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1984: EL PROBLEMA DEL PARO
EL ESPECTADOR
La aportación de Manuel Fraga
JUSTINO SINOVA
La larga biografía política de Manuel Fraga transcurre
entre el franquismo y la democracia. Es un ejemplo notable de esos políticos
de enlace en los que se ha apoyado la transición española.
En ninguno de los dos periodos pasó inadvertido. Durante el franquismo
y como ministro de Información y Turismo se sumó a la apertura
mediante la elaboración de una ley de Prensa que suprimió
la censura.
La ley encerraba trampas mortales para empresas informativas y periodistas,
entre ellas la competencia administrativa para sancionar (y que permitió
la clausura de varios medios), pero entreabrió la puerta a la información
en un régimen cerrado y permitió pensar en el futuro. En la
democracia, tras un primer aspaviento bronco (dio la espalda a Adolfo Suárez,
a quien consideraba incapaz de realizar la tarea que el Rey le encomendaba),
colaboró con su gran capacidad de trabajo y sus conocimientos jurídicos,
como ponente, a la redacción de la Constitución. Para muchos,
su aportación más importante consistió en incorporar
el franquismo sociológico al nuevo sistema dentro del partido que
fundó, Alianza Popular.
Luchó esforzadamente por situar a su partido en un lugar relevante,
pero tuvo que aceptar que él nunca ganaría unas elecciones
generales. En esas circunstancias, facilitó el relevo, no sin tensiones,
y se retiró a su tierra, Galicia, donde logró su sueño
de arrasar en las urnas. La democracia española no puede entenderse
sin Fraga, un hombre de temperamento difícil (a veces, su peor enemigo
y causa de varios desencuentros) que trabajó lealmente.
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