de las comunicaciones
de TMA y conocimiento preciso de aquellas conversaciones consideradas
relevantes en función de los criterio de actuación
marcados por él mismo o que contaron, en todo caso, con
su aprobación.
Dentro de esa actividad del
CESID, se captaron, escucharon y grabaron, entre otras muchas,
conversaciones del Rey Juan Carlos (no consta fecha), de los
ministros Francisco Fernández Ordóñez (1990)
y José Barrionuevo Peña (1990), del parlamentario
socialista Enrique Múgica Herzog (1986), de vocal del
Consejo General del Poder Judicial, Pablo Castellano Cardalliaguet
(1986). También de Gustavo Durán Romero (1989
y 1990), Ramón Mendoza Fontela (1990), José María
Ruiz Mateos (1990) y Jaime Campmany Díez de Revenga (1985);
de responsables de la Asociación Civil de Dianética
(1987-1988).
Estas conversaciones, alguna
de las cuales tenía contenido de carácter puramente
sentimental -descrito como «palabras de amor» o «ligue»
en la etique de la cinta- se conservaron archivadas durante
años.
Un número indeterminado
de grabaciones, como también alguna documentación
relativa al funcionamiento del gabinete de escuchas llegó
a conocimientos de algunos medios de comunicación, por
vía o vías que no han podido determinarse.
El diario El Mundo, en su edición
del 13 de junio de 1995, publicó un estadillo manuscrito
por Juan Miguel Nieto Rodríguez al dictado de José
Manuel Navarro Benavente, realizado en las dependencias del
CESID, en el que se hace referencia a escuchas entre las que
se encuentran las relativas a las que se han hecho constar antes
como acreditadas en este juicio- El día 14 de junio de
1995 se presentó la querella que dió lugar a la
iniciación de estas actuaciones, formulada en nombre
de Jaime Campmany Díez de Revenga.